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Naturgy blinda su contrato con Sonatrach mientras aclara el futuro de los fondos

Cierra la renegociación con Argel pese a la tensión política

PABLO MONGE

Naturgy cierra frentes. La compañía que preside Francisco Reynés tiene previsto anunciar de forma inminente el acuerdo con la argelina Sonatrach sobre la revisión del precio de su contrato de suministro de gas natural, según aseguran fuentes próximas a la compañía. El compromiso acabaría con meses de incertidumbre, avivada por los desencuentros entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Argelia tras el giro español en el Sáhara.

La gasista española nunca ha visto peligrar el contrato. De hecho, ha reiterado que el país argelino es un socio fiable. El problema se ha concentrado en las pretensiones económicas de Argel, que ha aprovechado la guerra de Ucrania y las restricciones de suministro para hacer valer su posición como proveedor. Las citadas fuentes se limitaron a asegurar que el pacto se ha cerrado en línea con la situación del mercado. Se trata de contratos sometidos a fuertes cláusulas de confidencialidad.

El consejero delegado de Sonatrach, Toufik Hakkar, avanzaba hace apenas días que las conversaciones estaban en su recta final, al tiempo que dejaba claro que no habría fumata blanca a precio de saldo. “Tenemos 11 clientes, llegamos a un acuerdo con 6. Faltan 5. Esperamos llegar pronto a un acuerdo para subir el precio”, aseveró.

Naturgy conseguiría con la rúbrica conjurar un claro factor de desestabilización. La compañía ya ha tenido que echar el freno a su proyecto de escisión, el denominado Proyecto Géminis, debido al contexto del mercado. La iniciativa, que suponía la segregación de los negocios regulados y los liberalizados, no se llevará a cabo en el plazo previsto –antes de final de año– y obliga a la sociedad a mirar a 2023. Al tiempo, los fondos que actualmente forman el capital están en periodo de cumplir ciclo y dar por buena su inversión, hasta ahora con jugosas plusvalías latentes.

Fue en septiembre de 2016 cuando GIP irrumpió en el capital de la gasista. Dos años después, CVC –­asociado con Corporación Financiera Alba, el brazo financiero de los March– compró el histórico 20% de Repsol. De estas efemérides se cumplen seis y cuatro años, respectivamente. Un plazo más que razonable para que los fondos completen un ciclo en la compañía y busquen la salida, tal y como se barrunta el mercado.

El proyecto Géminis era interpretado como una palanca para facilitar la salida de los fondos, pero su parálisis hace al mercado buscar otras alternativas. Según explican fuentes financieras, el interés entre los fondos internacionales es patente y tratan de posicionarse en caso de que surja la oportunidad.

En todo ello emerge el papel de Total. El mercado sitúa a la petrolera francesa como uno de esos posibles interesados. Con 30.000 millones en caja, cuenta con el músculo suficiente para adquirir tanto la participación de estos fondos como algunos activos, principalmente los no regulados. El momento crítico en el suministro de gas en Europa y las implicaciones políticas de la operación, con las elecciones a menos de un año, complican una transacción.

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