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Ezentis pide el preconcurso de acreedores y obtiene cuatro meses para negociar su rescate

La firma de ingeniería achaca a las tensiones de tesorería su imposibilidad de garantizar la viabilidad de la sociedad

Ezentis ha solicitado este jueves el preconcurso de acreedores, presionado por su complicada situación financiera y meses depsués de que la SEPI le dijese no a su rescate. Esto supone que la compañía tiene cuatro meses para poder negociar con sus acreedores un acuerdo que la libre del concurso y reestructure su pasivo, de 157 millones al final del primer trimestre y con impagos de seis millones.

La compañía ha justificado la petición de preconcurso, que ha registrado ante un juzgado de Sevilla, por "las tensiones de tesorería que viene sufriendo Ezentis en los últimos meses la misma se encuentra en una situación de insolvencia inminente, que podría devenir actual en las próximas semanas".

Asimismo, la empresa ha comunicado que ha abierto este proceso tanto para la matriz como para sus filiales en España y para la filial de la sociedad en Alemania, donde ha presentado una declaración de insolvencia ante el organismo correspondiente. La firma de ingeniería ha explicado que tras meses de trabajo en un plan de viabilidad para la Sociedad, no han podido garantizar la misma ni la entrada de caja, "habiendo recibido apoyo tanto por parte de su principal cliente —Telefónica— como de las entidades financieras"; de modo que recurre al preconcurso de acreedores ante "una situación de insolvencia inminente, que podría devenir actual en las próximas semanas". 

En este tiempo, Ezentis había contratado a PwC para que intercediera en la financiación y habían contado con Deloitte como asesor. La compañía perdió 144 millones de euros en 2021 y entró en patrimonio neto negativo, de 163 millones de euros, a cierre de ese ejercicio. En condiciones normales, la ley obligaría a la compañía a ajustar su balance en los cuatro primeros meses del año para evitar el preconcurso de acreedores. Pero la moratoria concursal, en vigor desde 2020 y que expiró el 30 de junio, ha dado más tiempo a la compañía.

La empresa, que contaba con unos 15,1 millones en caja a cierre del primer trimestre, admitió en su informe trimestral que arrastraba impagos en su deuda, por un total de 157 millones hasta marzo. A cierre del pasado ejercicio estos impagos ascendían a seis millones, de los cuales 1,57 millones corresponden a intereses y otros 4,1 millones a uno de los tramos de su financiación sindicada, que expiraba el 31 de enero.

Los acreedores concedieron una dispensa del pago de estas cantidades y del cumplimiento de los covenants (compromisos financieros adquiridos con los bancos) hasta el pasado 30 de abril, y han presionado en los últimos meses para que la empresa resuelva la situación. La banca española se encuentra entre los principales propietarios de la deuda; en concreto, figuran el Banco Santander, BBVA y Bankia. Los otros acreedores son el Banco Pichincha, EBN y los fondos Muzinich y Arcano.

Como último recurso, Ezentis solicitó 70 millones de euros al Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas para asegurar la viabilidad de la empresa. La petición llegó a mediados de junio, a escasos 15 días de que finalizara el plazo para solicitar la ayuda. Tras un primer rechazo, la compañía había pedido a la SEPI que reconsiderase su rescate público, pero sin éxito.

Después, el Consejo de Administración examinó otras opciones para refinanciar su deuda. Y en su última junta de accionistas el presidente, Enrique Sánchez de León, pidió el apoyo de los accionistas para la refundación de la empresa y el nuevo plan, que requeriría una aportación de fondos. El principal accionista de la compañía es el empresario José Elías Navarro, con el 28% del capital, y dueño también de Audax, con la que promovió una fusión que paró la CNMV, y de la cadena de supermercados La Sirena.

La confianza del presidente de la antigua Avanzit en superar la crisis no contagió al mercado. Con el negocio en pérdidas, las deudas y las operaciones corporativas fracasadas llevaron al valor de sus títulos a mínimos históricos. En lo que va de año, sus acciones se han dejado un 63% y cotizan a 0,075 céntimos de euro. De hecho, la empresa de instalación de infraestructuras de energía y telecomunicaciones nunca había valido tan poco: su capitalización bursátil actual es de unos 35 millones de euros.

Tampoco ayudó la presentación de sus últimos resultados, cuando la empresa anunció una reducción del 12% en su facturación en el primer trimestre del año, impactada sobre todo por el cese de actividades en Chile y Perú; una decisión que Ezentis justificó con su intención de concentrarse en su negocio en Europa y Brasil. Su retirada del mercado latinoamericano siguió al fracaso en la venta de sus negocios en Chile, México y Perú por 40 millones. Es clave en su negocio el papel que juegue Telefónica, su principal cliente. Y cualquier plan de salvamento de la compañía implica el apoyo explícito de la gran teleco española, que aporta buena parte de su negocio.

El hueco contable se agravó luego de que Ezentis identificara “una serie de irregularidades” en la información presentada en los ejercicios anteriores a 2021, por un importe conjunto de 12,4 millones de euros.

La inestabilidad de la empresa deja en vilo a unos 8.000 empleados, que confiaban hasta el último minuto en la posibilidad del rescate de la SEPI para garantizar la viabilidad de la empresa. Ezentis ha insistido en su comunicado de este jueves que seguirá trabajando "sin descanso en asegurar la continuidad de la Sociedad y sus filiales".

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