La Bolsa de Japón se aferra al terreno positivo en el año
La devaluación del yen ha ayudado mucho a la exportación
En lo que está siendo un difícil ejercicio para la mayoría de los mercados bursátiles de países desarrollados, los inversores japoneses han visto cómo su índice de referencia, el Nikkei 225, se consolida en terreno positivo. Este selectivo es, junto con el británico Footsie 100, uno de los pocos que no está en pérdidas en 2022.
Ayudado por la debilidad del yen y los continuos estímulos del Banco de Japón, el índice nipón superó esta semana a sus homólogos y ya ha conseguido borrar las pérdidas en el balance de lo que va transcurrido en el año.
En lo que va de ejercicio, la Bolsa nipona ganaba hasta el pasado viernes un tímido 0,46%, que se ha quedado en un 0,01% por las caídas de la sesión del lunes. Estos números aún verdes contrastan con otros mercados, como el S&P de EE UU, que pierde entorno al 10%; el alemán, que cede casi un 15% o el chino, también con un 15% de caída.
Mientras los bancos centrales de todo el mundo han endurecido su política monetaria ante el aumento de la inflación, el de Japón ha desafiado las convenciones y ha mantenido unos tipos de interés mínimos para reforzar su tambaleante economía.
Esto ha contribuido a devaluar el yen, una de las divisas con peor evolución este año. A cambio, la debilidad de su moneda ha hecho que las empresas exportadoras japonesas hayan superado las expectativas de ventas, lo que ha espoleado su evolución bursátil.
La mejoría del Nikkei 225 no se ha producido de forma aislada. En las últimas cinco semanas se ha registrado un repunte de la Bolsa de Estados Unidos, lo que ha contribuido a mejorar el sentimiento hacia el mercado bursátil mundial, ayudando a impulsar las recientes ganancias en Japón.
Los estrategas de Jefferies ven algunos elementos que podrían seguir impulsando al Nikkei, incluyendo un repunte de la oferta monetaria, la confianza del consumidor y una perspectiva económica positiva. El PIB japonés creció en el segundo trimestre un 0,5%, frente al estancamiento registrado entre enero y marzo.
El reverso de esta bonanza económica está en la inflación. El índice de precios al consumo (IPC) de Japón subió en julio un 2,4 %,un nivel no visto desde hace siete años y medio en un país que durante años ha tratado de combatir la deflación y que se enmarca en la dinámica inflacionista global motivada por el encarecimiento de la energía y las materias primas.
Si los precios siguieran subiendo con fuerza, el Banco de Japón tendría que replantearse su política monetaria, como han hecho el resto de grandes bancos centrales.