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Crónica de Bolsa

El Ibex sube un 1,3% en la semana del BCE y se aferra a los 8.000 puntos

Tono positivo en toda Europa

Mapa Bolsas

Primera subida de tipos en la eurozona en 11 años, tensiones geopolíticas con la energía en el punto mira, crisis política en Italia, campaña de resultados y referencias macroeconómicas. Este ha sido el escenario al que han tenido que hacer frente los inversores a lo largo de la semana. A pesar de esta intensidad los mercados europeos han sido capaces de sortear los obstáculos y mostrar una mayor estabilidad de lo esperado. El Ibex 35 no ha permanecido ajeno a esta corriente y aunque los movimientos han sido limitados, el selectivo español subió un 0,49% el viernes, ganancias que en las últimas cinco sesiones se amplían a los 1,33%. El selectivo español recupera los 8.000 puntos y pone fin a tres semanas consecutivas a la baja.

Los bancos, que el jueves se vieron impulsados por el tono más agresivo del BCE, optaron un día después por la corrección. Aunque la subida de tipos ayudará a la banca a mejorar sus márgenes, los inversores optaron en la recta final de la semana por la toma de beneficios. Bankinter (-5,78%), Sabadell (-4,81%) y CaixaBank (-3,55%) lideraron las caídas, precisamente las entidades más beneficiadas por la subida de las tasas por su elevada exposición a las hipotecas variables. Santander y BBVA no escaparon a los recortes y cedieron un 0,84y 1,25%, respectivamente.

En el lado de las ganancias, las mayores subidas corrieron a cargo de Solaria (4,9%), Cellnex (3,77%) y Merlin Properties (3,75%).

El comportamiento del Ibex 35 se mantuvo en línea con el registrado por el resto de índices europeos en la jornada y la semana. Los inversores lograron sobreponerse a la caída de la actividad privada en la zona euro. El PMI adelantado de julio bajó a su nivel más bajo en 17 meses y se sitúa por debajo de los 50 puntos (49,4 puntos). Todo apunta a que la economía de la eurozona entrará en contracción en el tercer trimestre. El Dax alemán y el Cac francés avanzaron un 3% semanal, mientras el Euro Stoxx 50 sumó un 3,43%. El Mib italiano no quiso perderse la fiesta y, aunque el país se enfrenta a meses de inestabilidad política, repuntó un 1,33%.

Jesús Sáez, director de mercados de capitales para Iberia de Natixis, señala que la mayor contundencia mostrada por el BCE se podría compensar por la esperanza de que, quizás antes de lo previsto, la institución tenga que mover ficha en el camino contrario para cuidar el crecimiento. “Queda tiempo para eso, pero ahora mismo, el mercado descuenta que la subida de tipos seguirá hasta mediados de 2023, a partir de lo cual ya prevé algo de recorte en las tasas”, apunta.

Las compras no se limitaron al Viejo Continente. Aunque Wall Street cerró el viernes en rojo respecto al jueves (el Nasdaq cayó un 1,87% y el Dow Jones un 0,43%), sus principales indicadores subieron entre un 1% y un 2% en la semana. Los descensos del viernes se deben a la debilidad de los datos macroeconómicos (el PMI compuesto bajó a los 47,5 puntos, mínimos de junio de 2020) y a las caídas de las tecnológicas, lastradas por los datos de la red social Snap, que registró el menor crecimiento de sus ingresos en un trimestre desde que cotiza en Bolsa. Cerró la sesión con un retroceso del 39% y arrastró en su camino a Meta (-7,59%) y Pinterest (-13,51%).

La volatilidad que impera en el mercado no se circunscribe a la Bolsa. De hecho, es la renta fija, el activo más sensible a la subida de los tipos, el que más movimiento ha experimentado en las últimas jornadas. La aprobación del Instrumento para la Protección de la Transmisión (Transmission Protection Instrument, TPI), se tradujo en una caída de las rentabilidades de la deuda soberana. El descenso de las rentabilidades y consigue subida en precio de los bonos se extendió a lo largo y ancho de la eurozona, abarcando por igual a los títulos de la periferia como a los de los países más seguros. El bono alemán a 10 años bajó 19 puntos básicos y se sitúa al filo del 1%. Superiores fueron los recortes de la deuda con vencimiento en 2024, que cedió 227 puntos básicos, hasta el 0,45%, la mayor caída diaria desde 2008.

Por su parte la deuda española a 10 años cedió 23 puntos básicos, hasta el 2,25%, en línea con los recortes registrados a mediados de junio cuando Lagarde anunció la preparación de un mecanismo para poner freno al repunte de las primas de riesgo y muy próximos a los recortes registrados en marzo de 2020 cuando el BCE anunció el programa de compra de deuda frente a la pandemia junto a otras medidas para apoyar la economía y evitar una crisis de liquidez. La deuda italiana cayó en la misma proporción, hasta 3,3%. A pesar de estos abultados descensos las primas de riesgo española e italiana se mantienen estables en los 122 y 228 puntos básicos.

“Aunque no esperábamos que el IPT se utilice en el contexto de la desordenada política italiana, es probable que la deuda siga siendo volátil, y vulnerable a la escasa liquidez semanas antes de la próxima reunión del BCE, que tendrá lugar antes de que se celebren las elecciones generales. Será clave seguir los discursos del BCE, especialmente los de los conocidos halcones, para determinar la disposición a actuar”, señalan desde AXA IM.

Con el salvavidas de Lagarde la deuda transalpina logra esquivar en mayor medida las tensiones derivadas de la dimisión de Draghi. No obstante, desde Amundi Investment señalan que existen importantes consecuencias económicas. La prima de ellas es la que concierne a los presupuestos. El proyecto de ley presupuestaria debe enviarse a la Comisión Europea a mediados de octubre para su aprobación. Si las elecciones se celebran a finales de septiembre, es poco probable que se forme un Gobierno para supervisar el proceso de acuerdo con estos plazos. Esto podría significar que el presupuesto de 2022 se prorrogue, algo negativo para el crecimiento porque no podrían activarse medidas anticíclicas y de apoyo fiscal en caso necesario. Además, Italia tiene que llevar a cabo una serie de reformas para poder acceder a los fondos del programa de recuperación.

Junto a la deuda, el euro ha sido el otro activo que ha experimentado importantes oscilaciones. Al cierre de los mercados la divisa europea se cambiaba a 1,02 dólares, un 2% por encima de los mínimos de 0,99 de la semana pasada. Los analistas de Bank of America esperan que acabe el año en los 1,05 dólares, lo que significa que probablemente las Bolsas del Viejo Continente se verán más expuestas al debilitamiento del crecimiento económico.

La energía, en la diana del mercado

Mientras Bruselas trabaja en un plan de ahorro energético para reducir la dependencia de Rusia y poder hacer frente al invierno, Moscú reinició el jueves la actividad de distribución de gas a través de Nord Stream 1. En medio de esta batalla, el gas subió un 1,8% semanal, hasta los 160,75 dólares. Aunque Vladimir Putin no ha cumplido su amenaza de corta el grifo a Europa, Juan José Fernández Figares, director de análisis de Link Securities, no descarta que Rusia se guarde un as bajo la manga y recione los envíos de gas natural como potencial “arma” contra Occidente.

Además del gas, el petróleo es la otra materia prima que más presión está ejerciendo sobre la inflación. El crudo de referencia en Europa, el brent, sumó un 2,02% semanal y cerró en los 103,20 dólares por barril.

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