_
_
_
_

La inversión tras la prueba de fuego del bitcóin

Los criptoactivos encontrarán un lugar protagonista en nuestras carteras y en un sector obligado a convivir con nuevos tipos de entidades

Getty Images

Si hay una idea que resume ya hoy en día el futuro de la inversión es la irrupción del blockchain y el bitcóin o, en realidad, las decenas de criptomonedas que ya existen basadas precisamente en la mencionada tecnología. “Están dibujando un horizonte tecnológico, financiero y social muy diferente en todo lo que tiene que ver con el dinero y el intercambio de valor”, aseguran los expertos de KPMG.

“Más allá de la coyuntura actual de las criptomonedas, creo que es una realidad el acercamiento de los inversores institucionales y la industria financiera tradicional a este nuevo tipo de activos. En la medida que avance la regulación, será aún más patente su presencia como una opción más dentro de las carteras de inversión”, afirma Berta Ares, directora general de BME Inntech, compañía de tecnología e innovación del grupo BME.

Además, la tokenización y la tecnología blockchain “posibilitarán que se amplíen las opciones de inversión a activos que hasta ahora eran más difíciles de acceder para el inversor medio o que ni siquiera se habían planteado como un activo financiero. Por ejemplo: obras de arte, real state, facturas, derechos sobre música o deportistas”, enumera.

Para Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance, las criptomonedas serán un activo más, pero “tendrán que adaptarse a las mismas reglas del juego que el resto y no ser la ley de la selva en la que se han movido hasta la fecha”.

Las máquinas y su análisis de mercado ayudarán cada vez más en la toma de decisiones

Según su visión, se irá definiendo alguna líder de uso especialmente importante, “probablemente porque se convierta en moneda de transacción en el metaverso y/o porque por sus características o uso generalizado la adopten algunos de los gigantes de la distribución, tipo Amazon, Alibaba, etcétera”.

De hecho, Alvargonzález imagina que tendremos Bolsas virtuales en el metaverso, parecidas al antiguo parqué, donde utilizaremos avatares. Al asesor lo llevaremos en el smart­phone o en las gafas virtuales y nos reuniremos con él en oficinas que no existen en el mundo real.

Para José Luis Manrique, director de estudios y estadísticas del Observatorio Inverco, es innegable el interés que suscita la inversión en criptoactivos; no obstante, considerea que, dada la volatilidad que los acompaña, “el inversor va a demandar cada vez con mayor intensidad la presencia de fondos de inversión que optan por criptomonedas para hacerlo con todas las garantías que otorgan estos”.

Las cifras

100.000 millones de dólares se calcula que hay en el mundo en diversos criptoactivos.

6% anual es el retorno esperado por JP Morgan para la Bolsa europea en los próximos diez años.

Más escéptico se muestra Javier Niederleytner, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB, quien cree que el sector de la inversión será dentro de una década parecido al actual. “De hecho, en estos últimos 10 o 15 años no ha variado mucho, si exceptuamos la irrupción de las criptomonedas”, que, advierte, “tienen un público muy reducido”. Es más, no descarta que su uso se mantenga como algo residual.

Respecto a cómo apoyarán las máquinas en el sector, “para analizar pautas de comportamiento de los mercados y, sobre todo, decisiones de inversión basadas en análisis técnico, cada vez ayudarán más a los profesionales de la inversión”.

Por su parte, en Inversis vienen observando un auge del mercado de los vehículos de capital riesgo e interés creciente por los fondos con subyacentes en criptos, además de la aparición de otros actores en el mundo de la inversión, como los neobancos y fintechs, roboadvisors y EDE (entidades de dinero electrónico).

“Los clientes del futuro, ya lo estamos viendo a día de hoy con las nuevas generaciones de inversores, van a demandar servicios en tiempo real con gran variedad de oferta para el autoconsumo, en un entorno en el que las barreras para cambiar de proveedor serán nulas o casi inexistentes”, vislumbran en la entidad.

Getty Images

Previsiones para una década aún incierta

La firma JP Morgan publicó hace unos meses, antes de estallar la guerra en Ucrania pero cuando los precios ya habían empezado a repuntar, sus previsiones y recomendaciones para invertir de aquí a diez años. El gigante estadounidense anticipa una década de inflación y de crecimiento más desacelerado debido a la pandemia, aunque en cualquier caso estable.

En cuanto a la composición de la cartera, sus consejos pasan por dedicar el 60% a Bolsa y un 40% a bonos. Y además recomienda exponerse a China tanto en renta fija como variable e incluir activos alternativos para diversificar la cartera.

Por su parte, Capital Group destaca como oportunidades de inversión de aquí a 2030 el cuidado médico, el avance en investigación y el desarrollo farmacéutico, los semiconductores, las renovables, el aumento en las ventas de coches eléctricos y la desaparición del dinero en efectivo como medio de pago.

Getty Images

La sostenibilidad, referencia indiscutible

Empujados por la ola de regulación que se avecina y por la sensibilidad creciente sobre la inversión socialmente responsable, la inclusión de criterios ASG “pasa a ser base de la inversión y existirán datos rigurosos, demostrables y comparables en los que basar nuestras decisiones”, señala Berta Ares, directora general de BME Inntech.

Tampoco José Luis Manrique, director de estudios y estadísticas del Observatorio Inverco, tiene ninguna duda: la sostenibilidad va a protagonizar el sector de la inversión en los próximos años. De hecho, el 21% de las entidades consultadas en la II Encuesta del Observatorio Inverco a gestoras de fondos sobre su estrategia de sostenibilidad ya ha notado un creciente interés sobre los vehículos que incluyen este tipo de criterios extrafinancieros.

No obstante, “casi la mitad (el 47%) cree que este interés llegará realmente en el medio o largo plazo debido, en parte, a la falta de definición regulatoria en este ámbito, a pesar de las últimas iniciativas legislativas aprobadas”, explica Manrique.

Archivado En

_
_