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Energía

Ribera baraja replicar el tributo italiano a las energéticas, que llega al 25%

Destaca el elevado beneficio de las eléctricas en relación a su coste. La vicepresidenta, favorable a limitar el precio de la venta de petróleo ruso

Teresa Ribera
Teresa RiberaPablo Monge
CINCO DÍAS

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, puso de manifiesto ayer el interés del Gobierno en el diseño de Italia de un impuesto sobre los beneficios “caídos del cielo” de las grandes compañías energéticas –incluyendo eléctricas, gasísticas y petroleras– en el último año. “Estamos viendo qué han hecho otros Estados de nuestro entorno. Nos interesa, especialmente, el caso italiano. Estamos buscando el modo de introducir un gravamen sobre las diferencias de beneficios de las compañías energéticas en este último año”, detalló Ribera a su entrada al Consejo de Ministros de Energía de la UE en Luxemburgo.

La ministra detalló que el diseño del gravamen en Italia “toma como referencia” el mecanismo para limitar el precio del gas en el mercado eléctrico de la electricidad ejecutado por España. El Gobierno italiano anunció, el pasado mayo, que elevaría el impuesto sobre los beneficios de las eléctricas hasta el 25% desde el 10% inicial, para financiar un paquete de ayudas directas a las familias. Una perspectiva a la que también se remitió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado sábado cuando señaló que el de Italia “es un ejemplo al que estamos mirando de manera muy particular”.

En todo caso, la vicepresidenta tercera se remitió al ministerio capitaneado por María Jesús Montero para el diseño de este impuesto. “Es el Ministerio de Hacienda el que esta estudiando la manera en que esta figura impositiva pueda funcionar con todas las garantías y con arreglo a las reglas de nuestro sistema fiscal”, resolvió Ribera acerca del debate, a mediados de mes, con la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, sobre la posibilidad de crear un impuesto para las eléctricas a través de los Presupuestos Generales del Estado.

Ribera indicó que las “energéticas y las petroleras en los resultados de este trimestre muestran una bonanza que está muy por encima de lo que resulta en sus costes reales” y advirtió del “beneficio enorme” de estas empresas “a costa de unos precios extraordinariamente elevados que pagan todos los consumidores”.

Por otro lado, la vicepresidenta tercera del Gobierno se mostró favorable a introducir un límite de precio a las importaciones de petróleo de Rusia y apuntó que pedirá a la Comisión Europea acelerar estos trabajos, en línea con el debate abierto este fin de semana en el seno del G7 como medida para reducir los beneficios del Kremlin y la espiral inflacionista de la economía en la UE.

“Sí, hay que encontrar la fórmula de que esto sea una realidad”, aseveró la ministra, que defendió que Europa ejerza su “posición de mercado” para hacer presión frente a Rusia y “evitar que la guerra en Ucrania siga escalando”. Ribera recordó que la Comisión Europea ya planteó una estrategia similar, para realizar compras conjuntas de gas a nivel comunitario, en su plan RePower EU, que tiene por objetivo cortar la dependencia energética de Rusia en 2030. “El G7 está discutiendo en línea con lo que ya es uno de los elementos de debate a nivel europeo, la fijación de precios máximos de compra de materias primas energéticas procedentes de Rusia. No solo gas, también en petróleo”, indicó.

El G7 apuesta por una transición energética justa

Neutralidad. Los países del G7 subrayaron ayer su compromiso para acelerar una transición hacia la neutralidad climática que sea “limpia y justa” y que garantice al mismo tiempo la seguridad energética. Junto con la guerra de Ucrania, este objetivo fue punto central de las deliberaciones en la segunda jornada de la cumbre de Elmau, al sur de Alemania, en la que al club de naciones industrializadas se sumaron como invitados Argentina, India, Indonesia, Sudáfrica y Senegal. El canciller alemán, Olaf Scholz, afirmó al término que las conversaciones sobre la cuestión del clima, del abastecimiento energético y la lucha contra el hambre fueron “abiertas y constructivas” y que el diálogo continuará.

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