Escasez de componentes y de personal, un problema que afecta hasta al Pentágono
El Departamento de Defensa de EE UU tiene retrasos en 17 de sus 40 grandes programas armamentísticos
La escasez de mano de obra y los cuellos de botella en el suministro de componentes han terminado por afectar hasta al Pentágono. Sus 12 submarinos Columbia, en los que Estados Unidos basa el futuro de su estrategia de disuasión nuclear, vienen con un sobrecoste de 3.400 millones de dólares. Los de clase Virginia, que comparten mucha de su mano de obra especializada y también son fabricados por General Dynamics y Huntington Ingalls, se han retrasado con costes de construcción que, según el último informe de la Government Accountability Office (GAO), "han seguido creciendo por encima de sus objetivos iniciales".
De acuerdo con la GAO, cuyas funciones se asemejan a las del Tribunal de Cuentas en España, el aumento generalizado en la demanda de personal especializado ha obligado a contratar a empleados con menos experiencia, lo que explica en parte los retrasos.
También les están afectando los cuellos de botella. En su informe anual. La GAO habla de escasez de componentes en programas de Defensa como el helicóptero CH-53K. "El proveedor que fabrica la caja de cambios central no ha sido capaz de producir las partes suficientes o de llegar a los requerimientos de calidad", dice.
Presentado el pasado 8 de junio, el informe de 252 páginas detectó retrasos en 17 de los 40 grandes programas de adquisición del Departamento de Defensa, entre ellos el del destructor DDG-1000, fabricado por General Dynamics; el del dron de vigilancia MQ-4C Triton, de Northrop Grumman; el del helicóptero de carga CH-53K, de Lockheed Martin; el del helicóptero MH-139A Gray Wolf, de Boeing, y el del nuevo Air Force One presidencial, también de Boeing.
Si en otras industrias la escasez de componentes y mano de obra tiene como consecuencia un consumidor insatisfecho, en Defensa hay más en juego. Como alerta la propia GAO, la escasez de proveedores y de componentes es un "riesgo de alta prioridad" para contrarrestar armas hipersónicas como las que China está desarrollando a toda velocidad.
La inflación es el otro problema que afecta al Pentágono tanto como al resto de la población de Estados Unidos. La última noticia desde el Departamento de Defensa es que reconocerán los problemas de costes de sus proveedores incorporando cláusulas de ajuste de precios "para los contratos negociados o siendo desarrollados durante este periodo de inusualmente alta inflación".
Así lo escribió en un comunicado John Tenaglia, responsable de contratación en el Departamento de Defensa. Eso sí, también advierte a sus subordinados de que la inflación varía mucho en función del gasto y les aconseja que usen "un índice estrechamente relacionado con los componentes de coste que se consideren más inestables".
Dos miembros republicanos del Comité de Defensa del Congreso criticaron al Pentágono por no tomar suficientes precauciones contra la subida de precios y pidieron aumentos presupuestarios que la superen. "Acertar con el número de la inflación es importante, pero solo una parte de la historia. Si queremos proteger a nuestro país y cumplir con las necesidades de seguridad nacional, debemos crecer entre un 3% y un 5% real por encima de la inflación", afirmaron.
Air Force One. La escasez de mecánicos aeronáuticos, entre otros motivos, podría retrasar aún más la entrega del próximo avión presidencial de EE UU, según el informe de la GAO. Otro problema es la pintura roja, blanca y azul oscuro sugerida por Donald Trump. Según la agencia Reuters, los colores más oscuros pueden contribuir a temperaturas que sobrepasan los límites actuales para un pequeño número de componentes. En 2018 Boeing firmó un contrato de 3.900 millones de dólares para entregar dos modelos 747-8 en 2024. El Pentágono ya anunció que no será antes de 2026. El avión actual tiene 372 metros cuadrados distribuidos en tres pisos. Con una sala de conferencias y hasta un consultorio médico, incorpora un sistema de defensa y de comunicaciones, y es capaz de volar durante una guerra nuclear.
El Ejército, en la nube. El Pentágono decidió pasar de abril a diciembre la adjudicación de hasta 9.000 millones de dólares en cinco años para desarrollar su "nube de guerra" (Joint Warfighting Cloud Capability). Google, Oracle, Microsoft y Amazon Web Services figuran entre los candidatos. Según el responsable de los sistemas de información del Pentágono, John Sherman, la evaluación de propuestas está siendo más difícil de lo esperado. Durante la Administración Trump se favoreció que hubiera un único proveedor para la nube, pero el actual gobierno de Joe Biden tiene previsto imitar al sector privado y contratar hasta cuatro para no tener que depender de una sola empresa.