La sombra de nuevos recortes en plantilla y proveedores
La multinacional de Múnich priorizará la reducción de costes y la simplificación de la estructura
La reducción de costes es uno de los tres objetivos que Siemens Energy busca con la integración total de su filial eólica. Los otros dos son la simplificación de los procesos internos y el diseño de una estrategia común. En resumen, todo queda bajo el mandato de los directivos de Múnich, liderados por Joe Kaeser. Y ese primer apartado referido al ahorro extiende la sombra de nuevos recortes.
La noticia de la opa de exclusión de Siemens Gamesa (SG), que cotiza desde el año 2000, ha sido recibida con preocupación por la plantilla. Con 26.000 trabajadores repartidos por el mundo, en España tiene nueve fábricas y 4.700 empleados. Desde la fusión de los activos eólicos de Siemens y Gamesa en 2017, las reordenaciones se han sucedido, con el cierre de plantas y despidos. Jochen Eickhlot se había comprometido a no recurrir a esos ajustes, pero a partir de ahora la gestión se decide en Múnich. Desde allí se habla de "avanzar hacia una estructura corporativa más coherente". Y es en España donde está parte del área directiva y de administración.
Los proveedores también están preocupados. A nivel nacional, el fabricante de aerogeneradores realiza compras por un importe anual de más de 1.200 millones a 3.100 suministradores. En el anuncio de la opa de exclusión, Siemens Energy desliza la necesidad de una "mejora de la cadena de suministro" que sustentará parte de ese ahorro anual de 300 millones que se busca con la integración. Precisamente esta unión al 100% puede derivar en que Siemens Energy opte tanto por sus propios proveedores como por la opción de la producción propia, sin adjudicaciones a terceros. Eso son los temores de la industria que trabaja para el fabricante de turbinas. Desde Múnich insisten en que los suministradores de SG optarán ahora a mayores volúmenes de negocio por la presencia internacional y multisectorial de Siemens Energy.
Gran parte de la división de eólica terrestre está concentrada en España. Es la más deficitaria del grupo, que además tiene problemas con el lanzamiento de la turbina 5.X de 6,6 MW de potencia unitaria. La eólica marina, con grandes posibilidades de desarrollo y turbinas que dejan más margen, está ubicada en Alemania y Dinamarca, donde SG tiene 8.000 trabajadores. España, con casi 8.000 kilómetros de costa y sin parques off shore en explotación, no cuenta para SG en relación con este ámbito.
Con el activo de un negocio renovable al alza (SG tiene una cartera de pedidos de 32.800 millones), el reto es volver a la rentabilidad. El grupo negocia subidas de precios en contratos firmados hace cuatro años que se han vuelto ruinosos por la inflación de los precios de la energía y de las materias primas. Los problemas logísticos, empeorados con la invasión de Ucrania, provocan retrasos en las entregas, que en algunos casos llevan aparejadas sanciones económicas por incumplimiento. Esto le costó el puesto al primer consejero delegado de SG, Markus Tacke. Su sucesor, Andreas Nauen, también fue cesado por las elevadas pérdidas. Dos cambios en lo más alto de la cúpula directiva en tan solo un lustro.