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Telefónica critica la “incoherencia” de los reguladores por los precios

Avisa de que su intervención distorsiona el funcionamiento de los mercados Advierte de los “draconianos” compromisos en las transacciones

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica.
José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica. Pablo Monge
Santiago Millán Alonso

Telefónica parece haber fijado posición ante el proceso de fusiones en las telecos, actualmente en marcha, con transacciones como la de Orange España y MásMóvil, y que, de materializarse, deberán someterse a la autorización de la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea (DGCOMP) u otras autoridades.

En un post publicado en la web de la compañía, Fernando Herrera, gerente de Regulación Corporativa de Telefónica, advierte de que la visión que políticos y reguladores tienen de los precios es “típicamente incoherente”, puesto que algunos se quejan si los precios no suben, mientras otros protestan cuando piensan que van a subir.

Así, indica que los precios son una preocupación para los políticos, y recuerda que, hasta hace poco, los ministros de economía y bancos centrales se mostraban muy inquietos por la deflación, puesto que desincentiva la inversión. Por el contrario, afirma que los reguladores están muy preocupados con posibles subidas de precio como consecuencia en cambios en la estructura de los mercados, y añade que el mercado de las telecos constituye uno de sus principales quebraderos de cabeza, como lo prueban las minuciosas investigaciones cada vez que se plantea alguna concentración.

“Para evitar las temidas subidas de precios, se suelen requerir draconianos compromisos de los operadores involucrados e incluso se han llegado a prohibir operaciones. Siempre, por el temor a un aumento de los precios”, dice.

En su opinión, los reguladores no deberían preocuparse de si los precios suben o bajan, porque, en ambos casos, hay ganadores y perdedores, y no se puede establecer el balance para la sociedad. “La evidencia demuestra que los reguladores sí se preocupan por la evolución de los precios, y como se preocupan, tienden a intervenir en su evolución, lo que puede distorsionar el funcionamiento de los mercados”, afirma.

Un problema real de esa intervención es que impide a las empresas la transferencia eficaz de recursos de actividades menos a más valoradas. El proceso emprendedor continúa, pero los recursos acabarán en sitios donde son menos valorados relativamente, empobreciendo a la sociedad con cada inversión.

El directivo señala que los reguladores parecen pensar que impedir que los precios suban es bueno para los consumidores, porque ven a las empresas como “ricas” y así se redistribuye su riqueza. Sin embargo, afirma que esto solo beneficia al individuo en su vertiente de consumidor; sin embargo, un individuo es mucho más que un consumidor, porque puede trabajar para las empresas reguladas o para sus proveedores, o puede tener acciones de la empresa, o puede poseer un plan de pensiones que las tenga.

Inversión

El ejecutivo insiste en que no hay precios buenos o malos para la sociedad, ni correctos o erróneos. “Una empresa puede ofrecer un bien a un precio demasiado alto, y encontrarse con que no vende suficientes unidades para recuperar su inversión, lo que le forzará a reducir su precio para tratar de elevar las ventas”, destaca Herrera, quien advierte de que puede ocurrir que el empresario ofrezca inicialmente el producto a un precio al que le sea imposible recuperar la inversión, incluso si pensaba que la podría recuperar. En este caso, el empresario intentará subir sus precios y ver si los clientes toleran el incremento. “Este proceso será observado con sospecha por los reguladores, como se ve en los análisis típicos de fusiones, como si los precios baratos fueran siempre correctos”, dice.

También afirma que no se debería olvidar que el proceso competitivo entre empresas tiende a aumentar la eficiencia en la satisfacción de las necesidades de los clientes, en muchas ocasiones mediante inversión en búsqueda de economías de escala o alcance. Así, el resultado natural y esperado de un mercado no intervenido está en línea con lo que los reguladores consideran tan deseable: reducciones de precio.

El directivo deja claro que los precios juegan un papel clave a la hora de permitir a los empresarios llevar los recursos allá donde la sociedad los valora más. “Interferir con los precios dificulta este proceso por lo que probablemente termina dañando al bienestar del consumidor”, indica. Y añade que los precios en mercados no intervenidos tienden a reducirse con el tiempo, por lo que los reguladores no deberían preocuparse sobre su evolución, aunque sus análisis les haga pensar que van a subir en el corto plazo.

Sobre la firma

Santiago Millán Alonso
Es periodista de la sección de Empresas, especializado en Telecomunicaciones y Tecnología. Ha trabajado, a lo largo de su carrera, en medios de comunicación como El Economista, El Boletín y Cinco Días.

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