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La moda flamenca busca superar la crisis creciendo fuera de Andalucía

Un plan específico, ayudas y rebajas fiscales son sus peticiones

Propuesta de Pilar Vera en el Salón Internacional de la Moda Flamenca, Simof, celebrado en Sevilla en febrero.
Propuesta de Pilar Vera en el Salón Internacional de la Moda Flamenca, Simof, celebrado en Sevilla en febrero. Chema Soler

La moda flamenca en Andalucía ha tomado nota de las debilidades que la pandemia ha dejado al descubierto tras dos años sin ferias: desconocen el impacto económico real que tiene su actividad, necesitan unirse y defender con una sola voz sus intereses y es imprescindible salir fuera de las fronteras andaluzas si quieren crecer.

Nadie ha hecho un estudio de lo que supone para la economía andaluza. La Universidad de Cádiz elaboró un informe en 2011 sobre el impacto del flamenco en general, con un volumen de negocio de 25 millones de euros para la moda.

Pedro González, presidente de Qlamenco, una de las tres asociaciones, con 13 miembros, aporta una cantidad similar, resultado de multiplicar los 80.000 euros que de media generan al año las 300 empresas que calcula trabajan en este segmento.

Desde Lunar Off, la asociación más numerosa, con 180 empresas, su presidente, Pablo Retamero, reclama “un código propio (CNAE) para esta actividad, ayudas económicas y un tratamiento fiscal específico” para una labor que se desarrolla en unos pocos meses del año, y luchar contra la economía sumergida.

Un estudio estima en 25 millones de euros su impacto

En Mof & Art, la tercera entidad, 16 asociados, Pilar Vera, su presidenta, también pide “un plan específico con medidas de apoyo para que la moda flamenca salga de aquí”.

La coincidencia en las reivindicaciones no se va a canalizar, sin embargo, a través de la unión. Mof & Art, Qlamenco y Andújar Flamenca tienen previsto unirse en una federación “para ser más fuertes y conseguir subvenciones”, dice González” y “reclamar más ayudas con una sola voz”, sostiene Vera. Lunar Off ha quedado fuera.

Romper fronteras

Raquel Revuelta, una de las organizadoras de Simof, el Salón Internacional de la Moda Flamenca que se celebra en Sevilla, cree que el mercado “está saturado. Cada vez hay más diseñadores para una misma clientela, las andaluzas”. Por eso, aboga por “salir fuera e impulsar la moda con inspiración flamenca”. Con esa idea, Madrid acogerá este verano y por primera vez en su historia la celebración de Simof.

Simof, el mayor evento de este estilo, tendrá por primera vez una edición en Madrid

Una labor en la que debe jugar un mayor protagonismo Extenda, el instrumento de promoción exterior de la Junta de Andalucía. Este año tiene previstas diversas acciones, tanto en ferias de Madrid y Barcelona como en otras de Francia, Corea del Sur y Japón. Este mercado es el segundo más importante de la moda flamenca tras España y, junto con Estados Unidos y China, uno de los más destacados.

Empieza la temporada

El sector se prepara para una temporada sin apenas restricciones y en la que tienen puestas las esperanzas para la recuperación tras dos años sin vender un traje. La romería de la Virgen de la Cabeza de Andújar, Jaén, con su medio millón de asistentes, dará el 18 de abril el pistoletazo de salida.

Allí tiene su taller Lorena Rodríguez, una joven diseñadora de 26 años que está empezando y que representa el primer escalón de este negocio: ella se encarga de todo, hace también vestidos de novia y complementos y vende en tienda física y online. “La moda flamenca está muy poco valorada”, afirma.

Un traje de diseño cuesta entre los 600 y los 1.500 euros. Uno normal, sobre los 300

Tras Andújar viene la Feria de Sevilla. Carmen Latorre diseña para esta fiesta trajes desde hace 35 años. Su empresa es el siguiente peldaño: taller propio donde confecciona con contratos temporales sus dos colecciones (120 trajes) que vende luego a clientas particulares y en su tienda física, donde hay igualmente vestidos de novia, de comunión y prêt-à-porter.

Creaciones Maricruz es el nivel superior, el industrial. Tres tiendas y cinco talleres para vender los 2.500 trajes que elaboran al año y de los que un 20% salen para Madrid y Barcelona. Antes exportaban a Japón, pero ya no. Pilar Márquez, su gerente, admite que “haría falta unir” a esta parte industrial del negocio en una asociación para “salir fuera y ser más fuertes”, concluye.

Color, alegría y comodidad

Creatividad. Es lo que se necesita para unos trajes en los que, dice Revuelta, destacan los colores “negro, blanco, rojo y amarillo, con más lunares que flores y de inspiración urbana”.

Favorecedor. Vera resalta la comodidad, el colorido y la alegría. Un traje de diseño cuesta entre 600 y 1.500 euros. Uno normal, sobre 300.

Dos ambientes. Según el director artístico de Andújar Flamenca, Cristóbal Figueras, hacen falta dos trajes para la romería: “Uno arregladito, de gala y aparatoso, con volumen y vuelo, y otro más de batalla para el camino”. De 600 a 900 euros el primero y unos 350 el otro.

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