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Banca

Weimert amplía el plazo para que la banca reflexione sobre la tarjeta europea y acepte el proyecto

Santander es el único banco español dispuesto a participar en la iniciativa La respuesta definitiva del sector se esperaba para febrero, pero se ha dado un mes más de plazo para intentar que España no abandone el proyecto

El proyecto impulsado en el verano de 2020, en plena pandemia, por 16 grandes bancos europeos de cinco países (Alemania, Bélgica, España, Francia y Países Bajos) que representaba el 65% de los pagos no efectivos en estos Estados, para crear una tarjeta de pagos europea que compitiese con Visa y Mastercard se desinfla por momentos.

La gran parte de los bancos españoles, tras varios meses de estudio, han rechazado ya entrar en este proyecto que inicialmente estaba respaldado por el BCE. Solo Banco Santander está dispuesto, por ahora, a seguir en el plan para crear un medio de pago puramente europeo, dada su presencia en varios países del Viejo Continente.

La banca española tenía que dar una respuesta definitiva al lanzamiento de la Iniciativa de Pagos Europea (EPI en sus siglas en inglés), cuyo objetivo es crear una solución de pagos paneuropea unificada aprovechando los pagos instantáneos se espera que se producirá en dos años, en 2023. Pero ya comentaron a la CEO de esta sociedad, Martina Weimert, su rechazo al proyecto ante las elevadas inversiones a realizar “para llegar al mismo punto de partida en el que está la banca española”, coinciden fuentes del sector.

La salida de la banca española de este proyecto se suma a la de los bancos de Portugal, Italia, Austria o, incluso de Alemania, país que inicialmente fue uno de los mayores impulsores del plan. Supondría un fracaso para un proyecto que, en algunos círculos financieros, lo analizaban como un revulsivo a la unión bancaria. El calendario fijado establecía que la respuesta definitiva se tendría que dar en febrero, pero ante el rechazo de gran parte de la banca española, Weimert ha decidido ampliar el plazo hasta marzo, para intentar convencer a las entidades, lo mismo que pretende Santander, también impulsor del proyecto. Varias fuentes aseguran que la inversión inicial para lanzar este medio de pago paneuropeo suma unos 1.500 millones de euros, que se amplían a un total de 3.000 en cinco años, una vez que la sociedad dejara de sumar pérdidas por las inversiones.

“Es una cifra muy elevada. En España ya cuenta con un medio de pago común y exitoso de toda la banca, Bizum, con una tecnología ya desarrollada y que se ha comprobado su buen funcionamiento. Pero “en Europa se ha querido empezar de cero, cuando se podría haber tomado como referente el Bizum español”, explican fuentes bancarias.

La banca española, con excepción de ­Santander, mantiene que el proyecto europeo de pagos tiene “un enfoque muy continuista, para al final llegar a lo que Visa y Mastercard ofrecen en la actualidad. No tiene sentido esperar varios años para obtener un producto similar al que ya están ofreciendo las marcas estadounidenses”.

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