El Ibex cae un 0,4% y se aleja de los 8.800 pese al tirón de los bancos
Los tipos de interés a largo plazo suben una vez que la Fed ha sentenciado que multiplicará sus esfuerzos para luchar contra la inflación
El inicio de año se las prometía muy optimistas. Los indicios de una menor virulencia de ómicron y la confianza en que el crecimiento se mantendrá este ejercicio sirvieron de impulso a las Bolsas en las primeras jornadas, un periodo en el que varios índices de Europa y EE UU revalidaron máximos históricos. Pero pronto las dudas han vuelto a primera línea. La inflación y el alza de las rentabilidades en el mercado deuda ante la posibilidad de que la Fed anticipe la subida de tipos ha frenado en seco los avances y dejó notables pérdidas en la sesión del jueves.
El tirón experimentado en la Bolsa española por las firmas turísticas, los bancos y las empresas vinculadas a las materias primas no evitó al Ibex 35 unirse al final de la semana al tono bajista de sus vecinas europeas. El viernes el selectivo español bajó un 0,43%, caídas que se vieron agravadas por los decepcionantes datos de empleo estadounidenses. Como ya señalaron las actas de la Reserva Federal el mercado laboral ha seguido fortaleciéndose, pero la primera economía del mundo sigue sin haber recuperado los niveles de empleo previos a la crisis. Aunque la tasa de paro bajó en diciembre del 4,2% al 3,9% EE UU creó 199.000 empleos, muchos menos de los 450.000 previstos por los analistas. Esta moderación podría prolongarse en el corto plazo ahora que la incidencia de la variante ómicron está generando nuevas tensiones en el mercado laboral, ante el aumento de las bajas asociadas a las cuarentenas.
Pese al temor a la inflación y sus efectos que preside el mercado, la Bolsa española, en sintonía con sus homólogas europeas, cierra la primera semana del año en positivo, con unas ganancias que se limitan al 0,44%. El reto del selectivo en el corto plazo pasa ahora por reconquistar la barrera de los 8.800 puntos.
De los 38 puntos logrados por el selectivo en la primera semana del año, 33 corresponden al sector bancario. Las entidades son las grandes beneficiadas por el aumento de las rentabilidades de la deuda. Las expectativas de una subida de tipos, una idea lejana en la zona euro, es vista con esperanza por las entidades que empiezan a descontar la ansiada mejora de márgenes. En la recta final de la semana Santander avanzó un 0,88%; Sabadell, un 2,97%; BBVA, un 2,36%; CaixaBank, un 2,65% y Bankinter, un 0,66%. Junto a los bancos, también sonados han sido los ascensos de las empresas turísticas, cotizadas que después de las fuertes revalorizaciones logradas sesiones atrás, el viernes optaron por la toma de beneficios. IAG, que es ya el valor más alcista en 2022 (12,97%), cedió un 0,7% mientras Aena, y Amadeus bajaron un 1,1% y un 2,16%, respectivamente. Meliá concluyó el viernes en tablas.
Además de los bancos, en la última sesión de la semana las siderúrgicas ArcelorMittal (3,67%) y Acerinox (0,54%) se colaron en el ranking de los valores más alcistas. En el lado opuesto se situaron Ferrovial (-2,61%), Fluidra (-2,35%) así como compañías de crecimiento como Cellnex (-2,25%) que pierden atractivo en un entorno de subida de los costes de financiación.
En una jornada en la que se conoció que la inflación europea subió en diciembre al 5%, su nivel más alto desde 1985, las caídas de la Bolsa española se situaron en línea con el resto de índices del Viejo Continente. El Cac francés bajó un 0,42%; el Dax alemán, un 0,65% y Mib italiano, un 0,13%. Solo escapó a esta tendencia el FTSE británico, que sumó un 0,47%, ganancia que le sirvió para ampliar las subidas al 1,36% en el año y destronar al índice galo como la Bolsa más alcista de lo que va del recién estrenado 2022. Al cierre de los mercados europeos Wall Street cotizaba con signo mixto. Una jornada más el Nasdaq fue el más castigado con una caída del 0,47%, descenso que en la semana se amplía al 4%, una muestra más de cómo el aumento de las rentabilidades de la deuda resta brillo a las tecnológicas y al conjunto de cotizadas que en 2020 más se revalorizaron.
En el nuevo escenario macroeconómico marcado por las tensiones inflacionistas, los estrategas de Morgan Stanley consideran que la renta variable europea podría hacerlo mejor que Wall Street, una idea a la que se suman otras firmas como Goldman Sachs, Citi y Julius Baer. Su mayor capacidad para sacar partido del alza de tipos y las valoraciones atractivas son vistas como las principales fortalezas. En Bolsa estadounidense, los expertos aconsejan decantarse por posiciones defensivas.
Pero no es unánime el optimismo respecto a la Bolsa europea. Desde Bank of America también advierten de que el crecimiento se está debilitando en un momento en el que los bancos centrales ponen rumbo a la normalización monetaria para contener la inflación.
El alza de los precios y las expectativas de que la Reserva Federal acelere la reducción de las compras y proceda a la subida de tipos se está dejando sentir con fuerza en el mercado de deuda, donde las rentabilidades no paran de marcar nuevos máximos mientras el precio de los bonos prolonga las caídas. El consenso entre los distintos miembros de la Fed ha llevado a los inversores a descontar una probabilidad de subida de tipos de hasta el 70% en marzo. En este contexto, el rendimiento del bono de EE UU a 10 años se aproxima al 1,8%, máximos de enero de 2020, momento en el que el banco central estaba inmerso en un proceso de subida de los tipos progresivo, un escenario que se desvaneció con el estallido de la pandemia. Por su parte la deuda a dos años sube el 0,87%, máximos de dos años y lejos del 0,13% que registraba hace 12 meses.
Aunque el BCE ha reiterado que no contempla una subida de las tasas en la zona euro, la deuda no ha permanecido ajena a las tensiones. El bono alemán está próximo a entrar en terreno positivo (-0,04%) mientras la deuda española con vencimiento en 2032 repunta hasta el 0,65%, niveles de junio de 2020 antes de que los miembros de la UE dieran luz verde al fondo de reconstrucción.
Un año repleto de citas electorales
Italia, Portugal y Francia. En un ejercicio clave para la distribución de los fondos de recuperación y en el que Europa tiene pendiente el debate sobre las reglas de décifit, el sur de zona euro se verá inmersa en procesos electorales. Portugal dará el pistoletazo de salida y el 30 de enero celebra elecciones legislativas, un proceso que podría abrir un periodo de inestabilidad. Un mes después será el turno de Italia. Las elecciones presidenciales podrían derivar en unos comicios anticipados si Mario Draghi, actual primer ministro, decide presentarse. Pero el plato fuerte llegará en abril cuando Francia celebre las elecciones presidenciales. Desde Link Securities señalan que el resultado va a depender de contra qué líder de la ultraderecha se enfrente Emanuel Macron en la segunda vuelta. Las últimas encuestas dan por hecho que Macron vencería tanto a Marine Le Pen como a Éric Zemmour. Más ajustada estaría la victoria en segunda vuelta frente a la candidata de los republicanos. No obstante, tanto si gana Macron como si triunfa Valérie Pécresse, los analistas no esperan cambios significativos.
España. En España las citas con las urnas se limitan a las elecciones regionales de Castilla y León (13 de febrero) y Andalucía. Y pese a los roces continuos en el Gobierno de coalición, la apuesta de Pedro Sánchez es agotar la legislatura.
EE UU. Al otro lado del Atlántico la gran referencia serán las elecciones legislativas para renovar la cámara baja del Congreso y un tercio del Senado. “Lo que haga el partido demócrata de aquí a noviembre podría cambiar el rumbo de las elecciones, pero se estima que perderá su mayoría”, apuntan desde Macroyield.
Tensiones. A nivel global los mercados están preocupados por una posible invasión de Ucrania por parte de Rusia y que China decida hacer lo mismo con Taiwán. En las últimas horas, las protestas de la población contra el alza de los precios del gas han llevado a los mercados a dirigir la mira a Kazajistán donde su presidente ha saldado las protestas con la orden de disparar a los manifestantes. Lo que inicialmente fue un conflicto por el precio de los combustibles ha derivado en un intento de derrocar al actual Ejecutivo y en la intervención de Moscú en la exrepública soviética.