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La OMS pone el semáforo en rojo al revisar los umbrales de calidad del aire

Son avisos sin vinculación legal. Cada país decide

EFE

Donde dije seguro, digo ahora peligroso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reta a los países en la lucha contra la polución desde que, en 2005, se establecieron las directrices anteriores. Unos años de espera en los que voces científicas ya alertaban sobre esta lacra silenciosa que rebasa, de largo, las 300.000 muertes anuales solo en Europa.

El organismo acaba de establecer nuevos límites de exposición para distintos contaminantes: partículas en suspensión de menos de 2,5 micras de diámetro (PM2,5), las de menos de 10 micras (PM10), el ozono (O3), el dióxido de azufre (SO2), el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de nitrógeno (NO2), siendo este último el más rebajado ahora: de un umbral de seguridad de 40 microgramos por m3 anuales a un tope de 10.

“Es un contaminante muy vinculado a los motores de combustión, que provoca problemas importantes en el aparato respiratorio. Esta llamada de atención es fundamental, pero no existe la protección real, sino niveles menos malos. Y puesto que no son de obligado cumplimiento, la clave será cómo reacciona la UE después de tanto retraso al modificar valores desde la Directiva 1999/30”, considera Xavier Querol, experto en calidad del aire del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En Ecologistas en Acción aplauden “este acelerón, que responde a una obligación moral. Quizás simbólico pero esencial, aunque tememos que su repercusión no se note hasta 2030, pues la última revisión requirió una década para adaptarse”, detalla su especialista Miguel Ceballos.

La polución se salda con unas 300.000 defunciones anuales en la UE

Y España no sería el único país en desmarcarse de los nuevos parámetros. La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) señala a todas las capitales de la UE por encima de esos 10 microgramos fijados al año de NO2. También en cuanto a las partículas finas, que ven recortada a la mitad su exposición máxima anual y ponen en riesgo a mayor población; en España, a más del 90%.

Por ello, Querol distingue entre los tipos de umbrales: valores límite, con vinculación legal; los de alerta, que son informativos, y, por último, los de carácter objetivo, como el usado con el ozono. “Lo efectivo para avanzar es optar por los de cumplimiento obligado, incluso con listones menos altos. Es llamativo y peligroso que incumplan los países más desarrollados por ponerse metas más estrictas”, opina el investigador.

No existe la protección real, solo niveles menos malos, señalan desde el CSIC

En la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) “ya estamos trabajando para adoptar las nuevas indicaciones. Es el momento, tras la preocupación por la salud que ha despertado la pandemia, pues, para la morbilidad derivada de la contaminación, no habrá vacuna”, comenta Cristian Quilez, responsable del área de políticas públicas y gobernanza climática de la organización.

Cuando respirar se convierte en problema (o no)

Granada. Junto a Madrid y Barcelona, la ciudad andaluza encabeza reiterados incumplimientos en sus niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) que, a partir de esta revisión de la OMS, casi cuadruplica esos 10 mcg/m3 recomendados al año. Su problema radica “en su ubicación encañonada; sus calles estrechas y la altura de sus edificios, algo de lo que ya habló Maimónides en 1180”, detalla Xavier Querol, investigador del CSIC. El pasado mes de octubre se inauguraba la Conferencia Metropolitana por la Calidad del Aire de Granada para reducir los niveles de contaminación entre el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía, la Diputación provincial y todos los municipios afectados.

Valencia. Ejemplifica el extremo opuesto tras haber logrado reducir en cinco años en un 70% el tráfico en su centro urbano, incrementado un 214% el uso de la bici con nuevos 40 kilómetros de carriles específicos y 150.000 m2 más de zonas ajardinadas y peatonales, aparte de duplicar las estaciones de medición de contaminantes. Así lo detalla el concejal Giuseppe Grezzi, quien considera que no hay milagros, sino voluntad clara de compartir espacios públicos de calidad, reduciendo la motorización. “Hay que disuadir en lo relativo al uso del vehícu­lo privado y para ello la actuación en el área metropolitana es imprescindible”, sostiene.

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