El salto modernizador del sector funerario
Madrid acoge del 29 de septiembre al 1 de octubre Funexpo, como punto de encuentro de esta industria
El sector funerario en España es cada vez más moderno y profesionalizado, como se puso de manifiesto durante la primera etapa de la pandemia de coronavirus, cuando reaccionó con celeridad y eficacia ante el aumento de las defunciones con picos de hasta el 500%. Ello ha contribuido a mejorar el conocimiento y la percepción que la sociedad tiene del sector.
Esta industria está abordando, ahora más que nunca, nuevos retos y desafíos en cuanto a formación profesional, nuevas tecnologías o respeto al medioambiente, que serán analizados y puestos en común en Funexpo (Feria Internacional del Sector Funerario) que se celebrará en el recinto de la Caja Mágica de Madrid entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre.
“Más que una feria, es una plataforma de intercambio de opiniones, de conocimiento, de mejora, de verse y de apertura hacia la sociedad, con talleres, con mesas de debate, de experiencias”, explica Mª Dolores Asensi, vicepresidenta de Funexpo.
La plataforma de Alife permite seguir por web la retransmisión de una ceremonia
Asensi reconoce el punto de inflexión que ha supuesto la pandemia, en dos aspectos, de cara al servicio y de cara a la sociedad. “De cara al servicio, por el esfuerzo extenuante de los profesionales de los servicios funerarios. Hemos visto la labor de los médicos, que nos han salvado la vida, pero no debemos olvidar que quien ha estado con las familias ha sido el personal de servicios funerarios”. “Y hemos aprendido que esto es un servicio y además un servicio social, que aunque sea el último eslabón, pertenece a la cadena sanitaria. Que agilicen todo, te acompañen, en un momento en que tienes que procesar el duelo”.
Asensi apunta al desarrollo tecnológico como una tendencia que se ha potenciado con la pandemia. “No será un cambio de valor, sino un valor añadido; un valor más para ese servicio”, asegura. Un ejemplo de esta apuesta tecnológica, que estará presente en Funexpo, es la plataforma de la startup Alife, que se personaliza para cada empresa como parte de sus servicios funerarios. El funcionamiento, según explica su CEO, Jordi Martínez, es el siguiente: tras introducir los datos del finado en la web corporativa, así como los actos programados y de un familiar, este recibe un wasap con un enlace que lleva a la web del difunto, desde donde puede compartirlo con el resto de familiares y amigos. Se pueden ver los actos programados, dejar mensajes de texto, confirmaciones de asistencia, los niños pueden dejar dibujos... hasta comprar flores. Y hay una zona familiar donde se pueden dejar fotos, vídeos o enlaces escritos. Incluso, en el caso de que se retransmita la ceremonia, se puede seguir desde la página web en directo o accediendo a la grabación. Alife está disponible en español, inglés, portugués, italiano, alemán, francés, catalán, euskera y polaco.
“Hacemos dos cosas que son muy importantes para el familiar: una es simplificar la comunicación. Das a compartir por wasap, marcas todas las personas, enviar y se acabó. Y luego en una segunda fase procuramos un entorno íntimo que facilite un poco el proceso de duelo. En ese entorno íntimo puedes compartir vídeos, fotos, etc.”, destaca Jordi Martínez, que reconoce que la pandemia ha supuesto un antes y un después. “Hemos pasado de ver la tecnología como un extra dentro del servicio funerario a verlo casi como una necesidad, más cuando ni la familia podía asistir al tanatorio”, resalta.
Innovación
De innovación también saben mucho, y de ecología, en Limbo Europe, igualmente presente en Funexpo. La compañía ofrece productos funerarios como urnas biodegradables, sacos sustitutos del zinc, coronas de plantas vivas o joyas para cenizas. “Nuestra cartera son proyectos de innovación que poco a poco han ido cuajando y se han convertido en opciones de mercado”, afirma Luis Nouel, director general adjunto de Limbo Europe. ”Fuimos la primera en lanzar urnas de sal para disolver en el mar y esparcir las cenizas”, destaca.
Limbo ha ideado una corona de flores vivas en macetas que sirven de recuerdo
Uno de sus últimos lanzamientos es el de la corona de flores vivas. Una estructura de plástico de cuatro piezas ajustables que conforman un aro donde se insertan tiestos con flores vivas formando una corona. “Es un cambio de paradigma”, reconoce Nouel, “porque las flores al final se entregan a los asistentes a la ceremonia”. Caben 16 tiestos en cada corona. Además de urnas de sal, también las tienen de arena, y joyas: colgantes diseñados para contener una pequeña parte de las cenizas del ser querido. “Parte del secreto no es solo velar por la ecología por sí misma sino velar también por que esa ecología y el producto ecológico tenga un sentido también para el cliente”, remarca Nouel.
La pandemia ha inducido un cambio de tendencia, reconoce María Dolores Asensi. Y es “habernos dado cuenta de lo importante que es la despedida, pues cuando no la tienes hemos visto los traumas de las familias al no poder darle ese homenaje a los seres queridos. Todos debemos hacer ese homenaje y creo que va a poner en valor eso y darle la importancia que merece”.
Un mercado de más de 1.500 millones
El mercado funerario facturó en 2019 un total de 1.565 millones de euros, frente a los 1.530 del año anterior, según datos recogidos por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), en su Radiografía del sector funerario. Esta cifra supone casi un 0,13% del PIB, que se eleva hasta el 0,32% si se incluye la actividad de las compañías de seguros que comercializan el ramo de decesos.
El precio final del servicio funerario está compuesto en un 51,5% por el valor de los servicios funerarios en sentido estricto, un 15% de servicios complementarios, como certificados, tasas de iglesias, coronas, lápidas, esquelas, etc., un 16,5% por los costes del destino final (inhumación o incineración) y un 17% de impuestos (IVA). Las defunciones están cubiertas en un 60% de los casos por compañías aseguradoras.
En España existen cerca de 1.100 empresas funerarias. España continúa siendo el país europeo con mayor número de hornos crematorios con un total de 464 hornos. Estos permiten realizar 1.856 incineraciones en una jornada laboral, frente a la demanda actual de 510 incineraciones diarias.
El sector funerario emplea a 11.964 trabajadores, de los cuales el 27,66% son mujeres y el 72,34% son hombres. Todos los datos corresponden al informe de Panasef.