BBVA permitirá firmar con la voz en vez de usar claves alfanuméricas
Cobrar pensiones sin desplazarse y verificar una identidad de cliente son otras de las posibilidades que esta tecnología en expansión permite
Busca una clave de entre 8 y 12 caracteres, que incluya mayúsculas, minúsculas, símbolos y números. Renuévala cada mes y repite esta operación para cada app, suscripción o red social en la que tengas usuario. Un tedioso ritual que afortunadamente va hacia el desuso en favor de la verificación digital de la identidad. Y la voz tiene mucho que decir en este aspecto.
“Con biometría de voz ya estamos consiguiendo que las personas mayores den fe de vida con su voz, sin la necesidad de acudir presencialmente a la sucursal. La biometría nos resuelve muchos casos de uso, de una manera más humana y mucho más segura”, asegura Juan Francisco Losa, Global Head of Security Architecture/TISO en BBVA. Algo que ya están usando en el banco en su ‘contact center’ de México y que implementarán en España en los próximos meses.
Este es uno de los muchos proyectos relevantes que BBVA ha puesto en marcha junto a Veridas, empresa participada por la entidad financiera y líder internacional en el ámbito de la verificación digital de la identidad. “Además del ahorro en costes y la mejora de la seguridad, las capacidades tecnológicas que nos aporta Veridas nos permiten habilitar nuevos negocios que eran impensables hace cuatro años”, recalca Losa.
Mayor seguridad y mejor experiencia de usuario
“Hoy en día, la firma electrónica más avanzada que existe, la firma cualificada, se compone de un archivo y una contraseña, algo que se puede perder o se puede robar. Con mi voz esto no sucede; nadie puede firmar por mí. La biometría nos da certeza”, afirma Eduardo Azanza, CEO y fundador de Veridas.
La seguridad, sin que suponga un lastre en la experiencia de usuario, es la razón de ser de la empresa tecnológica. “Cuando empezamos hace cuatro años, identificamos que la primera barrera hacia la transformación digital es la identidad. Si no sabemos quién está al otro lado de la pantalla o al otro lado del teléfono, entonces tenemos una transformación digital de plástico, de poca entidad. En cambio, si yo sé con quién estoy operando, yo puedo elevar el nivel de la transacción que yo realizo”, recuerda Azanza.
Dentro de esta ola de digitalización, que se ha visto enormemente acelerada por la pandemia, cada vez es más palpable la tendencia de las empresas a la personalización de los servicios ofertados. Para los clientes ya no son suficientes soluciones generalizadas, sino que eligen aquellas opciones que mejor se adapten a sus necesidades haciéndoles sentir, en cierta forma, únicos e irremplazables.
Sobre esa idea pivotan las compañías tecnológicas más exitosas del momento. Para poder hacer real esta personalización, el primer paso obligado es reconocer al sujeto a quien nos dirigimos. Sin tener la certeza de que la persona con quien interactuamos es quien dice ser, no es posible desplegar las soluciones y servicios preparados para él o ella. Y es aquí donde la biometría, en su labor de identificar individuos de forma remota en base a atributos inherentes a la misma persona, desempeña un rol esencial.
España, a la vanguardia en regulación
Para que la tecnología biométrica pueda ser implementada y con ello mejore la vida de los clientes de una empresa o de los ciudadanos de un país se necesita de un marco regulatorio que acompañe. En ese sentido, Eduardo Azanza recuerda cómo el pasado 21 de abril, la Comisión Europea emitió la propuesta de regulación de la inteligencia artificial con el objetivo de convertirse en regulación obligatoria en todos los países de la Unión y en donde específicamente habla de biometría.
Es precisamente en la adaptación del marco regulatorio de cada país donde España sigue tomando un papel muy relevante, al igual que lo hizo hace unos años: “Ha habido un avance muy importante en España en estos dos últimos meses, del cual yo diría que ha sido el más importante de los últimos diez años en relación a la regulación de la biometría. Y en ese sentido nuestro país está siendo líder ahora, tal y como lo fue en 2016 con SEPBLAC, cuando BBVA lideró la apertura de cuentas corrientes de forma remota”, asegura Azanza.
Mucho se ha escrito sobre los posibles riesgos que la biometría puede traer a la sociedad. Miedos fundados en algunos escándalos en relación a la tecnología y en el mal uso que han hecho de la misma determinadas organizaciones, públicas y privadas. Por todo ello, desde Veridas insisten en el cumplimiento estricto de la regulación como garantía de la protección de los derechos individuales y de la privacidad: “Se está vinculando la biometría con ciertos mitos que no son ciertos. La tecnología de biometría basada en inteligencia artificial desarrollada por Veridas convierte la cara o la voz de en un vector biométrico irreversible, ni por otro motor ni siquiera por el nuestro. Además de diseñar la tecnología de esta forma privada y segura, cumplimos con todas las exigencias regulatorias españolas, europeas y de demás países donde operamos”.
Y es que el cumplimiento de la regulación es vital tanto para creadores de software como Veridas o grandes entidades financieras como BBVA, tal y como asegura Juan Francisco Losa: “La regulación tiene que ir ajustándose pero todos los participantes debemos ser transparentes”.