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¿Por qué realizar una auditoría de forma voluntaria?

Ayuda a las pymes a tener una información financiera con garantías, tomar decisiones empresariales estratégicas y prevenir futuros riesgos como el de insolvencia

Getty Images
CINCO DÍAS

La auditoría voluntaria no tiene su origen en una obligación legal y suele ser acordada por los órganos de gobierno de la sociedad.

Las circunstancias que hacen que una empresa esté en la obligación de auditarse son de diversa índole: volumen de cifra de negocios, importe total de activos, número de empleados, sector de actividad, haber recibido subvenciones o ayudas con cargo a los presupuestos de las Administraciones públicas o a fondos de la Unión Europea, entre otras.

No obstante, existen muchas pequeñas y medianas empresas que, si bien no cumplen los requisitos obligatorios para auditar sus cuentas anuales, sí les gustaría obtener un informe de auditoría con la opinión de un profesional independiente.

¿Por qué una empresa realiza una auditoría aún no estando obligada a ello?

Una auditoría de cuentas voluntaria otorga garantías y transparencia sobre la información financiera de la empresa. Sin embargo, preguntas como ¿es rentable una auditoría voluntaria? o ¿cuál es la utilidad del auditor?, son dudas que puede plantearse la dirección ante la toma de decisión sobre si someter sus cuentas anuales al examen de una auditoría externa.

En una auditoría, las cuentas anuales lleva asociado un coste económico (los honorarios por los servicios realizados del auditor) y de tiempo (el empleado en atender al auditor). Sin embargo, podemos asegurar que las ventajas y beneficios de la auditoría voluntaria, superan con creces a estos coste.

¿Cuáles son las ventajas asociadas a la realización de una auditoría voluntaria?

En primer lugar, suministrar información financiera de calidad ofrece mayores garantías y una mayor transparencia a terceros como destinatarios finales de las cuentas anuales (accionistas, clientes, proveedores, entidades bancarias, futuros inversores, …). Esto se traduce en una mayor fiabilidad de la empresa, ofreciendo una imagen de mayor seriedad frente a posibles competidores que no tengan auditadas sus cuentas y consiguiendo, así, una ventaja competitiva.

Asimismo, esta garantía de información financiera contribuye a facilitar el acceso a la concesión de nuevas líneas de financiación, así como optar a conseguir posibles subvenciones por parte de organismos públicos.

Otro de los beneficios de la auditoria voluntaria, es que permite la detección de debilidades de control interno, ofreciendo propuestas de mejora, evitando posibles fraudes.

Desde un punto de vista tributario, los procedimientos de auditoría incluyen la evaluación y análisis de los principales impuestos de la sociedad auditada. Esto ayuda a evitar errores en las liquidaciones de impuestos y, en consecuencia, minimiza el riesgo de posibles contingencias futuras de carácter fiscal.

Un estudio reciente del Banco de España, El impacto de la crisis del Covid-19 sobre la situación financiera de las pymes españolas de febrero de 2021, indica que “a pesar del aumento de la ratio de liquidez de las empresas antes de la crisis, sus colchones de liquidez eran insuficientes para cubrir sus necesidades dada la magnitud de la perturbación”.

Esto pone de manifiesto que la prevención sigue siendo la manera más eficiente de mitigar los riesgos de insolvencia. Las dificultades financieras, los problemas de solvencia o tensiones de liquidez, son riesgos recurrentes para las pymes, y es posible el alcance de estos riesgos sea todavía más elevado, a medida que los Gobiernos vayan retirando las actuales políticas de apoyo por el Covid-19.

Una auditoria voluntaria puede ayudar a la dirección de muchas pequeñas y medianas empresas a tener una información financiera con garantías, que les ayude a tomar decisiones empresariales estratégicas y prevenir futuros riesgos como el de insolvencia.

La pérdida de confianza en la información contable suministrada en las cuentas anuales, en muchas ocasiones, genera problemas internos entre la dirección, accionistas, administradores y los equipos gestores. Sin embargo, si la información contable está libre de errores y auditada por un tercero independiente evitará futuros conflictos, porque aporta confianza.

Por último, destacar que en las auditorías de carácter voluntario no es obligatorio adjuntar a las cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil el correspondiente informe de auditoría, evitando de este modo que éste sea público ante terceras partes.

En tiempos de dificultades y nuevos desafíos, el nivel de exigencia en la fiabilidad de la información financiera es mucho mayor. En consecuencia, se incrementa la necesidad de aportar esa transparencia, en colaboración con los auditores.

Es precisamente en la voluntariedad de este tipo de auditoría en donde se alcanza la utilidad de la propia actividad: aportar la garantía de la fiabilidad de la información contable frente a accionistas, administradores, clientes, proveedores, inversores o entidades financieras.

En definitiva, que los accionistas/propietarios y administradores de la entidad decidan auditar sus cuentas anuales de forma voluntaria, es una declaración de intenciones respecto de la transparencia, la claridad y la calidad de la información financiera.

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