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Buenas prácticas

Objetivo: hacer que las noticias falsas dejen de ser fuente de beneficios

Bruselas pide aumentar los firmantes del código de buenas prácticas de desinformación, al que ya se han unido Facebook, Google, Twitter, Mozilla, Microsoft y TikTok

GettyImages
Cecilia Castelló Llantada

La batalla no cesa, pero sí muta. La propagación de noticias falsas y su influencia en la sociedad se mantiene como una de las grandes preocupaciones de las autoridades europeas, un asunto prioritario especialmente ante la cercanía de procesos electorales o en una situación de emergencia sanitaria como la que ha vivido el mundo. La pandemia del Covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar los mecanismos de control y la Unión Europea ha presentado su propuesta para reforzar el código de buenas prácticas contra la desinformación. Al documento inicial, de 2018, ya se han adherido empresas como Facebook, Google, Twitter, Mozilla, Microsoft y TikTok, así como representantes de la publicidad, según fuentes de la Comisión. Ahora se propone unir a más empresas publicitarias y servicios de mensajería como WhatsApp. Y pone el foco en los ingresos que genera esa avalancha de bulos, más de 60 millones de euros al año.

La infodemia en torno al Covid-19 ha demostrado que la desinformación (información falsa o engañosa difundida sin intención maliciosa) “también puede suponer un daño público sustancial si se convierte en viral”, recoge la propuesta de Bruselas. Se ha puesto de manifiesto que, a pesar de la batalla librada hasta ahora, “existe una necesidad acuciante de intensificar los esfuerzos en la lucha contra la desinformación”.

Así, si la primera versión del código de buenas prácticas se centraba en contrarrestar la injerencia de terceros países para, por ejemplo, influir en elecciones, esta nueva propuesta reforzada hace hincapié en aspectos como la información sanitaria fidedigna o las noticias falsas como fuente de beneficios. Es lo que se define como la “monetización” de los bulos. Thierry Breton, comisario de Mercado Interior fue claro en la presentación: la desinformación, aseguró, “no puede continuar siendo una fuente de ingresos”. Así, el comisario urgió a frenar la “infodemia” y la información falsa “que pone en peligro la vida de la gente”.

Verificar contenidos

Los ingresos procedentes de la publicidad en línea siguen contribuyendo de forma “significativa” a la monetización de los sitios web de desinformación. El informe señala que hay evidencias de publicidad de grandes marcas colocada involuntariamente junto a contenidos de desinformación. El Índice Global de Desinformación estima que alrededor de 76 millones de dólares (62,5 millones de euros) al año en ingresos por publicidad en la Unión Europea van hacia sitios de noticias falsas.

Con el fin de reducir “los incentivos económicos para la desinformación”, la propuesta de la Comisión pide ampliar a más empresas publicitarias la adhesión al código (hasta ahora solo de grandes asociaciones). Y aunque los responsables europeos reconocen que las plataformas que se han adherido al código no lo han cumplido al 100%, sí lo consideran una buena base de partida.

En particular, reclama que las grandes marcas se unan a los compromisos, sobre todo aquellas que realizan un gasto sustancial en publicidad en línea. Con el apoyo de herramientas de verificación de contenidos, los propietarios de marcas y otros anunciantes “deberían comprometerse a hacer todo lo posible para evitar la colocación de sus anuncios cerca de contenidos de desinformación”.

También pide la participación de otros actores de la publicidad en línea (por ejemplo, los intercambios de anuncios, los proveedores de tecnología publicitaria y las agencias de comunicación) y otros que prestan servicios que pueden utilizarse para monetizar la desinformación (servicios de pago electrónico, plataformas de comercio electrónico, sistemas de crowdfunding).

A su vez, las agencias que participan en la colocación de anuncios, incluidas las empresas de tecnología publicitaria, deberían identificar los criterios que utilizan para situar los anuncios y adoptar medidas que permitan verificar el lugar de la publicidad, con el objetivo de evitar situarlos junto a contenidos de desinformación o en sitios conocidos por la publicación repetida de noticias falsas.

Asimismo, las plataformas deben comprometerse a reforzar los procesos de revisión de contenidos para la monetización y revisar los procesos de participación en los ingresos por publicidad en sus servicios.

No solo redes sociales, también WhatsApp

 

Mensajería. La propuesta de reforzar el código de buenas prácticas se abre a que se unan los servicios de mensajería instantánea, como vías masivas de difusión de bulos. “Estos proveedores de servicios podrían ser signatarios del Código, comprometiéndose a adoptar medidas específicas apropiadas para este tipo de servicios”, recoge la propuesta. Todo ello “sin debilitar el cifrado que suelen utilizar este tipo de servicios, y teniendo debidamente en cuenta la protección de la intimidad”. Whatsapp pertenece a Facebook, firmante del código, desde 2014.

 

 

Voluntariedad. El código es voluntario, pero desde Bruselas animan a las compañías a unirse en previsión de las nuevas obligaciones que se les aplicarán en virtud de la propuesta de la ley europea de servicios digitales (Digital Services Act, en inglés), en particular con respecto a la evaluación y mitigación de riesgos, el “empoderamiento” de los usuarios y transparencia en el mercado de la publicidad.

 

 

Algoritmos. Věra Jourová, vicepresidenta de Valores y Transparencia, señaló la necesidad de adoptar un código nuevo y reforzado porque es preciso que las plataformas en línea aborden los “riesgos sistémicos de sus servicios y su expansión algorítmica”. Reclamó también que “dejen de vigilarse por su propia cuenta y cesen de permitir que la desinformación genere ingresos”.

 

Sobre la firma

Cecilia Castelló Llantada
Es redactora jefa de la mesa digital en Cinco Días, periódico donde trabaja desde el año 2000. Licenciada en Economía y Periodismo, ha escrito en la sección de Mercados, en Empresas y, en los últimos años, ha formado parte del equipo que ha impulsado la transformación digital del diario económico decano de España

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