Euskaltel aspira a sacar partido de los ‘remedies’ de las fusiones en España
Está pendiente de la posible fusión de MásMóvil y Vodafone España El movimiento sería transformacional para la operadora
Euskaltel tiene sobre la mesa distintos planes para crecer en el mercado español. Una de las opciones que está sondeando la operadora es aspirar a los activos que las autoridades de la competencia obliguen a vender a las telecos que pongan en marcha procesos de fusión. Es decir, la compañía busca sacar partido de estos remedies para consolidarse como cuarto operador en España.
Fuentes del sector apuntan a la integración de Vodafone y MásMóvil como la primera opción que se está planteando en el conjunto del mercado español. De salir adelante la transacción, que uniría al tercer y cuarto operador nacional, las autoridades de la competencia plantearían la necesidad de que la empresa resultante vendiese distintos activos.
En este escenario, Euskaltel presentaría su candidatura a hacerse con estos activos, entre los que podrían figurar desde parte de la red móvil de Yoigo a parte de la infraestructura de cable de Vodafone. Con esta última, que podría incluir una red de seis o siete millones de hogares cubiertos con la red, la teleco vasca consolidaría su presencia en el conjunto del mercado nacional, tras la puesta en marcha del plan de expansión a mediados de 2020, de la mano de la marca Virgin Telco.
En el caso de que hubiera una respuesta en el mercado, y la fusión involucrase, por ejemplo, a Orange y MásMóvil, tal y como se especula en algunos círculos del sector, la situación de los remedies sería similar, porque también tendrían que vender activos para cumplir con las condiciones impuestas por competencia. Euskaltel cree que es la mejor situada, ante cualquier opción, para adquirir estos activos. Otros aspirantes a los remedies podrían ser grupos como Digi o Aire Networks, según fuentes del mercado.
MásMóvil
Esta situación ya se planteó en 2015, cuando Orange, para cerrar la adquisición de Jazztel, tuvo que vender distintos activos, entre los que destacó una red de fibra con un total de 720.000 accesos, que fueron a parar a manos de MásMóvil, para que se reforzase como cuarto operador, tal y como quería Bruselas, y no hubiese impacto en la competencia y en los precios.
La hipotética integración de los remedies supondría una operación transformacional para Euskaltel, que contaría con el respaldo de los inversores, incluidos sus principales accionistas, la británica Zegona y Kutxabank. En primer lugar, porque la teleco mejoraría su posición en un mercado en el que habría un actor menos y, en segundo lugar, porque el acceso a una red propia rebajaría la factura de los acuerdos mayoristas para disponer de las infraestructuras de fibra de otras grandes compañías. Euskaltel tiene acuerdos con Telefónica y Orange, que han permitido a la teleco alcanzar una cobertura total por encima de los 18 millones de hogares.
Además, Euskaltel está cerrando el proceso de venta de una participación de su FibreCo (inferior al 50%), una operación con la que aspira a generar valor para los accionistas y para la propia empresa.
La operadora cerró 2020 con una deuda neta de 1.455 millones de euros, 31 millones menos que en 2019, y un ratio de apalancamiento de 4,20 veces el ebitda. Euskaltel ha mantenido la retribución al accionista, destinando 55 millones en 2020. A principios de febrero abonó un dividendo de 0,14 euros por acción.
En Bolsa, la acción de Euskaltel sube cerca de un 2% desde principios de año, y coquetea con la cota de los nueve euros.