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La COVID alerta a la pyme sobre sus deficiencias en ciberseguridad

Para las empresas de menos de 50 trabajadores las consecuencias del confinamiento han sido peores que el cibercrimen.

La Covid-19 ha puesto de manifiesto en las pequeñas y medianas empresas (Pymes) la necesidad de mejorar sus protocolos de seguridad. De hecho, para las organizaciones de menos de 50 trabajadores, el impacto del confinamiento ha sido “peor” que un ciberataque.

El dato se aporta en la encuesta realizada por ESET, una empresa de ciberseguridad de la Unión Europea. En ella se advierte del problema que ha provocado la Covid-19 en las empresas de pequeñas dimensiones, que carecen de tantos recursos como las grandes corporaciones.

En el informe se revela también la necesidad de las empresas de mejorar sus protocolos de seguridad. Así lo asegura el 81% de los directivos encuestados de este estudio. Según el mismo, la mayoría de los empresarios afirma que con la Covid-19 se han dado cuenta de la necesidad que tienen sus empresas de mejorar sus protocolos de seguridad.

Proteger los datos del negocio

El director de negocio en ESET, Ignacio Sbampato, asegura que es importante que los datos del negocio estén protegidos. “La mayoría de las empresas de todo el mundo está luchando por mejorar su situación financiera, por lo que es más importante que nunca que la parte financiera de estas empresas se encuentre protegida”, indica.

En ese sentido, en la encuesta se pone de manifiesto que un 42% de los directivos considera que tanto el cibercrimen como el confinamiento son amenazas para la seguridad de las finanzas de sus negocios.

Destacan las compañías que tienen más de 1.000 trabajadores. Los directivos de las mismas consideran que una de sus mayores preocupaciones es el cibercrimen.

El estudio también aborda los retos de futuro de este tipo de negocios. Según se detalla, un 32% de las empresas considera prioritario proteger los datos de su organización. Frente a ellos se sitúa el 28%, que indica que su prioridad será mejorar su eficiencia.

A nivel de seguridad, un 54% de los directivos invertirá en detectar el fraude con tarjeta y un 50% admite que, una vez finalice la pandemia, invertirá en la realización de análisis de robo de identidad.

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