Bankia solo tendrá 3 directivos en el comité de CaixaBank, de un total de 14
José Sevilla no estará en el nuevo comité, como otros tres de los más significativos directivos vinculados a Goirigolzarri, que dejan la entidad
Todas las fusiones son complicadas, y gestionar los equipos provenientes de una y otra entidad que han decidido su integración es también difícil. Las culturas de una y otra casa suelen chocar, aunque a priori parezca que las dos firmas tienen el mismo origen, y por lo tanto la misma filosofía, como es el caso de Bankia y CaixaBank, ambas antiguas cajas de ahorros. Estas diferencias de cultura han quedado patentes en esta ocasión en el organigrama que regirá en los próximos años en la nueva CaixaBank tras absorber a Bankia. Hay que recordar que la operación de fusión es por absorción de CaixaBank a Bankia.
En el consejo de administración de Bankia, celebrado ayer, cuatro de los directivos más allegados a José Ignacio Goirigolzarri, presidente de la entidad y futuro presidente de CaixaBank, aunque con recorte de funciones, han optado por no incorporarse a la nueva entidad. Entre ellos se encuentra José Sevilla, consejero delegado de Bankia y mano derecha de Goirigolzarri. Ambos ya habían trabajado juntos en BBVA y fue el primer fichaje del banquero vasco cuando fue elegido para dirigir Bankia.
Sevilla, a sabiendas de que no podría estar entre los cuatro primeros ejecutivos del nuevo organigrama, optó desde el principio por comunicar a Goirigolzarri su decisión de no incorporarse a CaixaBank.
Y es que el nuevo organigrama de la entidad de origen catalán cuenta con un comité de dirección formado por 14 miembros, de los cuales únicamente 3 pertenecen al comité de Bankia.
Miguel Crespo, de secretaría, y Antonio Ortega, quien se ha ocupado de la dirección de medios en la entidad, también han decidido dejar sus cargos, lo mismo que la responsable de comunicación y relaciones externas, Amalia Blanco. Su salida ha sido comunicada en la intranet de la entidad ayer coincidiendo con la reunión del consejo, donde Goirigolzarri se ha deshecho en elogios por el esfuerzo de todos ellos en los últimos nueve años para reflotar una entidad que en 2012 fue nacionalizada al inyectarla 22.424 millones de euros, cifra que subió a más de 24.000 millones tras fusionarse con BMN en 2019.
CaixaBank aprobará el nuevo organigrama mañana jueves, aunque no será ratificado hasta unas semanas después en otro consejo de la nueva entidad ya fusionada y tras desaparecer Bankia.
Gonzalo Gortázar será el consejero ejecutivo con casi todos los poderes. Y, según coinciden varias fuentes, mantendrá en el comité a Juan Antonio Alcaraz, director de negocios; a Jordi Mondejas, de riesgos, y a Xavier Coll, de medios. Goirigolzarri tendrá bajo su paraguas las competencias de la secretaria general, auditoría interna y comunicación, por lo que es lógico que sea él el que haya elegido a estos tres directivos.
Venta del 16% del Estado
Mientras, el Consejo de Ministros anunció ayer su decisión de ampliar en dos años, hasta diciembre de 2023, el plazo para desinvertir su participación en Bankia, con el objetivo de maximizar la recuperación de las ayudas públicas que inyectó en 2012 en la entidad. Se trata de la tercera ocasión en la que el Gobierno amplía el plazo, aunque esta es la primera que lleva a cabo el Gobierno de Pedro Sánchez.
Esta medida para intentar reducir en lo más posible las pérdidas de la entidad para las arcas del Estado a consecuencia de las ayudas públicas recibidas, se suma al impulso de Gobierno para llevar a cabo la fusión de Bankia, en la que el Estado, a través del FROB, controla el 61,8% del capital de este banco, con CaixaBank.
Tras esta fusión el FROB tendrá una participación en la nueva sociedad del 16,1%, pero su idea es vender este porcentaje de una sola vez o en participaciones en cuento la acción se revalorice. Este es el compromiso adquirido también con CaixaBank, a cuyos accionistas no les agrada que el Estado se siente durante años en el consejo de la entidad que dirige Gortázar.
De esta forma, el Gobierno de Sánchez intentará poner en valor tanto políticamente como económicamente esta operación, que según comunicó ayer la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, el objetivo es favorecer la utilización más eficiente de los recursos públicos, maximizando la recuperación de las ayudas. “Es decir, encontrando el momento adecuado para que se puedan maximizar esos recursos que se invirtieron para esta entidad. Esta extensión del plazo va a permitir al FROB ejecutar la estrategia de desinversión con una mayor flexibilidad y aprovechando las coyunturas que puedan ser más favorables”, explicó Montero.
Para reflotar BFA-Bankia, el Estado inyectó 22.424 millones de euros (4.465 millones en BFA en diciembre de 2010, 7.339 millones en BFA en diciembre de 2012 y 10.620 millones de euros en Bankia en mayo de 2013). De este importe, ha recuperado 3.303 millones (el 14,73% de lo invertido), de los que 2.122 millones proceden de la venta de sendos paquetes del 7,5% y el 7% en 2014 y en 2017, más 1.180 millones pagados en dividendos. Bankia cerró ayer a un precio por acción de 1,58 euros, con una subida del 0,54%.
El valor total de la participación del Estado en Bankia asciende a 3.000 millones de euros, una cifra muy alejada del montante al que ascienden las ayudas del banco aún sin devolver, y que difícilmente se amortizarán.
La última junta de Bankia, el 23 de marzo-
Telemática y presencial. Bankia decidió ayer convocar el próximo 23 de marzo su junta de accionistas para aprobar las cuentas de 2020, aunque la cita quedará suspendida si antes de esa fecha culmina la fusión de la entidad con CaixaBank, según informó ayer a la CNMV. El encuentro con los accionistas se celebrará en Valencia, en el Palacio de Congresos, previsiblemente en primera convocatoria, el 23 de marzo a las 12 horas, aunque será posible también la asistencia telemática al encuentro mediante conexión remota y en tiempo real. Dado el contexto excepcional derivado de la situación generada por la pandemia de Covid-19 y con el propósito de preservar los intereses generales y la salud de las personas, Bankia recomienda a los accionistas que ejerzan previamente sus derechos de voto y delegación, evitando en lo posible la asistencia física a la junta. Si la fusión con CaixaBank se cerrara antes de ese día, la junta de accionistas de Bankia no se celebraría, pues para entonces la entidad se habría extinguido. Sin embargo, si en esa fecha la absorción de Bankia no ha culminado, los accionistas tendrán que dar el visto bueno a las cuentas de 2020 y a la reelección del presidente, José Ignacio Goirigolzarri, como consejero ejecutivo por cuatro años más.