300 clientes de Arquia llevan 15 meses sin poder vender sus acciones del banco
La entidad les exige dejar de ser accionistas para cerrar las cuentas
Centenares de arquitectos de toda España mantienen desde hace casi dos años un conflicto abierto con Arquia Bank, la entidad financiera que tiene su origen en la antigua caja gremial. Con la conversión de cooperativa de crédito a sociedad anónima, en 2019, los que habían sido cooperativistas se convirtieron en accionistas de Arquia Bank SA. Sin embargo, cuando algunos han querido vender sus títulos y dejar de ser clientes se han encontrado con numerosas trabas, lo que les obliga a seguir vinculados a la entidad.
Caja de Arquitectos funcionaba hasta el año pasado como una cooperativa de crédito (al igual que Caja Laboral, Cajamar o Caja de Ingenieros). Cuando un cliente abría una cuenta, se le exigía que hiciera una aportación al capital social de 200 euros, como socio cooperativista. Solo así se podía contratar cualquiera de sus productos. Los clientes-cooperativistas tenían unas condiciones muy favorables (como transferencias internacionales y retiradas de efectivo gratuitas).
Con la conversión en banco, los cooperativistas vieron transformado su capital social en acciones de Arquia Bank de manera automática. La entidad no les contactó por los canales frecuentes (teléfono, correo electrónico... ), según explican varios arquitectos.
Las condiciones de los productos empeoraron sustancialmente, lo que provocó el descontento de clientes y la intención de romper las relaciones con esta entidad bancaria de un gran número de antiguos cooperativistas.
La firma asegura que sí que pueden cancelar sus productos
Desde la entidad financiera explican que “nunca ha sido obligatorio ser cooperativista para ser cliente”, a pesar de que muchos testimonios aseguran que les pidieron esa condición para poder contratar algunos créditos. Fuentes de Arquia Bank también comentan que tampoco es obligatorio dejar de ser accionista para cerrar las cuentas. Eso sí, explican que, como las acciones están representadas en anotaciones en cuenta, la normativa exige que estén depositadas en una entidad financiera o sociedad de valores, siendo necesario mantener una cuenta de valores. “Cualquier accionista puede solicitar el traspaso de las acciones de Arquia a una cuenta de valores de otra entidad financiera de la que sea titular. Ya lo hemos hecho en varias ocasiones”.
Para poder liquidar las cuentas y otros productos, era necesario previamente vender las acciones. Pero, ¿cómo hacerlo con unos títulos que no se negocian en un mercado de valores?
“Para poder vender las acciones hemos tenido que firmar una orden de venta en la que aceptábamos que el precio y las condiciones de venta las tiene que fijar la junta general del banco. El caso es que van pasando los meses y no hay forma de que se ejecute esa orden”, explica uno de los afectados.
En septiembre de 2019 la entidad ya había recibido casi 300 órdenes de venta. Sin embargo, seis meses después solo había ejecutado 54. En mayo de 2020, Arquia exigió a los arquitectos que renovaran su orden de venta en 15 días si no querían perder su posición.
De acuerdo con el valor fijado en la última junta de accionistas, cada título vale 15,63 euros. Dado que las aportaciones de 200 euros al capital social de la cooperativa se convirtieron en 80 acciones, los arquitectos enfrentados a Arquia tienen aproximadamente 1.250 euros retenidos, a la espera de poder vender estas participaciones.
Un año después de que Arquia comenzara a recibir el aluvión de órdenes de venta, la mayoría sigue sin haberse podido ejecutar, lo que impide a los clientes cancelar sus cuentas.
Los clientes han empezado a organizarse a través de foros de internet y canales de Telegram para reclamar una solución. Desde la entidad se asegura que se está haciendo lo posible para buscar compradores para los títulos, y recuerdan que cuando era una cooperativa de crédito también había que buscar compradores individualmente.