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El objetivo es seguir pagando en dividendo un 30% del beneficio

2.200 millones de euros será el coste que tendrán que asumir en ajustes

La cúpula de la nueva CaixaBank ha destacado ante los analistas y más tarde ante la prensa las ventajas de la operación, que prevén permita elevar un 22% el beneficio por acción de la entidad (un 69% para los accionistas de Bankia) y capear el complicado momento económico provocado por el coronavirus.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar afirmó que el objetivo de la entidad es seguir pagando un 30% de 'pay out', y que los accionistas de Bankia recibirán parte del dividendo correspondiente a los resultados de 2020 de CaixaBank. En todo caso, espera que suba: “Está de más preguntárselo; el dividendo subirá porque los beneficios subirán”. La entidad espera elevar el beneficio al entorno de los 2.600 millones en 2022, “pero esto no son objetivos sino cálculos a partir del consenso de mercado y los ahorros esperados”.

CaixaBank y Bankia estiman en 2.200 millones de euros el coste que tendrán que asumir en ajustes de plantilla y red a fin de reducir duplicidades en el grupo que nazca de su fusión y también para romper alianzas de negocio de la filial de BFA, entre las que figuran su histórico acuerdo con Mapfre en seguros o el reciente para crédito al consumo con Crédit Agricole.

Gortázar fue claro al detallar que la joint venture de Bankia y Mapfre no tiene cabida en el nuevo grupo, ya que CaixaBank cuenta para seguros de Vida con VidaCaixa y para coberturas en riesgo generales con SegurCaixaAdeslas, que extenderán su perímetro de actuación a la red que incorporen del banco. Tampoco ve recorrido a la alianza que Bankia lanzó para hacer crédito al consumo en puntos de venta con Crédit Agricole.

CaixaBank culminará la fusión con Bankia en el primer trimestre de 2021 y el Estado pasará a tener el 16 % del nuevo grupo, una participación valorada en unos 2.700 millones de euros. Pero antes de que la fusión concluya las dos entidades seguirán compitiendo como entidades independientes e incluso, añadió José Ignacio Goirigolzarri en rueda de prensa, no descarta que aparezca una oferta de un tercero. Usam fuga.

Goirigolzarri y Gortázar mostraron su confianza en que la operación conseguirá el visto bueno de Competencia, pues en varios países europeos la situación es muy similar.

El origen de la fusión, relató Goirigolzarri, está en un acercamiento del principal accionista de CaixaBank -la Fundación Bancaria la Caixa presidida por Isidro Fainé- al Ministerio de Económicos, ya que Bankia está participada principalmente por el Estado a través del FROB.

Las dos partes analizaron la operación y llegaron a la conclusión de que podía tener sentido y como consecuencia de ello, ha contado, las dos entidades convocaron a sus consejos de administración de forma extraordinaria para reunirse el 25 de agosto.  Es a partir de entonces cuando empiezan las negociaciones entre ambas entidades, por lo que el acuerdo de fusión se ha alcanzado en menos de un mes dará como resultado que CaixaBank tenga el 74,2 % del nuevo grupo y Bankia el 25,8% restante.

Todo ello después de que los consejos de administración de ambas entidades hayan aprobado este jueves la fusión por absorción de Bankia por CaixaBank, con una ecuación de canje de 0,6845 acciones ordinarias nuevas de CaixaBank por cada acción de Bankia.

La entidad fusionada tendrá una morosidad del 4,1% en España y una cobertura del 64%, de las más altas entre los principales bancos españoles. Contará con una “sólida” posición de capital que permitirá absorber los costes de reestructuración y otros ajustes, según explicaron los dos ejecutivos. La ratio de capital de máxima calidad o CET1 será del 11,6 %, una cifra que les deja “muy tranquilos”.

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