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Inversión

‘Sōgō shōsha’: Buffett se vuelca en el corazón de la economía nipona

El inversor destina 5.000 millones a empresas centenarias, que controlan buena parte del comercio exterior de Japón

El presidente de Berkshire Hathaway, Warren Buffett
El presidente de Berkshire Hathaway, Warren Buffett Scott Morgan (REUTERS)
Gabriela López Escalante

Berkshire Hathaway ha plantado su bandera en uno de los feudos más tradicionales y particulares de Japón. La sociedad de inversión dirigida por Warren Buffett publicó la semana pasada la compra de las participaciones de alrededor del 5% de cinco grandes empresas niponas. La magnitud de la operación, valorada en 5.000 millones de euros, refleja la apuesta del mítico inversor, conocido como el Oráculo de Omaha, por entrar en el futuro de la tercera economía mundial, y de hacerlo a través de unas empresas de las que no es fácil encontrar equivalentes en otros países.

Itochu, Marubeni, Mitsubishi, Mitsui & Co y Sumitomo son cinco de los consorcios más importantes del país asiático. Estas compañías, especialistas centenarias en la compraventa de materias primas, son un pilar en la economía de un país que depende casi totalmente de las importaciones para cubrir su demanda de recursos básicos. Los productos agrícolas, con un 22%, energéticos (23%) y los minerales y metales (9%) suman más de la mitad del total de las importaciones. En 2019, éstas crecieron un 1,58% con respecto al año anterior, y alcanzaron más de 643.803 millones de euros, un 14,18% del PIB de ese año. Más de la mitad de las compras al exterior provienen de Estados Unidos y de la Unión Europea.

Conocidas como sōgō shōsha, estas compañías fueron determinantes en el éxito industrial y exportador del país durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el llamado milagro japonés, y aún sostienen la economía nipona. El valor total de las ventas anuales de estas cinco empresas representaba el 7,8% del PIB de Japón en 2019, más de 350.000 millones de euros.

Estos conglomerados surgieron de la intermediación (compra en el extranjero y venta en Japón) de materias primas, pero han diversificado sus intereses hacia industrias como transporte, maquinaria, finanzas y productos de consumo, con activos en más de 70 países.

Sus operaciones, en todo caso, no se limitan a la compraventa, sino que adquieren participaciones en compañías o instalaciones en el extranjero ligadas a sus actividades. Un tipo de conglomerado financiero diversificado como el que fundó y dirige Buffett, aunque en este caso centrado y al servicio de la economía nipona. Mitsubishi controla la mitad del tráfico marítimo de Japón, mientras Mitsui suministra al país gas natural licuado de forma exclusiva.

Sin embargo, estos grupos japoneses se habían caracterizado tradicionalmente por ofrecer modestos flujos de caja y acumular deudas, dos elementos contrarios a los postulados de inversión de Buffett. Su influyente estilo se caracteriza por invertir en negocios conocidos, con vista en el largo plazo y con la generación de efectivo como premisa. En la junta de Berkshire en 1998, Buffett catalogó las acciones japonesas como “inversiones inferiores” y señaló que el retorno sobre el capital era muy bajo. 20 años después, parece haberse reconciliado.

Las cinco apuestas del inversor

 

Mitsubishi, 1870. Es el conglomerado más grande de Japón. Su plantilla de más de 300.000 empleados se distribuye en 74 países. Pasó de ser una compañía de envíos a conquistar industrias como la militar, banca, energía, telecomunicaciones y fotografía (Nikon).

 

 

Itochu, 1958. Empezó con la comercialización de lino y ha extendido su cartera hacia maquinaria, metales y minerales, energía, productos químicos, alimentos, inmuebles y finanzas. Cuenta con 100 filiales en 62 países, empleando a más de 120.000 personas.

 

 

Mitsui, 1947. Entre sus filiales está Toshiba. Su área de negocio abarca también energía —con el comercio de gas natural licuado—, maquinaria, productos químicos, alimentos, textiles y logística, y suma unos beneficios de 6.600 millones.

 

 

Sumitomo, 1615. Famosa por el refino del cobre, la empresa se extendió hacia la banca, la maquinaria, automoción y energía. Emplea a un total de 72.642 personas en 66 países. Su estrategia se ha centrado en recursos naturales y ahora invierte en hidrógeno.

 

 

Marubeni, 1858. Obtiene más del 90% de sus ingresos en agricultura, metales, energía y productos químicos. Tiene cuotas de mercado líderes en el comercio de cereales y pulpa de celulosa, así como fuerte presencia en el negocio de plantas industriales y eléctricas.

 

El movimiento tiene más peso si se considera que Buffett invierte con cuentagotas en Europa o Asia. De hecho, sus diez mayores posiciones actuales son norteamericanas. Marc Garrigasait, un veterano gestor en la Bolsa nipona, destaca que con este giro de dirección Buffett sigue a otro conocido inversor, Michael Burry, que en septiembre de 2019 anunció que empezaba a invertir en Japón por las valoraciones que encontró.

Las cifras acompañan. En el último año, las cinco empresas han recuperado hasta un 36% en Bolsa y pagan dividendos de hasta el 5% del beneficio. Números que ganan atractivo en un contexto de tipos cero tanto en EE UU como en Japón. La posición financiera, por otra parte, ha mejorado en los últimos tiempos: los cinco grupos tienen flujos de caja positivos que les han permitido contener el endeudamiento.

El peso de estas firmas en la tercera economía mundial les ha dado escala global. Las cinco en las que ha entrado Buffett están entre las seis que más comercio exterior mueven en el mundo, solo por detrás de la china CITIC, según la clasificación Forbes de este año. A diferencia del resto de la lista, las sōgō shōsha se caracterizan por llevar a cabo todas las fases de la operativa, desde la localización de proveedores hasta la venta al cliente final, pasando por el transporte y almacenamiento. Disponen asimismo de filiales industriales. Un modelo de negocio exclusivo.

Las cinco son destinos predilectos para los graduados de las universidades de elite de Japón. Itochu ha sido una de las compañías más populares por sus altos salarios y la estabilidad laboral. Un rasgo que valora Berkshire Hathaway en sus inversiones: empresas operadas por personas bien formadas y competentes. El índice Nikkei agradeció el voto de confianza.

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