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El Pissarro expoliado por los nazis se queda en el Thyssen

La justicia de EE UU dictamina que el barón Thyssen no actuó de mala fe al comprar el cuadro

'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efectode lluvia' de Camille Pissarro.
'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efectode lluvia' de Camille Pissarro.

El cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia pintado por Camille Pissarro en 1897 seguirá expuesto en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Así lo ha decidido el Tribunal de Apelación de EE UU, quien ha determinado que la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza es la legítima propietaria del mismo, ya que considera que el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza no sabía que el cuadro fue robado por los nazis en el momento en el que compró la obra.

La antigua propietaria de la misma, Lilly Cassirer, una mujer de origen judío, se vio obligada a malvender la pintura por poco más de 300 euros para conseguir un visado con el que huir del régimen nazi en 1939. Unos años más tarde, esta inició un litigio en Alemania para recuperar el cuadro, cuyo paradero desconocía. Finalmente, en 1958, la demandante llega a un acuerdo con el gobierno alemán, quien la indemniza con 120.000 marcos alemanes, un precio que, según alega el museo Thyssen-Bornemisza, se corresponde con el valor de mercado de la obra en aquel momento.

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Posteriormente, el cuadro fue adquirido en 1976 por el barón Thyssen en la galería Stephen Hahn Gallery de Nueva York (Estados Unidos). Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia perteneció desde ese momento a la colección del barón en Suiza, aunque fue exhibido en numerosas exposiciones temporales en varios países del mundo hasta que, en 1993, fue adquirido por el Estado español, a través de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, como parte de la venta conjunta de la Colección Thyssen-Bornemisza. Unos años más tarde, Claude Cassirer, nieto de Lilly Cassirer, descubrió la pintura y, en 2005, interpuso una demanda en California (EE UU) para recuperarla.

La sentencia publicada este martes, que aún puede ser recurrida en casación al Tribunal Supremo de EE UU, es el último eslabón de una serie de litigios que se ha extendido durante 15 años. Así, el Tribunal de Apelación del país ratifica fallos anteriores y reconoce que la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza es la propietaria de la obra, ya que entiende que el barón Thyssen no conocía la historia de la pintura cuando fue adquirida.

El abogado Bernardo Cremades Jr., socio del despacho B. Cremades y Asociados, que se personó en la causa en representación de la Federación de Comunidades Judías de España y la Comunidad Judía de Madrid, lamenta profundamente el fallo. La sentencia recoge que el barón Thyssen no actuó de mala fe al comprar la pintura, pero el letrado insiste en que, aunque este no supiera que era robada, sí que dejó de hacer una investigación exhaustiva a pesar de que había varios indicadores que le podían haber alertado. Las etiquetas de las exposiciones en las que se había exhibido la obra estaban rasgadas, Pissarro era un artista muy cotizado por los nazis y la pintura se situaba en Berlín en plena guerra mundial, enumera el experto, quien añade que los descendientes del pintor, a los que el barón Thyssen conocía, habían elaborado una lista con las piezas que habían sido robadas durante el nazismo. “Los medios del año 76 no son los mismos de los que disponemos ahora, pero si se hubiera investigado correctamente, se hubiera sabido cuál era su origen”, apunta Cremades.

La sentencia, no obstante, da un pequeño tirón de orejas al Estado español y apunta que es incoherente que un país que ha firmado los Principios de Washington y la Declaración de Terezí, por los que se compromete a tratar de devolver a sus dueños todo el arte robado por los nazis, no actúe de buena voluntad en un caso como este. A este respecto, el director gerente de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, Evelio Acevedo, insiste en que estos acuerdos se deben aplicar respetando la legislación local y buscando una solución justa para todas las partes. “Si una institución ha comprado la obra de buena fe, no se le puede expropiar; menos aún cuando ya se ha compensado económicamente a precio de mercado a la anterior propietaria”, insiste.

Por su parte, la experta en economía del arte y fundadora de Arte Global, Elisa Hernando, celebra que la obra vaya a permanecer en el Thyssen, pero expone que este caso pone de manifiesto la importancia de hacer una investigación en profundidad sobre el origen de las obras antes de comprar. “Aquí, el resultado ha sido positivo porque no hubo mala fe y porque la dueña anterior ya había sido indemnizada, pero cuando se adquiere arte sin conocer su origen, se corre el riesgo de acabar perdiendo el dinero y la pieza, como podía haber pasado”, concluye.

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