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Industria

Tubacex realizará ajustes al reducir su actividad un 50% por el Covid-19

El grupo prevé perdidas este año y una recuperación del mercado para 2022

Jesús Esmorís, consejero delegado de Tubacex.
Jesús Esmorís, consejero delegado de Tubacex.

Tubacex acometerá un plan de choque por la crisis del coronavirus que incluirá una "importante reestructuración en los próximos meses", según han trasladado los responsables del grupo a sus accionistas, en una junta realizada por vía telemática este jueves.

El productor de tubos sin soldadura en acero inoxidable tan solo utiliza la mitad de su capacidad instalada. Tiene más de 2.500 trabajadores repartidos en dieciséis plantas en nueve países. De ellos, 600 en los centros de Laudio/Llodio y Amurrio, ambos en Álava. Están en ERTE hasta octubre.

Jesús Esmorís, consejero delegado de Tubacex, ha señalado que el alcance del ajuste dependerá de la evolución de los mercados. Por ejemplo, las fábricas de Tubacex en India trabajan al 100 % de capacidad. Aunque reconoció que la entrada de nuevos pedidos está siendo "desastrosa" por el parón que viven los diferentes sectores que compran los tubos de la empresa alavesa.

Los clientes de la siderúrgica vasca han reducido sus inversiones un 40 %. Como en el caso de los pozos de petróleo, que suponen el 6 % de las ventas de Tubacex. La cotización del barril de crudo registra una caída del 35 % que llegó a ser del 60 % por el enfrentamiento entre dos de los grandes productores del mundo, Arabia Saudí y Rusia.

Pese a su diversificación para reducir la dependencia del "oro negro", Tubacex ha visto cómo la crisis de la pandemia ha impactado en todos los sectores. El 11 % de su facturación procede de la automoción y de la aeronáutica, que arrastran caídas en sus propios negocios del 25 % y del 42 %, respectivamente. En el caso de la aeronáutica, Esmorís ha explicado que Tubacex está ahora con "cero" pedidos por el parón de las plantas de ensamblaje de aviones.

Hay mejores expectativas en los negocios relacionado con el gas, que aporta el 24 % de las ventas consolidadas, y con el ámbito de la generación de energía, sobre todo la nuclear, que supone el 18 % de la facturación.

Con un mercado al 50 % de su capacidad y con muchas inversiones paralizadas, el consejero delegado de la compañía vasca estima que la crisis se extenderá durante este año y el próximo, para iniciar una recuperación en 2022.

Tubacex entró en pérdidas en el primer trimestre, al contabilizar un resultado negativo de 1,6 millones, y cerrará 2020 con "números rojos". Ha olvidado su estimación de alcanzar este año una facturación de 800 millones, realizada antes de la aparición del Covid-19 (en 2019 contabilizó unas ventas de 614 millones).

El grupo no repartirá dividendo con cargo a los resultados de 2019. Volverá a retribuir a sus accionistas "cuando sea posible". Sí destinará seis millones para la compra de títulos propios y su posterior amortización.

Los miembros del consejo de administración se han rebajado un 30 % el sueldo. Y los 250 ejecutivos del grupo han aceptado recortes que oscilan entre el 10 % y el 30 %, según los casos.

Todas las inversiones no estratégicas se han paralizado. Ha bloqueado proyectos que exigían un desembolso de 20 millones. Esmorís da por hecha la reordenación financiera de Tubacex, que ha diversificado sus fuentes de captación de fondos y extendido los plazos de vencimiento de los créditos. Dispone de 150 millones de caja neta y el objetivo "es no quemarla", según el consejero delegado.

El accionariado de Tubacex sigue sin cambios. El principal inversor es el empresario vasco José María Aristrain con el 11 % del capital, seguido de Azvalor con el 6,2 %, EDM con el 5,1 % y Ecofin con el 4,9 %, entre otros.

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