Las empresas del Ibex tratan de excluir del ebitda el efecto del covid
Las compañías quieren evitar incumplir sus pactos con los bancos y deberán redefinir esta métrica en sus resultados de junio
Las grandes empresas del Ibex temen la deblacle que el cierre casi total de la economía en el primer semestre ha provocado en sus cuentas. Y que esto haga saltar por los aires sus covenants, los compromisos que han adquirido con sus bancos para obtener financiaicón a cambio de lograr una rentabilidad minima. Todos los ojos están puestos sobre el ebitda, una métrica que queda fuera de las normas contables internacionales y que los bancos utilizan para calcular sus ratios financieros. Las compañías tratan de eliminar de esta métrica los efectos del Covid-19 para tratar de evitar que los bancos den por vencida su deuda.
La sala de máquinas de las big four trabajan a pleno rendimiento. Han recibido una avalancha de consultas de sus clientes sobre cómo reflejar unos resultados semestrales históricamente malos. Una alternativa es separar en la propia cuenta de resultados claramente el impacto del covid. "La norma permite separar el efecto del covid en la cuenta de resultados en líneas adicionales. También existe la posibilidad de hacerlo en una columna, pero esta sería una solución más exótica y poco habitual", explica Stefan Mundorf, socio de Auditoría de PwC.
Por otra parte están medidas alternativas como el ebitda, el beneficio antes de impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones. Y una métrica apreciada por bancos y empresas por reflejar mejor la marcha real del negocio. Es utilizada para calcular la valoración de una compañía ante la venta a un inversor o una salida a Bolsa, pero también la que sirve para hallar el grado de endeudamiento de una empresa. El hecho de que no esté recogido en las normas de auditoría amplía sustancialmente su significado, que cada empresa puede ajustar según explique en sus informes financieros.
Una alternativa para las empresas es precisamente cambiar la definición de ebitda en sus cuentas o incluir una aclaración a la que manejaba. Ya la utilizarán algunas grandes empresas españolas en la presentación de resultados de julio. En esta nueva definición se haría mención expresa a que eliminan los efectos de catástrofes naturales que espacan al control de la firma, como puede ser la propagación de un virus.
"Es adecuado que las funciones financieras traten de explicar el efecto del Covid-19 en una medida de rendimiento como el ebitda, y analicen con las entidades financieras las condiciones de los covenants para tener en cuenta ese impacto", indica Bernardo Ruecker, socio responsable de Asesoramiento Contable de KPMG.
Su cálculo entraña problemas. Uno es la dificultad por delimitar exactamente cuál ha sido el impacto del covid. Es más sencillo por el lado de los costes, por ejemplo, saber cuánto se ha gastado una empresa en adaptarse al teletrabajo o a que su sede cumpla las medidas de seguridad que conocer cuánto hubiera ingresado en el hipotético caso de que la pandemia nunca hubiese existido.
La segunda cuestión es el papel de los bancos. Por más que la empresa quiera maquillar sus cifras esto debe contar siempre con la aquiescencia de sus deudores. Estos son los que deben dar el visto bueno a que ese nuevo ebitda es válido para determinar que una empresa no ha incumplido sus compromisos financieros.
Este es el principal caballo de batalla en las conversaciones que entablan actualmente las grandes empresas y sus bancos. Y es que las compañías están obligadas a dar ya cuenta en el informe del primer semestre sobre si temen incumplir sus covenants a final de año. Por su parte, los bonistas han dejado claro que no ven con buenos ojos la alteración de este parámetro. La ELFA (asociación que agrupa a los fondos que invierten en deuda de alto riesgo) considera que no es una medida adecuada y transparente.
El último impedimento es la suspicacia de los reguladores. En los últimos años han estrechado su cerco sobre aquellas métricas, como el ebitda, que escapan de su jurisdicción. Hace varios meses el IASB (el regulador de la contabilidad) inció el proceso para regular el uso de estas medidas alternativas de rendimiento. La Esma (la CNMV europea) ha pedido a las compañías que no modifiquen las definiciones de lo que entienden por ebitda.