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Invertir en biotecnología para mejorar nuestras vidas

El COVID-19 ha puesto de manifiesto que invertir en salud e investigación debe de ser una prioridad estratégica

La crisis sanitaria del COVID-19 está golpeando a muchos sectores de nuestra sociedad, provocando una crisis sin precedentes que nos está afectando por el lado personal, social y económico. Al mismo tiempo, también está poniendo de manifiesto la importancia de los avances en el campo de la biotecnología, la salud, y la investigación médica, es decir, en todos aquellos sectores que nos pueden ayudar a mejorar y cuidar nuestra salud, y que ahora son cruciales en el desarrollo de fármacos y vacunas que contribuyan a frenar y a controlar la expansión del virus.

En la actualidad hay más de 100 ensayos clínicos que persiguen conseguir un tratamiento o vacuna que sea eficaz contra el COVID-19, y si hay algo que tienen en común la gran mayoría de las compañías que están en esas investigaciones, es que pertenecen a la industria biotecnológica.

El potencial de la biotecnología

Desde hace tiempo llevamos escuchando a diferentes expertos decir que la biotecnología va a cambiar nuestras vidas.También la robótica, la domótica y la inteligencia artificial, como ya lo hiciera, hace unos años, la tecnología e internet. Y es que lo cierto es que todos estos sectores forman parte de las llamadas megatendencias, que son aquellas temáticas que tiene un enorme potencial de desarrollo a futuro por su papel de ‘cambiar el mundo’ al generar mercados completamente nuevos.

La inversión temática lleva años en continuo crecimiento y sumando adeptos, tanto por el lado de las entidades gestoras -que cada vez lanzan más productos especializados y no solo en temáticas relacionadas con la tecnología, por ejemplo, el agua y el cambio climático son algunas de las más populares-, como de los inversores que quieren invertir su dinero siendo partícipes de descubrimientos que contribuirán al avance del mundo.

La biotecnología era ya, sin duda, una de las grandes megatendencias del momento pero, como recuerdan Juan Martínez y el Dr. Armando Cuesta, gestores de Abante Biotech Fund, era un sector que se concebía muy de nicho. “La pandemia sugiere que debemos reenfocar nuestras prioridades y reconsiderar la importancia de invertir en salud, un sector fundamental para poder mitigar riesgos inminentes para la humanidad, además de posibilitar tener un crecimiento sostenible a largo plazo, tal y como señaló la Asamblea General de la ONU a través de la Agenda 2030”, explican.

En este sentido, Martínez y el Dr. Cuesta defienden que la biotecnología debe ser un sector estratégico y que cuenta con un enorme potencial, cuyo impacto positivo en la sociedad es ya una realidad. “Invertir en biotecnología permite invertir en compañías que ayudan a mejorar nuestra salud y calidad de vida, ofreciendo al mismo tiempo un doble rédito, económico y social, con aplicaciones reales a día de hoy, como, por ejemplo, la cura de la Hepatitis C y muy posiblemente el desarrollo de una vacuna contra SARS-CoV-2”, añaden.

De hecho, en Morningstar hay registrados un total de 73 fondos de inversión de renta variable que invierten en biotecnología -230 lo hacen en salud-, y si ponemos el foco en el comportamiento del índice de referencia, el Nasdaq Biotecnology Index, vemos que en los últimos 25 años ha crecido de forma consistente a un ritmo superior al 12% anual. Este 2020 sube cerca de un 10%,mientras que el resto de índices de bolsa -a excepción del Nasdaq que se revaloriza cerca de un 3%- se mantienen en terreno negativo.

Importante ahora y antes

Desde 1996, la biotecnología ha permitido que se aprueben más 700 medicamentos en áreas especialmente relevantes, como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, causa principal de muerte en Occidente. Solo en el año 2018, se aprobaron 59 nuevos medicamentos para su comercialización, casi el doble de la media anual de la última década, situada en 34 fármacos por año, y el año 2019 cerró con un total de 48.

En 1990, Naciones Unidas definía la biotecnología como toda aplicación tecnológica que se valga de organismos vivos y sus derivados (plantas, animales, microorganismos) para crear o modificar procesos o productos para usos específicos, con los que poder lograr avances en las áreas de la industria, la agricultura y, sobre todo, la medicina.

Treinta años después, el envejecimiento mundial de la población ha puesto al sector de la biotecnología en una posición muy relevante. El incremento de la esperanza de vida está creando sociedades envejecidas en las que las prioridades y las demandas de los ciudadanos están cambiando por completo. Queremos vivir más y vivir mejor, y la biotecnología responde a esa nueva realidad con el desarrollo de nuevos medicamentos, fármacos y terapias, aunque, como recuerda el Dr. Cuesta, “son solo el principio de lo que está por llegar: la biotecnología está ahora como la tecnología en los años 90. Queda mucho por hacer y mucho mercado por crear”.

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