Grupo Antolin cancela el dividendo y suprime inversiones
El fabricante de componentes para automoción registró un beneficio neto atribuido de 500.000 euros, lo que supone un descenso del 98,9%
El fabricante español de componentes para automóviles Grupo Antolin ha puesto en marcha un plan de choque por la crisis del coronavirus que contempla, entre otras medidas, la cancelación del pago de dividendo en 2020 y congelar inversiones, así como una reducción temporal de la retribución de los directivos.
El plan, presentado este miércoles a los inversores, está en línea con la adaptación que está haciendo la empresa de su estrategia ante un entorno de mercado "desafiante". Grupo Antolin ha señalado que cuenta con una sólida posición de liquidez -380 millones de euros a 31 de marzo-, que incluye la activación de un crédito preconcedido por 100 millones de euros, del que todavía tiene acceso a otros 100 millones de euros adicionales. Además, también ha extendido líneas de financiación por 50 millones de euros hasta abril de 2021.
Otras acciones que está llevando a cabo son la reducción de stocks, la detención del suministro salvo en casos críticos para la continuidad del negocio y la prórroga del 20% de las inversiones de capital previstas para el primer trimestre de 2020.
Además, también ha detenido de forma temporal las inversiones estimadas para el segundo y el tercer trimestre del año, al tiempo que congelará el 16% del gasto que tenía previsto realizar en actividades de I+D en 2020.
"Grupo Antolin está concentrando actualmente todos sus esfuerzos y recursos en hacer frente a la crisis y reanudar la producción en sus plantas aplicando los más estrictos protocolos de salud y seguridad. Para ayudar en esta crisis, la compañía ha puesto en marcha algunas iniciativas solidarias fabricando material sanitario que puedan usar los hospitales", ha explicado la empresa, que ha pospuesto la presentación de previsiones para 2020 ante la actual incertidumbre.
Caída del beneficio en 2019
La compañía ha presentado también este miércoles sus resultados correspondientes a 2019 -año que cerró cerca del 'breakeven'-, con un beneficio neto atribuido de 500.000 euros, lo que supone un descenso del 98,9% en comparación con el ejercicio precedente, que se explica, principalmente, por cargas extraordinarias vinculadas con el "ajuste del valor de algunos activos" y amortizaciones.
La cifra de negocio de la compañía burgalesa se situó en 5.214 millones de euros el año pasado, un 3,8% menos. La firma ha subrayado que su facturación anual evolucionó "mejor" que el conjunto de la industria mundial "gracias a la marcha de algunos importantes proyectos, principalmente en Estados Unidos y la República Checa, y la fortaleza de su negocio basado en el liderazgo tecnológico y la innovación en productos y procesos".
Por su parte, el beneficio bruto de explotación (Ebitda) fue de 435 millones de euros, con un 22% de crecimiento, en un mercado marcado por el Brexit, las tensiones comerciales y la caída de las ventas de países clave, especialmente en China.
El beneficio antes de impuestos de la multinacional española se situó en 42,4 millones de euros al cierre de 2019, lo que supone un 47,9% de retroceso en la comparativa con un año antes.
Por otro lado, la corporación ha anunciado la puesta en marcha de una nueva unidad de negocio de Sistemas Electrónicos, que contribuirá al desarrollo de los productos integrados apoyando al resto de unidades de la compañía y también se centrará en desarrollar productos exclusivamente electrónicos.
En el primer trimestre del año, los resultados preliminares de la corporación arrojan una caída de la cifra de negocio a causa del Covid-19 del 17%, hasta 1.054 millones de euros, mientras que el Ebitda bajará alrededor del 23%, hasta 77 millones.
1.Medidas de suspensión temporal de la producción en la mayoría de las plantas y centros en Estados Unidos y Europa tras la paralización de la producción por los clientes, como consecuencia de la crisis del COVID-19.
Grupo Antolin está reanudando la producción en algunas de sus plantas, pero a un ritmo muy lento, aplicando los "más estrictos protocolos de salud y seguridad", a medida que lo permiten los gobiernos y en función de la decisión de sus clientes.