La banca planifica ya su desescalada gradual que realizará por zonas
BBVA ha sido el primero en anunciar que diseña un plan, aunque Santander y Bankinter también ultiman un proceso de reaperturas
Las entidades financieras ya han comenzado a planificar el regreso a su actividad normal. Las estrategias de la vuelta a la normalización son diferentes, y dependen de cada entidad financiera y de las regiones en las que operan, pero gran parte de las firmas ultiman el diseño de su reactivación total, aunque la reapertura de la red será como ha fijado el Gobierno para una parte destacada de las actividades productivas del país, es decir, de forma desescalada, y en función de las zonas con menos personas contagiadas por el Covid-19 o de las posibles aglomeraciones que se puedan producir en diferentes sectores, y que podrían volver a suponer un riesgo de contagio para la población.
El primero en anunciar que ultima un plan gradual de retorno a las oficinas fue BBVA. Su presidente, Carlos Torres, lo comunicó a la plantilla de la entidad el pasado jueves por la tarde. Aunque el banquero precisó que la vuelta a los centros de trabajo será “gradual”, y “cuando sea segura”. Además, explicó que el objetivo es incorporar algunos aspectos, como la realización de test y la identificación de casos confirmados.
También es cierto que BBVA ha sido el banco que decidió cerrar más oficinas durante esta pandemia, y el que más empleados están teletrabajando. Solo el 10% de los trabajadores de la red están físicamente en las oficinas, y el 5% de los servicios centrales.
Santander ha sido el segundo banco en optar por cerrar más sucursales, algo más de 800. Mientras que de las casi 1.750 oficinas que se han mantenido operativas desde que se inició el estado de alarma, el 50% han abierto diariamente por la mañana, y el otro 50% solo lunes y jueves. Ahora, esta entidad también ha comenzado a planificar la vuelta a los puestos de trabajo en los servicios centrales y la reapertura de toda su red, aunque en este último caso será gradual, y aún no hay fecha. pero se espera que sea una desescalada de acorde a los plazos que vaya fijando el Gobierno para ir rebajando el confinamiento.
De momento, en los servicios centrales se dividirán en dos equipos para abordar la paulatina normalización de la operativa del banco. La presidenta del grupo, Ana Botín, mantuvo ayer por la tarde una reunión virtual con la plantilla. En ella explicó que la desescalada sería gradual, y que cada país se adaptaría a sus circunstancias, aunque habría un protocolo general para todo el grupo.
También afirmó que se realizarían test para la plantilla. De hecho, insistió en que trabaja con el Gobierno, como otras empresas, para realizar estos análisis en general. Estos test, junto con encuestas de salud y el estado familiar servirán de guía para la reincorporación de las personas a sus puestos de trabajo. Los responsables de salud laboral de Santander, como los de BBVA se reunirán el viernes con los sindicatos para especificar más sus respectivas desescaladas.
Pese a esta planificación, Botín explicó, no obstante, que la normalización en las actividades, en general, no se producirá hasta dentro de dos años.
No habrá fusiones
En esta reunión, Ana Botín también descartó que el banco vaya a abordar fusiones durante el presente ejercicio. Considera que hay grandes oportunidades de crecimiento orgánico en la actualidad tanto en España, como fuera de sus fronteras.
El banco celebrará una junta de accionistas extraordinaria en octubre, previsiblemente el día 30, en la que se decidirá sobre el futuro del dividendo de 2020, suspendido el pasado 2 de abril por recomendación del BCE. En este acto, además, se evaluará la situación de la crisis, según explicó ayer.
Banco Sabadell, que ha mantenido abierta el 70% de su red de sucursales durante la presente crisis sanitaria, no tiene previsto llevar a cabo ninguna modificación sobre el plan actual hasta que el Gobierno no haya dado por finalizada la pandemia y sus consecuencias. Considera, de hecho, que esto se puede producir después del verano.
CaixaBank, como Bankia, como el resto de las antiguas cajas de ahorros, han optado en esta crisis del coronavirus por mantener abiertas casi todas sus oficinas, aunque con menos empleados trabajando presencialmente por sucursal, y el resto teletrabajando. De ahí que su desescalada sea más ligera.
Lo mismo sucede con Liberbank, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank o Abanca. Las cooperativas de créditos también han mantenido abiertas prácticamente todas sus oficinas. El hecho de que operen en zonas con menos riesgos, como es el rural, también hace que estas entidades apenas tengan que variar sus planes.
CaixaBank, con unas 400 cerradas ahora, y el 88% de su red abierta, explica que cada oficina ha establecido su propia organización en función de medidas, como turnos de teletrabajo o flexibilidad horaria. Actualmente, un 50% de los profesionales de la red está teletrabajando. “Dado que la entidad se encuentra totalmente operativa, las medidas de vuelta a la situación anterior se aplicarán gradualmente y con prudencia, teniendo en cuenta la seguridad de empleados y clientes”, explica.
Las zonas rurales, las menos afectadas por los cierres
Buenos resultados. En la reunión telemática que celebró ayer Ana Botín con la plantilla de todas las filiales del grupo Santander, la presidenta recalcó que durante el primer trimestre del presente ejercicio los resultados del banco habían sido muy positivos (la crisis del coronavirus solo afectó a la cuenta de resultados del grupo las dos últimas semanas de marzo). Incidió también en la solidez del balance y en sus ratios de capital, que han vuelto a subir.
Cierres descompensados. El cierre temporal de oficinas por la crisis sanitaria ha sido muy desigual. mientras que los bancos, sobre todo, BBVA y Santander, han optado más por que el cliente operase más con la banca digital, y han clausurado un mayor número de sucursales durante la pandemia, las antiguas cajas de ahorros han preferido tener la mayoría de sus agencias abiertas. Las cajas rurales prácticamente no han cerrado sucursales en este periodo.
Recortes salariales. Pese a los cierres temporales de sucursales, ningún banco ha puesto en marcha ERE o ERTE. Eso sí, una vez que se resuelva la crisis sanitaria no se descarta que la banca vuelva a plantear el recorte de plantilla para reducir costes, lo mismo que se espera una reducción de los salarios variables.