Experiencia empresarial contra la pobreza en Honduras
Acoes basa su actividad en la educación para empoderar a los más vulnerables
Las imágenes impactan. Cientos de ciudadanos hondureños caminando en caravana al pie de las carreteras con el objetivo de llegar a Estados Unidos, después de atravesar Guatemala y México. La última caravana se organizó el pasado 2 de febrero, la sexta en año y medio. Lo hacen empujados por la falta de empleo y la inseguridad que sufre Honduras (el segundo país más pobre de Latinoamérica, tras Haití).
Mejorar las condiciones de vida en ese país centroamericano es lo que se propone Acoes (Asociación Colaboración y Esfuerzo) desde su fundación en 1993 por el sacerdote Patricio Larrosa (natural de Huénaja, Granada). Un esfuerzo que la organización no gubernamental ha visto reconocido con el VII Premio Derechos Humanos Rey de España, que cada dos años otorgan el Defensor del Pueblo y la Universidad de Alcalá, y que fue entregado por el rey Felipe VI el pasado miércoles en el paraninfo de la Universidad de Alcalá.
La base de la actividad de Acoes es la educación, “clave para sacar a las personas del círculo de la pobreza”, remarca Álvaro Ramos, voluntario de la asociación, con la que trabaja desde hace 10 años. Ramos, que se ordenó sacerdote en 2018, aporta su experiencia empresarial para ayudar a los más necesitados de Honduras. Natural de Madrid, de 43 años, Ramos es licenciado en Derecho por Icade y trabajó en la firma internacional de abogados Freshfields Bruckhaus Deringer; tras estudiar un MBA en UNC Kenan-Flagler, la escuela de negocios de la Universidad de Carolina del Norte, se especializó en bienes inmobiliarios, finanzas y empresas sostenibles y empezó a trabajar en Londres para Bank of America, para después recalar en Azora, un fondo de inversión inmobiliaria).
Se fomenta que los jóvenes tengan iniciativas, piensen mejoras o creen sus propios proyectos
La filosofía de Acoes es que quien puede resolver la pobreza son los propios pobres, explica Ramos, “son ellos quienes tienen que decir yo puedo y tengo que cambiar esto”. Y para ello dedican medio día al estudio en el colegio o la universidad y el resto de la jornada colaboran en la gestión de los proyectos, que son, además de educativos, asistenciales, sanitarios, de construcción y de productividad, hasta un total de 42, que impactan en 70.000 personas. Gestionan guarderías infantiles, residencias de estudiantes, escuelas, proyectos de educación a distancia, de salud, granjas y talleres textiles, entre otras iniciativas.
“Es un proyecto fundamentalmente de voluntariado, donde quien sabe cocinar, cocina, y quien sabe leer y escribir enseña a quien no sabe”, ilustra Ramos. “Tenemos niños a partir de cuatro años y todos los proyectos están enfocados para que esos niños vayan pasando etapas educativas, complementado con comida y con salud (tenemos 11.500 estudiantes, y damos dos comidas al día a 6.000; lamentablemente no podemos llegar a todos). A partir del Bachillerato empiezan a colaborar con la asociación y cuando están llegando al final de su formación está aprendiendo a trabajar, cada vez con mayores responsabilidades. Son personas que salen muy preparadas para el mundo”, destaca.
Ayudas
La principal fuente de ingresos de la asociación son las donaciones, tanto públicas como privadas. En España hay 24 ciudades con grupos de voluntarios de Acoes que recaban ayudas, y también hay en EE UU, Canadá, Alemania e Italia. Las ayudas llegan de particulares, empresas e instituciones.
“La educación es clave para sacar a las personas del círculo de pobreza”, afirma Álvaro Ramos
La organización de las actividades se sigue con criterios empresariales. “Hay una administración general, una central de compras, una auditoría interna… Acoes es una especie de gestora de ayudas”, comenta el voluntario de Acoes. “Producimos rentabilidad, aseguramos que un niño pueda acabar su proceso de formación en 15 años, y pasa de ser un potencial criminal a ser una persona útil para la sociedad. La propia estructura de la organización impulsa el emprendimiento, porque son los jóvenes que coordinan los proyectos los que promueven a su vez nuevos proyectos. Se fomenta que los jóvenes tengan iniciativas, piensen mejoras o creen sus propios proyectos”, destaca Ramos. Así, en sus talleres elaboran mochilas, uniformes (en Honduras es obligatorio el uniforme escolar para poder asistir al colegio), zapatos… y las residencias de estudiantes explotan granjas para autoconsumo. También construyen viviendas adquiriendo el material. “Es la semilla del emprendimiento, de la iniciativa”, recalca el sacerdote.
Ramos asegura que el modelo de Acoes no es el más rápido, pero sí el más eficiente, “porque te asegura que tu dinero entra en una cadena que tiene una continuidad. El objetivo final nuestro es desaparecer”, asegura. El camino parece largo, pero todo se andará.
VII Premio de Derechos Humanos Rey de España
El rey Felipe VI entregó el pasado miércoles el VII Premio Derechos Humanos Rey de España a los representantes de la ONG hondureña Asociación Colaboración y Esfuerzo (Acoes), que con carácter bienal otorgan el Defensor del Pueblo y la Universidad de Alcalá.
El Rey felicitó a los premiados por la labor que desempeñan “de manera ejemplar” ya que ayudan de manera efectiva a las personas más necesitadas al mismo tiempo que “consiguen que esas mismas personas se conciencien para implicarse conjuntamente en el proyecto”.
En el acto, el defensor del pueblo, Francisco Fernández Marugán, resaltó que “la desigualdad es la gran cuestión de nuestro tiempo” y recordó que la pobreza es “una decisión política que se combate por las instituciones públicas garantizando el ejercicio de los derechos”.
El rector de la Universidad de Alcalá, José Vicente Saz, destacó en su discurso la necesidad de promover iniciativas como este premio, “que desea ser un altavoz para la defensa de los derechos fundamentales, para luchar por la dignidad de cada persona, de cada pueblo, para avanzar hacia el futuro guiados por la justicia, la solidaridad y la libertad”.
Patricio Larrosa, presidente de Acoes, aseguró que continuarán con su “trabajo lento, de todos los días y lleno de paciencia”.