El año acaba con más arte y patrimonio perdido que rescatado
En 2019 se han recuperado obras extraviadas por valor de 130 millones de euros, según datos de Hiscox
El incendio que devoró el pasado mes de abril la catedral de Notre Dame de París, el acqua alta que dejó sumergida a buena parte de Venecia durante varios días de noviembre y diciembre, y el robo en el museo Grünes Gewölbe de Dresde, hace algo más de un mes, han echado por tierra las buenas cifras vividas a lo largo de 2019 en cuanto a recuperación y rescate de patrimonio y arte. El año que finaliza, según datos recopilados por Hiscox, una de las aseguradoras especializadas en pólizas para arte y colecciones, se salda con el rescate de varias obras importantes a lo largo de todo el mundo. Las más notables, en conjunto, alcanzan un valor aproximado de 130 millones de euros. Algunas de ellas, de hecho, llevaban en paradero desconocido desde hace más de dos décadas.
Este último es el caso de Retrato de una dama, del pintor austriaco Gustav Klimt, un cuadro desaparecido en 1997 y encontrado en Piacenza este mes de diciembre. El óleo, con un valor estimado de 44 millones de euros y robado en uno de los museos de esta ciudad situada al norte de Italia, fue hallado por dos jardineros en un improvisado hueco de la tapia de la pinacoteca que lo albergaba.
Algo similar sucedió con Busto de mujer, de Pablo Picasso, robado en 1999 en aguas francesas. El cuadro, que pertenecía al jeque saudí Abdul Mohsen Abdulmalik desde los años ochenta, fue sustraído a bordo de uno de sus yates. Fue recuperado en Ámsterdam durante el mes de marzo por el investigador de arte holandés Arthur Brand, y hoy alcanza un valor estimado de 25 millones de euros, 20 más que lo que pagaron por él en los ochenta.
Mucho más tiempo llevaban perdidos cinco cuadros de grandes maestros de la pintura holandesa, flamenca y alemana de los siglos XV, XVI y XVII, robados hace 40 años en la ciudad alemana de Gotha, entonces parte de la RDA. Las piezas, atribuidas a Frans Hals, Anton van Dyck, Jan Lievens, Jan Brueghel el Viejo y Hans Holbein el Viejo, alcanzan un valor conjunto de 50 millones de euros.
De menor valor económico son el polémico váter de oro América, de Maurizio Cattelan, con una estimación de 5 millones de euros y robado y recuperado en el Reino Unido, o La Crucifixión, de Pieter Brueghel el Joven, con un precio de 3 millones y recuperado al poco tiempo de su hurto, en la iglesia de Santa María Magdalena, a 400 kilómetros de Roma. Todos estos sucesos muestran cómo “nuestro patrimonio, ya sea de propiedad pública o privada, lamentablemente está expuesto a una serie de riesgos, independientemente de si está ubicado en grandes museos, galerías de arte o colecciones privadas”, explica Eva Peribáñez, responsable del área de arte y clientes privados de Hiscox. La buena noticia, prosigue la experta, es que crece la contratación de seguros para este tipo de piezas, y que “los delincuentes continúan enfrentándose al problema de introducir la obra robada en el mercado una vez ha sido sustraída, de ahí la recuperación de muchas de ellas, aunque a veces lleve décadas conseguirlo”.
Otras de las piezas rescatadas son la máscara de oro de Tumaco, expoliada en Colombia y con un valor de 200.000 euros, o el cuadro Ai-Petri. Crimea, de 160.000 euros y recuperado en Moscú. Al otro lado, entre las obras sustraídas durante 2019 y que todavía se encuentran en paradero desconocido, destaca el grabado Corrida de toros surrealista: jirafa en llamas, de Salvador Dalí, con un valor estimado de casi 20.000 euros.
Pese a estos rescates, la destrucción de buena parte del patrimonio de Notre Dame y Venecia –de valor incalculable según Hiscox– y el robo ocurrido en Dresde –estimado en 1.000 millones de euros– tumban los buenos resultados del ejercicio. La aseguradora también destaca a Salvador Mundi, de Leonardo Da Vinci, el cuadro más caro de la historia (410 millones) que continúa estando desaparecido. Es importante “reflexionar, ahora que finaliza el año, sobre la relevancia del arte en nuestra sociedad, y cómo debemos trabajar todos juntos en la protección de estas piezas únicas para que también puedan ser disfrutadas por las próximas generaciones”, recalca Peribáñez.