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Las siderúrgicas critican que la nueva subasta de interrumpibilidad provoca su ruina

Recorte de la oferta a más de la mitad, hasta 1.000 MW

Horno eléctrico en una acería en España.
Horno eléctrico en una acería en España.

Lluvia de críticas desde las siderúrgicas por la última subasta de interrumpibilidad. La Secretaría de Estado de la Energía ofrece a las empresas 1.000 MW, menos de la mitad de la capacidad planteada en el anterior proceso (2.400 MW).

Los fabricantes de acero y de aluminio, además de otras compañías relacionadas con la metalurgia no férrea, son los mayores consumidores de energía eléctrica de España. Desde estas empresas arrecian los ataques contra los recortes en este modelo que busca garantizar el suministro de energía en el país.

Desde las siderúrgicas insisten que la subasta "es un bofetón a la competitividad" y puede causar la "ruina" de este sector, dentro de una situación en la que ya parten en desventaja por las tarifas de la luz de sus competidores de Francia y de Alemania, que son bastante más bajas. Con los niveles planteados ahora por el Gobierno, a muchas acerías no les compensa parar los hornos eléctricos, porque recuerdan que "parar una fábrica cuesta dinero".

Las compañías reiteran que la subasta es un servicio retribuido y que cubre la citada seguridad del suministro eléctrico en las etapas del año en las que se dispara el consumo.

Los hornos eléctricos son más eficientes en consumo de energía y agua, y nada tienen que ver conos los hornos altos de la siderurgia integral, con mayores emisiones ambientales. La actual subasta, según fuentes del sector, alcanza un coste de unos 100 millones (frente a los 500 millones de la anterior).

Y los fabricantes de acero recuerdan que si el Gobierno habla del reciente pago de compensaciones a la siderurgia se trata realmente de devoluciones a parte de los pagos realizados el año pasado por las propias empresas.

Según datos de Unesid, la asociación del sector siderúrgico, esta industria emplea directamente a 60.000 personas, además de otros 20.000 trabajadores en el área de recolección de chatarra, la materia prima de los hornos.

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