Adif abre el abanico de su financiación verde al crédito y ‘project finance’
Modifica su marco de deuda ecológica, en el que solo figuraban los bonos verdes
El tercer emisor español de bonos verdes (primero del sector público), Adif, con tres remesas de títulos por 1.800 millones, se abre ahora a nuevos instrumentos de deuda con criterios medioambientales. El administrador de la red ferroviaria ha ampliado el alcance de su marco de financiación (framework) desde los citados bonos verdes a cualquier otra figura disponible en el mercado, entre las que están el crédito verde sindicado y la financiación de proyecto (project finance) verde.
La revisión del framework, dejando atrás el de junio de 2017, ha contado con la supervisión de la firma noruega especializada Cicero (Center for International Climate Research). La nota de Adif, como sucedió con los bonos ecológicos, vuelve a ser de dark green (la máxima de los cuatro niveles existentes), acompañada de la mayor calificación (excelente) a su gobierno corporativo.
Con esta certificación en la mano, la empresa que preside Isabel Pardo de Vera, se abre nuevas vías de acceso a crédito en un momento intensivo en inversión. La liberalización del tráfico de pasajeros viene con actuaciones de adaptación de instalaciones por unos 2.000 millones, a lo que se suman las obras en los corredores en ejecución. La primera ejecutiva de Adif participó el sábado en una de las mesas de la COP25, en la que esbozó las nuevas posibilidades de endeudamiento de su empresa.
Los tipos de financiación a los que pretende acceder Adif siguen rigiéndose por los Principios del Bono Verde (GBP, por sus siglas en inglés), establecidos por la Asociación Internacional de los Mercados de Capitales (ICMA). Estos marcan el modo en que deben ser usados los fondos captados; definen el tipo de proyectos sostenibles que pueden ser apoyados (construcción de nuevas líneas y extensiones de las existentes, o mejoras en busca de una mayor eficiencia energética, en el caso de Adif) o el proceso de selección de los mismos.
Adif ha justificado que su actividad resta tráfico aéreo y en las carreteras, subraya que entre sus objetivos figura minimizar el impacto ambiental durante la fase de construcción de la red ferroviaria y, en tercer lugar, que otro de los retos es reducir al máximo cualquier efecto adverso de sus actividades de conservación en el entorno.
La empresa pública usa datos de 2017 para argumentar que un 3% de los viajeros en España, en todos los modos, optaron por el tren de alta velocidad. Su consumo energético asciende al 0,25% de todo el transporte y sus emisiones suman el 0,3% de los gases de efecto invernadero del sector.
Adif emitió en abril sus últimos bonos verdes para financiar las obras del AVE. La colocación alcanzó los 600 millones en deuda con vencimiento a ocho años. La demanda llegó, sin embargo, hasta los 1.800 millones, con HSBC, BBVA, Santander y Société Générale actuando como bancos colocadores. Red Eléctrica España fue la primera compañía de este país, en diciembre de 2017, en acceder a un crédito sindicado verde. La cantidad captada fue de 800 millones y el agente verde fue BBVA.