Las empresas seducen a los investigadores y doctores españoles
En 1981, solo 3.200 de estos perfiles trabajaban en el sector privado, cifra que hoy roza las 50.000 personas
Tradicionalmente, quienes optaban por prolongar sus estudios universitarios y alcanzar el título de doctor, solían decantarse por la Administración Pública para continuar con su trayectoria profesional, normalmente en un entorno académico y de estudio. Sin embargo, esta tendencia está cambiando poco a poco, produciendo un cambio de rumbo en estos perfiles, que viran lentamente hacia el sector privado y empresarial.
A principios de la década de los 80, según los datos agregados del INE, más del 80% de los investigadores y doctores se encontraban trabajando en entornos académicos. Hoy, este porcentaje ha bajado notablemente, superando por poco el 60%. Este cambio de tendencia, explica Albert Sangrà, director del Plan de Doctorados Industriales de la Generalitat de Cataluña, se debe en gran medida al aumento de perfiles investigadores que salen de la universidad: en 1981, la cifra total era de 19.268, y hoy se superan las 133.000 personas. Pero también obedece, prosigue, a las preferencias de los investigadores, que empiezan a decantarse por la empresa privada. En 1981, solo un 16% de ellos (3.200 personas) entraba en este sector, cifra que asciende hoy al 37%, lo que equivale a casi 50.000 efectivos.
La necesidad que tienen los grandes grupos de reforzar sus departamentos de I+D es una de las razones principales que se esconden tras estos movimientos. “La investigación, la innovación y el desarrollo se han convertido en áreas imprescindibles para las grandes organizaciones, ya que constituyen la palanca que permite mejorar la oferta de servicios y productos”, prosigue Sangrà. Y son estos perfiles, añade, los que pueden resolver todos estos problemas, ya que una formación muy especializada y un saber hacer investigador ayudan a identificar distintas oportunidades de negocio. “Muchas veces, los emprendedores cortados por el patrón de Silicon Valley responden con evasivas a preguntas concretas. La investigación ayuda a ver todo con parámetros de rigor y certeza”.
De la misma manera lo percibe Francesc Sepulcre, director de la Escuela de Doctorado de la Universidad Politécnica de Cataluña: “Los profesionales con un grado o máster tienen una formación muy buena, eso no se cuestiona. Pero por lo general no saben hacer investigación. Lo que hacen los doctorados e investigadores es mover y ampliar la frontera del conocimiento”. Así, en su opinión, avances como los que entraña la tecnología 5G o los nuevos materiales que se sopesan para ser usados en medicina, tienen su germen en el trabajo de estos perfiles. “Nosotros estamos en relación constante con el mundo industrial, y vemos que cada vez más grandes empresas refuerzan este tipo de departamentos”, señala.
Para hacer más grande el vínculo entre estos expertos y el sector privado han nacido en los últimos años modalidades como la mención del doctorado industrial, que aplican centros como la Universidad de Valladolid, la de Sevilla, la Carlos III o la Complutense, o el plan de doctorado industrial de la Generalitat, centrados ambos en preparar a los investigadores para el mundo empresarial. De ellos se benefician principalmente diferentes grupos del sector automovilístico, farmacéutico, alimentario y textil, cuentan los expertos.
La relación entre estos perfiles y las empresas parece ir a más desde el inicio de la crisis económica y los recortes en el sector público, un punto de inflexión que las grandes compañías han sabido aprovechar. Así, entre 2009 y 2017, el número total de investigadores ocupados apenas ha variado, pero mientras que en los entornos académicos ha descendido en 3.954 personas (una caída del 4,5%), en el sector empresarial ha incrementado en 3.344 (un 7,2% más).
En este sentido, confirman los expertos, tampoco han ayudado los salarios del mundo académico: “En los últimos años hay una gran dificultad para incorporarse a una carrera investigadora en la universidad, sobre todo por los recortes y la falta de recursos. Y las empresas, sin embargo, abren una puerta”, explica Sangrà. Así, a pesar de que los doctores conforman la categoría que mejor remuneración recibe, algo por encima de los licenciados o los que tienen máster, la brecha entre el sector público y privado se hace más grande, con una diferencia que alcanza, de media, los casi 9.000 euros anuales.