“Errores, omisiones y contradicciones” en las cuentas del ICAC, la policía contable
Llamada de atención del interventor a la entidad pública que supervisa a las auditoras
El Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), la máxima autoridad contable española, algo así como la policía de los auditores, tiene en sus propias cuentas "errores, omisiones o contradicciones significativos". Lo dice el interventor delegado en el Ministerio de Economía y Hacienda, Miguel Miaja, en su auditoría de las cuentas del ICAC de 2018, que publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado sábado.
El ICAC tuvo ingresos de 8,6 millones en 2018, en línea con el ejercicio anterior, y un resultado positivo de 3,1 millones, con una caída del 9%. El interventor señala en su informa de auditoría que las cuentas reflejan la imagen fiel, es decir, concede una opinión sin salvedades, pero es en los puntos que no afectan a la opinión de auditoría propiamente dicha donde vienen los problemas.
Así, el interventor indica que el ICAC presenta, en las notas 21, 23.8, 24, 25 y 26 de la Memoria, información referida la contratación administrativa, su balance de resultados, sus Indicadores financieros, patrimoniales y presupuestarios, al coste de las actividades y a sus Indicadores de gestión correspondiente al ejercicio 2018, tal y como exige la normativa.
Y añade: "Nuestro trabajo se ha limitado a verificar que los datos contables contenidos en las citadas notas y la distribución de costes de actividades, de acuerdo con su normativa reguladora, resulta razonablemente coherente con la información financiera contable auditada. En dicha verificación se ha observado que las citadas notas contienen errores, omisiones o contradicciones significativos en relación con su normativa reguladora, con la información contable o con ambas".
La información no cuadra
El interventor detalla a continuación algunos de esos fallos. Así, por ejemplo, la información de los importes de contratos adjudicados que figuran en las notas de sus cuentas no cuadra con la que se deduce de la relación anual de contratos adjudicados en el ejercicio que el organismo reportó al Tribunal de Cuentas.
En cuanto a los indicadores de eficacia, las notas "en las que se detallan las actuaciones previstas para el ejercicio y su comparación con las finalmente realizadas, presentan discrepancias, tanto en la descripción de dichas actuaciones como en la cuantificación de previsiones y realizaciones".
Finalmente, en la nota "que debe detallar los costes de las actividades que implican la obtención de ingresos públicos, se han omitido los costes de control y supervisión de la actividad de auditoría de cuentas, que se financian con la tasa prevista en el artículo 87 de la Ley 22/2015, de 20 de julio, de Auditoría de Cuentas", dice el interventor. "En la misma omisión incurren las notas 25.3 y 25.4, en las que los ingresos por dicha tasa se suman a los obtenidos por la tasa prevista en el artículo 88 de la Ley y se comparan con los costes de gestión del ROAC", añade.
En el sector de auditoría hay duras críticas al ICAC porque se considera que en muchas ocasiones no interpreta bien su papel supervisor. Los auditores creen que se centra principalmente en detectar pequeños defectos formales con los que justificar sus multas sin centrarse en la esencia de su tarea. Ahora es el policía de los auditores el que ha sido cazado con errores de forma (y de fondo).