La farmacéutica Purdue negocia pagar 10.000 millones por su papel en la crisis de los opiáceos
La empresa, la primera en comercializar fármacos altamente adictivos, afronta 2.000 demandas
El gigante farmacéutico Purdue Pharma negocia un acuerdo de hasta 12.000 millones de dólares (10.000 millones de euros) para cerrar miles de litigios en su contra por la epidemia de los opiáceos en EE. UU., de la que se le considera como uno de los responsables, según informaron anoche del martes medios locales. El acuerdo incluiría la salida de la compañía de sus propietarios, la familia Sackler, que la adquirió en 1952.
El gigante farmacéutico acumula más de 2.000 demandas federales y estatales presentadas en su mayoría por estados, ciudades, municipios y tribus que espera resolver con el acuerdo filtrado este martes a los medios. La empresa está acusada de promocionar de forma agresiva las prescripciones de recetas de opiáceos y de confundir a médicos y usuarios de los riesgos de un uso prolongado.
Purdue Pharma introdujo en el mercado estadounidense el opiáceo altamente adictivo OxyContin en 1996, punto de inicio de una crisis que en las dos últimas décadas ha matado a entre 200.000 y 400.000 personas en Estados Unidos. De confirmarse el entendimiento, Purdue Pharma sería la primera de una veintena de farmacéuticas en EE. UU. con litigios por la epidemia de los opiáceos que logra cerrar un acuerdo.
El fármaco fue un éxito de ventas: las ventas pasaron de 48 millones de dólares en 1996 a 1.100 milllones en 2000, pero la prescripción masiva de este compuesto para mitigar el dolor se ha asociado con adicciones y sobredosis. La familia Sackler amasó una fortuna de 13.000 millones de dólares (11.700 millones de euros) durante el periodo de comercialiazción de este fármaco.
Precisamente esta semana se supo que la multinacional Johnson & Johnson (J&J) deberá pagar más de 515 millones por su papel en la crisis de los opiáceos en el estado de Oklahoma. Purdue Pharma alcanzó meses atrás un acuerdo con Oklahoma por 240 millones de dólares para evitar ir a juicio, pero las demandas en su contra se cuentan por miles. Otras empresas que afrontan litigios por su papel en la crisis son Teva, la propia Johnson & Johnson y las distribuidoras McKesson, Cardinal Health o AmerisourceBergen.
Para financiar el acuerdo judicial, la familia Sackler aportará de su bolsillo unos 3.000 millones de dólares de los entre 10.000 y 12.000 millones en los que se valora el acuerdo. El resto saldrá de los bienes que posee Purdue Pharma así como de su inventario, que se seguirá vendiendo y cuyos beneficios irán a los beneficiarios del acuerdo.
Purdue Pharma se reestructurará y, tras pedir el concurso de acreedores, se convertirá en un fondo de beneficio público, que seguirá vendiendo el inventario de la compañía y además ofrecerá sin costo tratamientos antiadicción como buprenorfina o naxolone. También se espera que los Sackler aporten el valor de la venta de Mundipharma, farmacéutica de su propiedad con sede en el Reino Unido y cuyo valor se calcula en unos 1.500 millones de dólares.
Purdue Pharma y la familia Sackler han estado bajo los focos más de una década, desde que en 2007 la compañía y tres de sus ejecutivos fueron condenados a pagar una multa de 634,5 millones de dólares por engañar al público sobre el riesgo adictivo del Oxycontin. La empresa argumentaba, en todo caso, que el fármaco estaba aprobado por la administración sanitaria.
Diversas instituciones culturales como el Museo Metropolitano de Nueva York (Met), el Museo Guggenheim de Nueva York o la Tate de Londres anunciaron en los últimos meses que no aceptarían más donaciones de los Sackler, cuyo nombre ha caído en desgracia.
El Louvre de París, por su lado, anunció que retiraría de una de sus galerías el nombre los Sackler, que habían hecho generosas aportaciones económicas a todas estas y otras instituciones.