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Las firmas españolas que construyeron el Canal hacen su agosto en Panamá

Logran el 40% del valor de los contratos públicos desde 2014 Las nuevas esclusas aportan el 51% de los ingresos del Canal en 2018

Los grandes barcos con gas licuado y el triple de contenedores ya pueden transitar por el Canal.
Los grandes barcos con gas licuado y el triple de contenedores ya pueden transitar por el Canal. A. Ruiz del Árbol
CINCO DÍAS

Alberto Santamaría Burgos, consejero económico de la Embajada de España en Panamá, califica la ampliación del Canal como “una obra de rango universal, tanto por su dimensión y complejidad técnica y constructiva como por su impacto sobre la actividad comercial y de comunicaciones del planeta”. El protagonismo español se ha plasmado con el liderazgo de Sacyr en el consorcio encargado del proyecto, GUPC; además, “abrió las compuertas a la presencia y a la tecnología en el llamado tercer juego esclusas de más de 70 empresas de 11 comunidades autónomas españolas”.

Luman, Araia, Comansa, Gicalla, Arco, Jaso, Alquezar, Doval, Rotrans, Actyon, Algar, Pangea, Prysmian, Vinca, Ferroatlántica, Armatel o Afron se encuentran en esa larga lista de subcontratistas de GUPC. Entre todas, destacan tres: Indra, que implantó el sistema integrado de control de acceso y seguridad y el de detección de buques; Sampol que implementó sistemas integrales para los circuitos eléctricos, y Auditel, que realizó el montaje de estas redes.

Cumplida su tarea en el Canal, “algunas compañías españolas han logrado asentarse en Panamá mediante la participación en licitaciones”, explica Santamaría. Durante el mandato del presidente Juan Carlos Varela (2014-2019), las firmas españolas han logrado hacerse con el 40% del valor de los concursos públicos, por unos 6.300 millones de euros. Cifra nada desdeñable en un país de cuatro millones de habitantes, un PIB de 60.000 millones y un presupuesto público de 21.500 millones.

“A corto plazo deben adjudicarse importantes proyectos con posibilidades ciertas para empresas españolas, como el nuevo Hospital del Niño, por unos 540 millones, o la línea 3 del metro de la Ciudad de Panamá, por unos 2.250 millones”, concluye Santamaría.

Contrato finalizado

Los empleados de Sacyr organizaron una discreta fiesta el pasado mes de junio para despedirse del que ha sido su lugar de trabajo desde septiembre de 2007. Al encuentro estaban invitados medio centenar de entre los 265 trabajadores que durante los últimos tres años se han encargado de las tareas de mantenimiento del tercer juego de esclusas.

El resto de una plantilla de GUPC que llegó a sumar 10.000 trabajadores directos en el momento álgido de la obra ha ido saliendo poco a poco a medida que el proyecto se ejecutó y finalmente fue puesto en servicio el 26 de junio de 2016.

Angélica Pujol, responsable de seguridad de GUPC.
Angélica Pujol, responsable de seguridad de GUPC.A. Ruiz del Árbol

Así, el 22 de junio había personal de Sacyr trabajando en las nuevas esclusas de Cocoli, del lado pacífico, y de Agua Clara, en el lado atlántico. Pero desde el 24 de junio ya no se puede encontrar un solo empleado en la empresa española en el archifamoso paso interoceánico.

Angélica Pujol, responsable de seguridad en el trabajo, pronunció unas emotivas palabras en la fiesta de despedida. “La ampliación del Canal deja en Panamá un amplio legado en el colectivo de jóvenes trabajadores cualificados que con nuestra participación en la obra hemos conseguido una valiosa experiencia”. El adiós de la plantilla de GUPC da testimonio de que los proyectos, por magníficos y complejos que sean, tienen un principio, sufren fases problemáticas a tenor de la magnitud de los retos que se atreven a acometer, pero también concluyen.

Y a juzgar por las informaciones que en estas últimas semanas han recogido los medios de comunicación panameños para celebrar los mil días en servicio de la ampliación del Canal, las complejas instalaciones funcionan y su rendimiento supera las expectativas, como demuestran los 6.497 barcos que han navegado por ellas.

Resultados de 2018

La Autoridad del Canal de Panamá (ACP), el propietario y gestor de la infraestructura, sumó en el año 2018 (último ejercicio contabilizado) unos ingresos por 3.171 millones de dólares (unos 2.850 millones de euros) y contabilizó un tráfico récord de 442 millones de toneladas.

El Gobierno panameño estima que, antes de su ampliación, el Canal aportaba el 6% del PIB del país, mientras que ahora roza el 10% y su aportación neta al fisco ha sido de 1.703 millones de dólares (1.500 millones de euros). El paso de buques más pequeños, aquellos que podían cruzar el Canal antes de la ampliación, disminuyó un 2,4%. Por el contrario, el tránsito de grandes barcos que solo entran por las nuevas esclusas (hasta 366 metros de eslora con el triple de carga) aumentó un 11%.

Más allá de la satisfacción por la rapidez de la amortización de la obra en forma de resultados económicos, el responsable máximo de Sacyr en el Canal a la fecha de la despedida, Salvador Mitjans, asegura que GUPC y la propietaria de la infraestructura, ACP, no mantienen contenciosos significativos sobre los aspectos constructivos y operativos de la nueva infraestructura.

El cierre financiero, por el contrario, dista de haber conseguido un consenso similar. Sacyr y sus socios tienen activados arbitrajes por 5.200 millones de dólares (4.670 millones de euros) ante el Tribunal de Arbitraje de Miami. El tasador DFL Associate calcula en 1.848 millones de euros el importe recuperable.

José Peláez, manager director America de Sacyr, hace su propio balance. “En un tiempo récord el Estado panameño ha conseguido el objetivo que perseguía con la ampliación: en solo tres años el 51% de los ingresos por paso de buques son generados por la nueva infraestructura”.

Margen de mejora

Y hay mucho margen para crecer: “Ahora cruzan un promedio de 7,5 grandes buques al día por las nuevas esclusas y su capacidad máxima es de 16 tránsitos”. “La obra del Canal, tal como se ha producido, supone para Sacyr un enorme salto en su imagen pública internacional. El mercado sabe que tenemos capacidad técnica, logística y financiera para afrontar una obra de esta envergadura. En la compañía nos sentimos capacitados para apostar por cualquier proyecto al más alto nivel”.

Última fase

Salvador Mitjans, en su calidad de gerente de mantenimiento, ha sido el máximo responsable de GUPC en los últimos tres años desde que las nuevas esclusas entraron en operación. Recuerda que “el gran atractivo del Canal es que permite pasar del océano Atlántico al Pacífico y viceversa en ocho horas, frente a los diez días del paso por el cabo de Hornos”. “Ahora, con la ampliación, se ha actualizado la estructura del Canal tras cien años en servicio. Antes solo permitía el paso de buques pequeños, pero el mercado ha evolucionado y apuesta por barcos más grandes, de contenedores, de gas licuado, de ­cruceros”, señala.

En esta fase final, Sacyr ha transferido al personal de la ACP el conocimiento sobre la operación, “que es muy distinta a la de las esclusas convencionales”. “Los panameños son expertos en mover barcos, pero la tecnología implantada aporta una complejidad electrónica que han debido adquirir”, apunta Mitjans.

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