5 fotos¿Es el proyecto de Norman Foster el mejor para el Bellas Artes de Bilbao?¿Es el proyecto de Norman Foster el mejor para el Bellas Artes de Bilbao?.Victoria Verdesoto PhothirathMadrid - 29 jul 2019 - 17:36CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace'Bikoitz' fue la propuesta presentada por Nieto Sobejano Arquitectos, que consistía en crear dos plantas entre los dos edificios del museo. La propuesta se adapta e incorpora con naturalidad una nueva pieza que se añade a la heterogénea suma de intervenciones. Un volumen cúbico se eleva sobre el terreno ocupando el espacio vacío entre los dos edificios. Un único material –el hormigón– unifica la actuación en contraste con los edificios ya existentes. Como si de un vaciado escultórico se tratase, una secuencia de espacios escalonados lo atraviesa diagonalmente estableciendo un contrapunto al eje longitudinal de circulación en planta baja. Casi toda la nueva construcción se concentra en el espacio vacante entre los dos edificios existentes, lo que simplifica notablemente la ejecución de las obras posibilitando el funcionamiento parcial del museo. El volumen exterior de hormigón con pigmentos negros y textura irregular establece un contraste con los luminosos espacios interiores de hormigón blanco. La paleta de materiales se completa con solados de terrazo continuo en las áreas públicas de circulación y pavimentos de madera en salas de exposiciones y salón de actos.El proyecto propuesto por el equipo 'Botxo', formado por UTE BIG, AZAB y Proskene, plantea las necesarias reconfiguraciones del programa simplemente modificando el paisaje circundante. El nuevo paisaje alrededor de los edificios actuales se eleva para crear las conexiones a los edificios existentes sin cambios bruscos de nivel, para permitir el paso de luz natural y de las vistas a los espacios bajo este nuevo paisaje. Una única superficie ondulante, hecha de piedra y madera –arquitectura y paisaje– que se envuelve alrededor de los edificios existentes para reactivar la entrada principal frente a la ciudad y enmarcar su fachada a ambos lados gracias a su perfil ondulante. Una vez que el nuevo paisaje gira alrededor del museo, su superficie se dobla de dentro hacia afuera para proporcionar un nuevo techo en la Plaza Arriaga, transformando la plaza en el nuevo vestíbulo central del Museo de Bellas Artes. Bajo este punto se genera un nuevo foro central para el museo y sobre ella, un nuevo foro público para la ciudad.La propuesta 'Efecto Mariposa', de Snøhetta Oslo y Foraster Arquitectos, sugiere entender el futuro del museo desde el valor de su pasado. Recuperar la majestuosidad de una entrada central y clara que invita a descubrir su interior. El cambio más visible se produce en la Plaza Arriaga. El nuevo edificio ocupa la plaza creando un “patio cubierto” que aloja en su parte central, bajo un lucernario, el nuevo gran vestíbulo al que se abrirá la recuperada galería de columnas tras retirar los postizos acristalamientos actuales. La circulación de todo el complejo museístico se reorganiza concentrándola principalmente en este volumen central, con una escalera monumental contemporánea y conexiones en forma de puente que unen los diferentes espacios expositivos de los tres volúmenes edificados. El ladrillo como material se ha elegido haciendo honor a la arquitectura existente y a su tonalidad cálida. Un material flexible, tradicional y contemporáneo a un tiempo.El proyecto del equipo vasco SANAA+ IA+B, 'Parke Ederren', pretendía recuperar el protagonismo de la volumetría original, redibujando su contorno e incorporando el programa de extensión mediante elementos flotantes que permiten conectar las volumetrías existentes, cerrando las circulaciones y sin ocasionar retornos innecesarios. Las nuevas piezas arquitectónicas se elevan, sin llegar a sobrepasar la rasante actual, para evitar la alteración del espacio público en planta baja. El conjunto de la ampliación se aligera con la utilización de materiales transparentes y pieles reflectantes que permitan atrapar el verde circundante y llevar la nítida luminosidad de los patios al interior de las galerías y espacios del Museo. En la cubierta, una amplia terraza con zonas ajardinadas y suficiente espacio para organizar eventos y exposiciones temporales al aire libre otorga unas vistas excepcionales sobre la cúpula verde del parque de Doña Casilda. Introduciendo elementos simbólicos como la propuesta artística que se incorpora en su cara Este, mirando al Ensanche, el museo alcanza una nueva escala arquitectónica y una imagen contemporánea y reconocible.El proyecto del finalista Rafael Moneo, 'ZIGZAG', se entiende como una yuxtaposición de volúmenes, no como un collage. La masa de lo construido como un ‘eco’ de lo existente. Los volúmenes propuestos envuelven y acompañan al liberado primer museo. Conservar el Pabellón BBK, explica el que los volúmenes que lo rodean produzcan el ‘zig-zag’ que da lugar al lema. Se configura un edificio al que cabe calificar como unitario en el que los espacios abiertos –patio /claustro, terraza– juegan un papel sustancial Estructura metálica de acero. Complejos cerramientos que garantizasen el aislamiento en los que las piezas cerámicas vidriadas tendrían definitiva importancia y permitirían –fachada norte– la instalación de una pantalla digital. Cubierta ligera visitable que permitiese el control de la luz y de las instalaciones. Techos luminosos de PVC tensados que permitiesen completa libertad en la división de las salas.