Donativos digitales para las instituciones benéficas
El proyecto Done de Banco Sabadell permite efectuar donativos mediante ‘contactless’
El pago de bienes y servicios hace mucho tiempo que dejó de efectuarse necesariamente en efectivo. Junto al pago con tarjeta, absolutamente generalizado ya, cada vez es más común realizar los pagos a través de internet o mediante el teléfono móvil, con multitud de aplicaciones para ello. Sin embargo, en un ámbito como el de las instituciones religiosas, sociales o benéficas se seguían usando los mismos medios desde hace siglos, huchas, limosneros o lampadarios aptos solo para recibir monedas de quienes quieren contribuir con un donativo. Hasta ahora.
Banco Sabadell, a través del proyecto Done, está haciendo partícipe de esta evolución de los medios de pago al ámbito de la beneficencia. Done es un sistema para la recogida de donativos que nace con la finalidad de ayudar a instituciones religiosas, fundaciones, ONG y en general a cualquier organización que reciba ingresos o donativos tanto en efectivo como mediante canales digitales.
El proyecto se genera en la dirección de instituciones religiosas del banco, englobada dentro de la dirección de negocios institucionales y por la dirección de medios de pago y “responde a una demanda de clientes que habíamos detectado de nuestro contacto y gestión con ellos”, asegura Santiago Portas, director de negocio de instituciones religiosas de Banco Sabadell. “Era una necesidad que estaba ahí, pero no se había dado con la tecla de aplicar el concepto de transición”, añade.
La configuración de Done, que se puede instalar actualmente en atril y lampadario, está diseñada para facilitar la transición entre los métodos tradicionales y las nuevas tecnologías incorporando ambas opciones, en efectivo y la tecnología NFC, “con lo que se consigue ser transversal y no excluyente con los donantes independientemente de su edad o conocimiento digital”, apunta Portas. Los atriles son transportables e inalámbricos, con lo que se permite la instalación en ubicaciones exteriores, buscando sensibilizar a un mayor número de personas y facilitando para ello el proceso de donación.
El ejecutivo de Sabadell destaca el carácter transversal del proyecto, que se define como un ecosistema. Primero se pensó en el atril, con una configuración que no fuera disruptiva con el espacio arquitectónico donde se ubicaba. Luego se dio el paso a trasladarlo a los lampadarios y ahora se trabaja en diferentes alternativas con las que adaptarse a la singularidad de cada cliente. “Es un proyecto vivo, seguimos trabajando muy de cerca con los clientes”, remarca Portas.
La parte digital se sustenta en un software diseñado íntegramente en el banco sobre TPV (terminales punto de venta) de la marca Verifone. Dicho software se puede instalar y configurar en remoto permitiendo adaptar los importes según las necesidades de los clientes, con cantidades inferiores a 20 euros que permiten realizar la operación sin necesidad de introducir pin en un entorno totalmente seguro. “El proyecto que trabajamos era que fuese intuitivo y rápido. Imagina a la gente a la salida de misa, teníamos que hacer algo que sean tres segundos y no que cada persona se lleve tres minutos porque tiene que marcar el pin”, explica Portas.
4.000 dispositivos
El TPV se instala gratuitamente y tiene una cuota de mantenimiento de 7 euros al mes para los atriles y 4 euros para los lampadarios. Y la parte digital lleva un contrato de TPV, como cualquier comercio, con una cuota de descuento de un 0,30% (por cada 10 euros el banco cobra 3 céntimos). Y todo está asociado a una cuenta corriente que no tiene coste para el cliente.
Está previsto instalar 4.000 dispositivos en los próximos años. “Este primer año de implantación el objetivo es instalar 400, y a cierre de junio existen ya 222 atriles (el primero se colocó en noviembre de 2018) y un lampadario, en la basílica de Valencia, si bien hay en curso 30 peticiones más”, señala el directivo de Sabadell. “Los atriles se han instalado en parroquias, en fundaciones como Altius (la que promueve las tarjetas canjeables por kilos de comida que se pueden ver en muchos lineales de cajas de los supermercados), en centros corporativos de empresas que promueven una acción social, e incluso lo hemos llevado a un concierto, el de Cadena 100 y Manos Unidas en el WiZink Center de Madrid”, ilustra Portas.
El directivo de Sabadell incide en que “no se trata de un producto único ni unitario dentro de la oferta global del banco, sino que es un complemento a la oferta de valor de nuestro segmento como conocimiento del cliente y la actitud de buscar esa relación a largo plazo entendiendo a tu cliente, al igual que hacemos con otros segmentos: turismo, agrario, pymes, startups, franquicias…”.