Coemac, antes Uralita, replanteará su estrategia entre dudas sobre su subsistencia
Deloitte aprecia riesgos por los litigios y la esperada desinversión en tuberías, área por la que hay una oferta de 23 millones
La familia Serratosa, accionista de control del Grupo Coemac (79% a través del holding de inversiones Nefinsa), ha puesto en revisión el futuro de la compañía de materiales de construcción. Lo que queda en sus manos de la antigua Uralita está inmersa en la venta de su única actividad industrial, el negocio de tuberías Adequa, por la que Coemac cuenta con una oferta no vinculante de 23 millones. Con tres plantas activas en Ciudad Real, Guadalajara y Málaga, la filial facturó 62,7 millones y ganó 1,4 millones en 2018.
La ejecución de la desinversión depende del estudio (due dilligence) que lleva a cabo el potencial comprador, cuya identidad no ha sido desvelada. Coemac reconoce en la memoria de 2018 que tuvo el acercamiento de distintos inversores y que decidió, por ello, jugar un papel proactivo en la operación. Esta requiere el visto bueno de la junta, en la que el voto de los Serratosa resulta definitivo.
El precio final sería ajustado con la deuda financiera que cuelga de la división (6,2 millones de posición neta de caja). A partir de ahí, se espera una reconfiguración de la empresa: “La eventual desinversión del negocio de tuberías obligaría al consejo de Coemac a redefinir el plan estratégico”, apunta la compañía cotizada.
Las provisiones por 27,8 millones cubren los litigios. Estos se deben, principalmente, al efecto del polvo de amianto en viejas fábricas de fibrocemento
El auditor de las cuentas, Deloitte, se refiere en su informe a la potencial pérdida de la “única actividad industrial y principal fuente de generación de caja en la actualidad”, lo que se suma a la reducción del perímetro del grupo tras hacer caja con negocios como el de las placas de yeso. Una menor dimensión, unida al riesgo de litigios abiertos, “constituyen factores que podrían condicionar la capacidad del grupo para hacer frente a sus obligaciones”, explica Deloitte, y reconoce la compañía. Como derivada de esta situación crítica, el auditor expresa una “incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del grupo para continuar como empresa en funcionamiento”.
Una vez que el negocio de tuberías fue clasificado como activo en venta, Coemac cerró 2018 con unas pérdidas netas de 15,6 millones y un patrimonio neto negativo de 2,7 millones. Como principal riesgo, la compañía que preside Gonzalo Serratosa encara procesos judiciales por actividades abandonadas años atrás. Se trata, esencialmente, de causas relacionadas con el efecto del polvo de amianto entre los vecinos y trabajadores de viejas fábricas de fibrocemento.
Coemac tiene provisiones para atender posibles reclamaciones por un total de 27,8 millones, reserva que sus servicios jurídicos creen suficientes. Deloitte, que ha sondeado a los abogados y asesores externos de Coemac, afirma que la subsistencia de la compañía dependerá, entre otras cosas, “de la evolución de los procesos judiciales”.
Ante las dudas sobre la capacidad de la empresa para atender sus pagos, Coemac ha actualizado sus presupuestos y prevé que generará flujos de caja “que permitan atender las obligaciones de pago corrientes, así como, en su caso, las derivadas de los procedimientos judiciales en curso”.
El grupo añade en documentación enviada a la CNMV que su consejo explora nuevas oportunidades de generación de caja a partir de los recursos existentes y la experiencia acumulada.