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Inmobiliario

Sareb dispara sus números rojos un 55% tras perder 878 millones, cifra que puede repetir este año

La sociedad, que descarta una ampliación de capital a medio plazo, se dedicará a gestionar y construir inmuebles en vez de vender carteras de préstamos

Jaime Echegoyen, presidente de Sareb
Jaime Echegoyen, presidente de SarebPablo Monge

La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), conocida como banco malo, perdió 878 millones de euros en 2018, un 55% más que el ejercicio anterior, y prevé que los números rojos sean similares al cierre de este año. De hecho, su presidente, Jaime Echegoyen, considera que esta sociedad tiene muy complicado ganar dinero. "Trabajamos para ganar dinero, pero es muy difícil que generemos beneficios", aseguró el directivo, que, además, pidió al nuevo Gobierno que se forme tras las próximas elecciones "que nos deje hacer, y tiempo. que nos deje trabajar, es lo único que pedimos. Y hasta ahora nos han dejado hacer".   

El hecho de no ganar dinero y su condición de sociedad semipública hace casi imposible que Sareb pueda retornar beneficios al Estado.

Pese a sus pérdidas Sareb contaba al cierre de 2018 con unos fondos propios de 2.607 millones, un volumen "suficiente" a corto y medio plazo para no plantear ningún aumento de capital a sus socios, entre ellos, la banca, y el FROB. 

Echegoyen recordó que la sociedad está para "resolver su mandato de origen", que es la desinversión de los activos problemáticos que adquirió a los bancos que recibieron ayudas públicas, y maximizar su rentabilidad. Por ello, la firma no tiene intención de vender carteras o macrocarteras con grandes descuentos, pese al interés de los fondos por su compra. "No tenemos porque aceptar un descuento superior al mercado. No podemos reducir la cartera regalando los activos a un tercero", insistió el directivo, quien añadió que el coste de la gestión de estos activos, incluidos los gastos en los juzgados es "inferior al descuento que reclaman" los fondos.

El año pasado estuvo marcado por la revisión a la baja de las previsiones económicas, un crecimiento asimétrico del sector inmobiliario, y una "fuerte" competencia, ya que la banca vendió grandes carteras de activos inmobiliarios.

La elevada competencia exige unos niveles de descuento que han llegado hasta el 70% en algunas operaciones, algo "impensable" para Sareb (cuyo principal accionista es el Estado, con el 45% de su capital), dijo Echegoyen, que explicó que el año pasado los ingresos por la venta de préstamos inmobiliarios descendieron el 16%, hasta 2.208 millones.

Respecto a las cuentas, el conocido como banco malo en el que se incluyó la mayoría de los activos problemáticos de las antiguas cajas de ahorros que fueron rescatadas atribuyó al aumento de los costes financieros y de los gastos operativos las pérdidas de 2018.

Tras reducir y descartar para este año las ventas de carteras de préstamos Sareb ha optado por transformarlos en inmuebles terminando de construir promociones paradas o levantando nuevas viviendas en suelo de su propiedad, para preservar su valor económico. "Somos un banco de suelo", recordó Echegoyen.

En los próximos años, seguirá priorizando la transformación de estos préstamos en inmuebles, que son activos más líquidos y se pueden vender más fácilmente, con el objetivo de alcanzar los 3.800 millones en 2020, frente a los 1.400 millones de 2018. La sociedad, de hecho, tiene previsto cerrar en unos días un acuerdo con una promotora para construir. "No tenemos dinero, pero tampoco nos hace falta, tenemos un banco de suelo", explicó.

Al cierre de 2018, la compañía registró unos ingresos totales de 3.650 millones, un 5% menos, con una evolución dispar de las dos partes de su cartera. El recorte de los ingresos de los préstamos contrasta con la "cifra récord de venta de inmuebles", que alcanzó las 21.152 unidades, un 12% más.

La compañía ingresó más de 1.400 millones, un 19% más. Pero sus pérdidas provienen sobre todo de la partida de gastos -uno de los factores que lastran sus cuentas- los operativos alcanzaron los 697 millones, el 2% más, de los que 204 millones correspondieron a la gestión y comercialización de los activos; 217 millones, al pago de tributos; y 135 millones, a costes de comunidades y mantenimiento de los activos inmobiliarios.

Los gastos financieros ascendieron a 658 millones, según Sareb, que prevé que este volumen se reduzca hasta los 540 millones durante el presente ejercicio.

La sociedad ha explicado que en los seis años transcurridos desde su creación, la cartera global de activos financieros e inmobiliarios se ha reducido en 16.541 millones, un tercio de los 50.781 millones que asumió en 2012 y 2013 provenientes de los bancos.

En este período, ha vendido 85.500 inmuebles y ha aprobado la construcción de 6.950 viviendas nuevas.

Los ingresos generados por estas desinversiones y por la gestión y venta de la cartera de préstamos le han permitido repagar un 30% de la deuda que emitió para abonar la cartera de activos adquiridos a las entidades que recibieron ayuda del Estado. En concreto, Sareb ha amortizado 15.020 millones en deuda.

Solo en 2018, la amortización de deuda ha alcanzado los 2.114 millones, con lo que el volumen pendiente se sitúa en 35.761 millones.

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