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La universidad quiere aprender de la Educación Primaria y Secundaria

La Fundación Cotec presenta un decálogo para mejorar el sistema educativo superior

Biblioteca de la facultad de comunicación de la Universidad Pompeu Fabra.
Biblioteca de la facultad de comunicación de la Universidad Pompeu Fabra.
Pablo Sempere

A la larga lista de informes y documentos que ofrecen ideas para renovar el sistema universitario español se le unió ayer el decálogo de la Fundación Cotec para la Innovación. Este escrito, que ve la luz tras tres años de trabajo junto a expertos y representantes del mundo universitario, recoge una decena de propuestas para dinamizar y actualizar el sistema superior educativo. “No hay fórmulas mágicas”, explicó Jorge Barrero, director general de Cotec. Pero sí se identifican, prosiguió, cosas que ya están pasando en algunas de las facultades de España. “No tenemos que irnos únicamente a Corea o Estados Unidos para poder ver buenas ideas”. Así, todas las propuestas recogidas cuentan con al menos un caso previo de éxito de alguna universidad pública del país o de alguna organización que trabaja en este ámbito.

El primer punto recogido es la necesidad de contar con una mayor flexibilidad normativa, una de las cuestiones más demandadas por el sector universitario desde hace años, que busca dotar a los centros de mayor margen de actuación, autonomía y desarrollo para poder incorporar con agilidad nuevas titulaciones, contenidos y estructuras. Otras demandas son la búsqueda de nuevos formatos educativos y el impulso de la educación no formal y el autoaprendizaje.

El decálogo, apuntó la directora de educación de Cotec, Ainara Zubillaga, cuenta con el aval de cuatro universidades: la Autónoma de Barcelona, la Autónoma de Madrid, la Carlos III y la Pompeu Fabra. El objetivo final es reiniciar la universidad, “pero nos conformamos con hacer un pequeño hackeo inoculando 10 virus benignos que no alerten al sistema inmune que tiene toda organización para defenderse de los cambios”, señaló Jorge Barrero. Esta conversión, apuntó el catedrático de Sociología y coordinador del doctorado en Educación de la UCM, Mariano Fernández Enguita, es en cierta forma urgente, ya que “vemos que si bien la universidad está todavía muy lejos del derrumbe, sí crece la desafección hacia ella”.

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Otra de las ideas que barajan los expertos es fijar la vista más allá de la educación superior e inspirarse, por ejemplo, en las etapas más tempranas, concretamente en la primaria y la secundaria. “No es obligatorio que la innovación nazca de la universidad, pero los campus sí están obligados a buscar dónde están surgiendo cosas nuevas”, alego Fernández Enguita. En este sentido, hay colegios e institutos que han fomentado el desarrollo de grupos más grandes de alumnos con dos o más profesores en la clase, la reorganización de los espacios y la conversión en hiperaulas, el fin de los horarios férreos o el empleo de nuevas tecnologías. Estas novedades que ya están desarrollándose en los centros más punteros “podrían empezar a ser copiadas desde la universidad”.

El decálogo también incluye otras propuestas, como el diseño de nuevas experiencias en la docencia, el impulso de nuevos perfiles de profesores, la conexión con la sociedad, la creación de comunidades de aprendizaje o la innovación abierta. Aterrizando estas propuestas a la práctica, explicó Zubillaga, urge superar el sistema que se base exclusivamente en leer, realizar ejercicios prácticos y entregar trabajos, así como incorporar en las facultades a perfiles docentes distintos al tradicional, más ligados al mundo profesional y menos al académico.

Además, a la universidad no se le pide una apertura de miras únicamente hacia la empresa, sino hacia otras ramas de la educación terciaria que tradicionalmente han quedado fuera de su órbita. “Nos referimos a la Formación Profesional. Se está produciendo un desarrollo de esta disciplina, las cifras dicen que hacen falta más titulados... Sin embargo, la universidad y la FP siguen sin hablarse. Es uno de los retos que los campus tienen por delante”, insistió Zubillaga. Los expertos tampoco exculpan a la universidad de su estancamiento: “No debemos escudarnos en la legislación cuando hay campus que con las mismas normas están haciendo cosas. No podemos escondernos en la ley hasta que no lleguemos al límite que nos da la ley”, recordó Jorge Barrero.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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