Referentes de la integración social de los menores
Amigos para Siempre, ganador de los VI Premios al Voluntariado Universitario de Fundación Mutua Madrileña
La implicación y el compromiso de las universidades y los estudiantes por colaborar con las ONG en sus actividades solidarias crece año tras año. De hecho, el número de proyectos de voluntariado puestos en marcha por las universidades españolas aumentó un 30% durante el curso escolar 17/18, como destaca el VI Estudio sobre voluntariado universitario que elabora la Fundación Mutua Madrileña. En total, se llevaron a cabo 1.957 iniciativas solidarias en las que colaboraron cerca de 20.000 alumnos de centros de todo el país.
Con el propósito de reconocer, promover y dar visibilidad a la labor solidaria de los universitarios españoles, la Fundación Mutua Madrileña puso en marcha hace ya seis años los Premios al Voluntariado Universitario. El galardón contribuye además al impulso o sostenimiento de los seis proyectos solidarios seleccionados cada año con una ayuda económica de 35.000 euros (10.000 euros para el ganador y 5.000 euros para los otros cinco proyectos finalistas).
En la sexta edición de los premios, que se acaba de fallar, la iniciativa ganadora ha sido Amigos para Siempre, de la Fundación Soñar Despierto, que ofrece apoyo a la educación (académica y en valores) a niños de entre 0 y 18 años que viven en centros de acogida de la Comunidad de Madrid y que han sido separados de sus padres por diversos motivos (malos tratos, prisión, adicciones, abandono…). Ha sido promovido por 400 alumnos de la Universidad Pontificia Comillas, Carlos III, Rey Juan Carlos, Politécnica de Madrid, Universidad Complutense, Universidad Autónoma, Universidad Europea de Madrid, Universidad de Alcalá de Henares y el Colegio Universitario de Estudios Financieros (Cunef).
“Después de seis ediciones y el gran interés que estos premios siguen suscitando, entendemos que de alguna forma han despertado la vocación solidaria de muchos jóvenes”, destaca Lorenzo Cooklin
El proyecto de la Fundación Soñar Despierto, que surgió hace 14 años en Barcelona y ahora cuenta con sedes también en Madrid, Sevilla y Valencia, ha beneficiado a más de 1.800 niños. “Los voluntarios van una tarde a la semana o una mañana, dependiendo de la actividad que vayan a hacer, prestar un refuerzo académico a los menores o realizar con ellos diferentes actividades de ocio y entretenimiento”, explica Isabel Mínguez, responsable de programas de voluntariado de la Fundación Soñar Despierto, que empezó como voluntaria universitaria y lleva cinco años unida al proyecto.
“Los voluntarios lo que hacen es ayudar a los niños con los deberes, salir con un par de ellos al parque, llevarlos al colegio, recogerlos del colegio, llevarlos a extraescolares… También, como hay bebés en la residencia, lo que hacen voluntarios es coger un carrito con dos bebés y sacarles de paseo”, continúa Mínguez.
Los voluntarios acompañan a los menores hasta que son independientes, intentando siempre estar con el mismo niño o con el mismo grupo de menores para que al final se cree un vínculo entre ellos. “Cuando se crea el vínculo entre el niño y el voluntario es probable que ese vínculo se mantenga una vez que el niño salga de la residencia”, subraya la portavoz de la fundación. Se trata así de proporcionarles “referentes para una vez que cumplan los 18 y salgan de la residencia, puedan servirles como ejemplo y apoyo y que al final no se sientan solos”.
Problemas cercanos
“Los jóvenes han demostrado que tienen una mayor sensibilidad hacia los problemas cercanos”, señala Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña. “Y la oportunidad de ayudar a los colectivos más necesitados de forma continuada es más fácil de hacer en España que fuera de nuestras fronteras, aunque solo sea por cuestiones económicas, logísticas o personales”, apostilla. El informe refleja que el 79% de estas actividades se realizaron en España, frente al 67% del año anterior.
El estudio también pone de manifiesto que los proyectos que despiertan un mayor interés entre los jóvenes son los vinculados con la población infantil, en primer lugar, seguidos de los programas dirigidos a los colectivos en riesgos de exclusión social, personas con discapacidad y acciones de cooperación al desarrollo.
En esta edición de los premios han concurrido 81 candidaturas, en las que han participado 1.800 alumnos de 76 universidades y 77 ONG. “Después de seis ediciones y el gran interés que estos premios siguen suscitando, entendemos que de alguna forma han despertado la vocación solidaria de muchos jóvenes”, destaca Cooklin.
Así es sobre todo para los proyectos ganadores. “Se sorprenden del poder de la comunicación y del efecto llamada que tiene, porque la realidad es que todos los chicos tienen un deseo de ayudar, pero a la hora de la verdad no saben dónde dirigirse”.
Finalistas
Fines de semana de ocio en las unidades de onco-hematología pediátrica. Alumnos de la Universidad Pontificia Comillas y la Fundación Blas Méndez Ponce. Persigue mejorar la calidad de vida de niños con cáncer con actividades lúdicas.
Soporte alimentario para personas sin hogar, ancianos y familias pobres a través del comedor de la Comunidad de Sant’Egidio. Universidades de Barcelona, Pompeu Fabra y Ramon Llull y la asociación CPS-Comunidad de Sant’Egidio. Ofrece un servicio de comedor para personas sin hogar y ancianos sin recursos en Barcelona.
Gran Kikaya: desarrollo de una comunidad abandonada. Varias universidades y la ONG Babies Uganda. 300 niños del distrito de Wakiso (Uganda) tendrán acceso a la educación y a un plato de comida diaria.
Sonríe y Aprende. Varias universidades y la Asociación Sonríe y Crece. Acceso a una educación de calidad de niños y adolescentes de las comunidades de Sabana Yegua (República Dominicana).
Feria de la salud saharaui: prevención y educación para la salud. Varias universidades y la Asociación Juvenil Moviendo Arena: amigos de Río de Oro. Promueve la salud y los hábitos de higiene en los campamentos de refugiados saharauis.