Así es el contrato del español con más poder en Coca-Cola
Manuel Arroyo es presidente en el área Asia Pacífico de la multinacional de bebidas refrescantes
El ejecutivo Manuel Arroyo, de 51 años, es desde el 1 de enero pasado el español con mayor responsabilidad de Coca-Cola a nivel mundial. Desde ese día es presidente de la compañía en Asia Pacífico, lo que le coloca solo por debajo del presidente y del consejero delegado, y a la par con los otros tres presidentes de las zonas geográficas en las que el grupo divide sus operaciones.
Este publicó hace escasos días sus resultados anuales, que arrojaron un beneficio de 5.675 millones de euros, cinco veces más que en 2017, pese a percibir unos ingresos de cerca de 28.000 millones de euros, un 10% menos.
En ese informe, la sociedad detalla alguna de las condiciones plasmadas en el contrato de Arroyo. La primera, su salario fijo: 525.000 dólares al año, unos 463.000 euros. Una cifra que, según se mire, puede parecer escasa para ese nivel de responsabilidad y en una empresa de este tamaño. Sin embargo, Coca-Cola contempla dos planes de incentivos, uno por rendimiento y otro a largo plazo, con los que puede multiplicar su retribución.
Los objetivos de rendimiento puede suponer un 125% añadido a su salario base, con lo que sumaría a este más de 600.000 dólares. Este plan va ligado a métricas como el incremento de los ingresos, la evolución del beneficio anual, o el incremento del cash flow. Los incentivos a largo plazo premian el liderazgo y el impacto de este sobre el desempeño de la compañía, y son puestos a discreción del consejo de administración de Coca-Cola.
El contrato también contempla una asignación de hasta 10.000 dólares en concepto de reembolso por un programa de planificación financiera, y una póliza sanitaria con la entidad Emory Executive Health.
De forma añadida, dado que Arroyo se ha trasladado a Singapur, tendrá a disposición tres billetes en clase business para viajar a España a visitar a su familia, y la compañía se hace cargo de los gastos escolares de sus hijos para lo que queda de curso, entre otros beneficios de su plan de movilidad. Eso sí, su nuevo puesto obligaría a Arroyo a incrementar las acciones que posee de Coca-Cola hasta que equivalga a cuatro veces su salario base, para lo que le da un plazo de cinco años.