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Seis claves de conducta ética para la alta dirección

La AED diseña un código de actuación, centrado en la transparencia y las personas, para garantizar la sostenibilidad de las empresas

Isidro Fainé, fundador de la AED (quinto por la izquierda), con los miembros de la comisión ética.
Isidro Fainé, fundador de la AED (quinto por la izquierda), con los miembros de la comisión ética.
CINCO DÍAS

Es necesario convencer al mundo empresarial de que la conducta ética es la única que garantiza la sostenibilidad y la rentabilidad de las empresas. La advertencia la hace Antonio Garrigues, quien afirma que “sin ética no hay futuro, y con ella se refuerza la validez de un modelo económico que está ahora en cuestión”. El abogado forma parte de una comisión de ética, valores y buen gobierno de la Asociación Española de Directivos (AED), institución fundada por el presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, uno de los principales impulsores del código de conducta para directivos, presentado este martes, quien señala que se trata de explicitar los valores que “nunca se deben perder de vista, dada su influencia y su responsabilidad ineludible ante el conjunto de la sociedad”.

Porque, señala Rosa García, expresidenta de Siemens, “en el siglo XXI todos los directivos deberán comportarse cumpliendo los más altos estándares éticos si quieren permanecer en el mercado”, aunque algunos lo harán por convencimiento y siguiendo su moralidad, y otros “por miedo con la seguridad de que, en este mundo tan digitalizado, si no se comportan éticamente, más tarde o más temprano, serán descubiertos y sus clientes les abandonarán”. Estos son los puntos relevantes del código propuesto por la AED.

1. Cumplimiento de la legalidad. El respeto del ordenamiento jurídico vigente es inexcusable para todo directivo. Deben respetar y proteger los derechos humanos y la dignidad de todas las personas afectadas por su actividad y la de su organización, y se opondrán a todas las formas de discriminación, acoso o explotación. Los directivos deben asumir como valor fundamental el respeto a la economía de mercado.

2. Personas: respeto, igualdad, diversidad, empleabilidad y conciliación. Los directivos, asegura el texto del manual, velarán por una cultura y un entorno de trabajo saludable y productivo, que canalice el potencial de las personas que trabajan en él. Procurarán, además, que las relaciones laborales sean estables, duraderas y con una remuneración adecuada. También se comprometerán a promover y llevar a cabo una gestión activa de la diversidad, tratando de fomentar la incorporación de perfiles poco representados en la organización o con una participación reducida en el mercado laboral. Asimismo, potenciarán un ambiente de trabajo compatible con el desarrollo personal, y facilitarán la implicación de su organización en actividades de voluntariado.

3. Sostenibilidad social, económica y ambiental. El ejecutivo debe asegurar la sostenibilidad a largo plazo, y comprometerse a promocionar los objetivos de desarrollo sostenible promovidos por Naciones Unidas, que mediante consenso mundial establecen las principales metas para garantizar el futuro del planeta.

4. Integridad: conflicto de intereses, información y confidencialidad. La alta dirección debe comprometerse a establecer los mecanismos y herramientas para garantizar un comportamiento íntegro en la organización. Ejercerán su profesión de forma diligente y de buena fe, con las más altas expectativas jurídicas y éticas. Se comprometerán a proteger al máximo la confidencialidad de la información relativa a los clientes, accionistas, empleados, o de cualquier persona física con la que se relacionen.

5. Transparencia. Debe ser tomada como valor fundamental de su actuación. Deberán ser fieles, transparentes y ágiles en la información suministrada a los accionistas y al consejo de administración. También velarán por que la contratación de los proveedores se desarrolle dentro de ese marco de transparencia, libre competencia e igualdad de oportunidades.

6. Excelencia, profesionalidad y protección de los bienes de la organización. Ejecutarán el desempeño y los riesgos de la organización de forma precisa y honesta. El rigor, la eficacia y la excelencia deben formar parte de los valores fundamentales de cualquier directivo. Además, el compromiso y el esfuerzo permanente son las bases de un trabajo excelente.

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