Naturgy da carpetazo a toda su producción eléctrica con carbón
Solicita al Gobierno el cierre de las centrales de Meirama, Narcea y La Robla, que, junto a la de Anllares suman más de 2.000 MW
El pasado 30 de diciembre, Naturgy envió al Ministerio para la Transición Ecológica la solicitud de cierre de sus centrales térmicas de carbón de Meirama (Galicia); La Robla (León) y Narcea (Asturias). Estos cierres, que se suman al que tiene en marcha para la central de Anllares (León), supondrá el adiós definitivo de la compañía a la producción de electricidad con carbón y una reducción de su capacidad instalada de algo más de 2.000 MW.
Estas plantas deben dejar de funcionar antes del 30 de junio de 2020, fecha de cierre que la normativa europea fija para aquellas que no se realicen las correspondientes inversiones medioambientales, especialmente, en desnitrificación, lo que les permitiría producir varios años más. De ahí que Naturgy haya cursado las peticiones con tiempo, pues sobre esta se deben pronunciar el oprador del sistema, REE; la CNMC y, finalmente, el ministerio.
El cierre de La Robla (de 619 MW de potencia) le fue comunicado a los trabajadores a principios de este mes y el de Meirama (557 MW) y Narcea (502 MW), se les anunció este lunes. La clausura afecta a 239 empleados, que se sumarán a los 70 de Anllares (empleo directo).
Para paliar los efectos de estos cierres, la compañía que preside Francisco Reynés ha anunciado inversiones de 300 millones de euros para las afectadas en Castilla y León y 200 millones para la de Meirama. En este caso, la compañía prevé otros 80 millones de inversión en un parque eólico y en un centro avanzado de gas renovable, además de una iniciativa para atraer nuevos proyectos industriales en colaboración con la Xunta de Galicia. En este sentido, propondrá a las empresas auxiliares de la comarca continuar trabajando para los nuevos proyectos que sustituirán a la térmica.
Según indica Naturgy en una nota, “las políticas energéticas impulsadas por Europa y España, junto al actual contexto de mercado y regulatorio, no permiten la viabilidad económica de las centrales de generación con carbón”.
En los cuatro casos, la empresa ha diseñado un plan de adecuación de las plantillas ha diseñado, además, un plan de adecuación de las plantillas, parte de las cuales podrían continuar trabajando en las labores de desmantelamiento que durarán cuatro años, o su reubicación en otros centros. Otra parte, podrían optar a la prejubilación. En el caso de Meirama, la intención es que mantengan el empleo casi 40 de los 77 empleados.
Las medidas se enmarcan, según Naturgy, “dentro de un nuevo contexto regulatorio, medioambientalmente más exigente y eficiente, en el cual es obligatorio afrontar nuevas inversiones para que las plantas puedan continuar funcionando más allá de 2020”. Además, los precios de mercado, el mayor coste del precio del CO2 y las tasas medioambientales han agravado la viabilidad económica de estas plantas”.
Una producción en declive
Las cuatro centrales térmicas que Naturgy quiere cerrar produjeron el año pasado 3.693 TWh, lo que supuso una media de 1.859 horas anuales, cuando lo habitual antes era funcionar unas 5.000 horas. De hecho, en 2017, estas plantas superaron las 6.000 horas de producción. La fuerte caída se atribuye, además de la falta de actividad de Anllares, para la que se solicitó el cierre en 2017, a fuerte incremento de los precios de emisión de CO2, que necesitan adquirir para funcionar.
Las tres grandes eléctricas han solicitado cierres: Endesa el de sus grandes térmicas de Teruel y Compoistilla e Iberdrola las dos pequeñas que le quedas (Lada y Velila). Todas tienen a su favor la disposición del actual Gobierno de admitir unos cierres que considera necesarios para la descarbonización .