El FGD cierra la derrama extra por la venta del ladrillo de Sabadell y BBVA
El fondo se reúne mañana para aprobar la solución para que las ayudas públicas de 4.500 millones no computen como déficit público
Como estaba previsto la banca, Economía y el Banco de España dan por concluidas las negociaciones para evitar que la venta de activos tóxicos de Banco Sabadell y BBVA este año compute como déficit público. El Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) se reunirá mañana 12 de diciembre para aprobar la fórmula consensuada para que las ayudas que recibieron Sabadell con la compra de CAM, y BBVA por la de Unnim en 2012 no afecten a las cuentas del Gobierno. En total, unos 4.500 millones de euros, que de haber computado con déficit habrían provocado un agujero en los presupuestos del Estado.
La solución aprobada, y adelantada ya por Cinco Días, consistirá en la fragmentación en tres ejercicios de la factura de estos aproximadamente 4.500 millones que debe abonar el conjunto de la banca al FGD por los esquemas de protección de activos (EPA) que Sabadell y BBVA recibieron ante las previsibles pérdidas de su cartera de activos inmobiliarios. Inicialmente ambas entidades contaban con 10 años para cargar al fondo el 80% de las pérdidas de los activos tóxicos de CAM y Unnim, pero la venta acelerada de estas carteras durante este año han provocado que el pago al FGD (que se cubre con las aportaciones de las entidades financieras) de esta factura por parte de la banca se tuviera también que realizar con antelación.
El problema era que si se obligaba a la banca a realizar el abono en un solo ejercicio podría haber dado al traste con la cuenta de resultados de algunos bancos. Además, al considerarse el FGD un organismo semipúblico (está presidido por la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado), podría haber computado como déficit público.
Al final, y tras las negociaciones mantenidas con el Banco Central Europeo (BCE) y Bruselas, el acuerdo alcanzado con las entidades financieras de fragmentar en tres ejercicios esta derrama extra ha convencido a todas las partes, explican varias fuentes conocedoras de las negociaciones que se abrieron en junio. El BCE, de hecho, ha sido el impulsor de que el sector financiero se deshiciese ya de sus activos vinculados al ladrillo, y por lo tanto de que se acelerase sus ventas.
Europa pretende que el futuro fondo de garantía europeo nazca ya sin el lastre de las ayudas a la banca. De ahí, que todo el sector, incluidos BBVA y Sabadell hayan vendido gran parte de sus carteras inmobiliarias prácticamente de una sola vez, en lugar de enajenarse activo por activo, lo que hubiera dilatado el pacto en el tiempo, y por tanto la incertidumbre sobre las pérdidas que podrían generar esta parte del negocio heredada de las entidades intervenidas y posteriormente subastadas.
Eso sí, el acuerdo, finalmente, comenzará a contabilizarse en las cuentas de 2019, en vez de en este ejercicio como inicialmente se preveía. Esta vía también evita, de momento, que Economía suba las cuotas que la banca paga al FGD, aunque no se descarta que este alza de las aportaciones del sector (bancos, antiguas cajas de ahorros y cooperativas de crédito) se pueda retomar el próximo ejercicio, pero ya desvinculado de este proceso, explican fuentes financieras. Con la aprobación por parte del FGD de esta fragmentación del pago Sabadell y BBVA pueden cerrar la venta de sus activos a Cerberus. (Sabadell también ha vendido créditos fallidos a a Deutsche Bank).
Sociedades con Cerberus
El desglose. De la cifra total que quedan por cubrir del EPA, cerca de 3.500 millones corresponden a Banco Sabadell, ayudas que recibió al comprar CAM ante posibles pérdidas en la cartera de inmuebles. El fondo de garantía protegió al banco que preside Josep Oliu con una cartera de activos de la antigua caja alicantina valorada en 24.644 millones, y a BBVA una exposición de 7.359 millones en Unnim.
Fuera de balance. BBVA como Sabadell han creado sociedades con Cerberus en las que el fondo de EE UU controla en todos los casos el 80% o más del capital. Esta fórmula, puesta en práctica por primera vez por Santander y Blackstone, permite a los dos grupos que desconsoliden de sus balances el lastre del ladrillo. Además, se limitan sus posibles pérdidas al haberse ya fijado un precio de venta.