El FGD logra que la venta del ladrillo de Sabadell y BBVA no afecte al déficit público
El Gobierno acepta que la banca fraccione las ayudas en tres años El cómputo se iniciará en 2019, tras demorarse el pacto
La venta de activos tóxicos de Sabadell y BBVA no va afectar al déficit público. A falta aún de algún fleco el Gobierno junto con el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), encabezado por la subgobernadora Margarita Delgado, han logrado casi cerrar la fórmula para que las ayudas que recibieron Sabadell con la compra de CAM, y BBVA por la de Unnim en 2012 no computen como déficit público. El previsible acuerdo también contaría con el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) falta de los retoques finales, señalan fuentes conocedoras de las negociaciones.
El objetivo es evitar que los aproximadamente 4.500 millones de euros, aún pendientes de devolver al FGD por los esquemas de protección de activos (EPA) que Sabadell y BBVA recibieron por las previsibles pérdidas de su cartera de activos inmobiliarios, se carguen contra la cuenta que los bancos abonan al fondo con una derrama extra este año. De ahí, que se haya negociado con Bruselas pagarlo de forma fraccionada en los tres próximos ejercicios, y sin que compute en el déficit público. Aunque también es cierto que lo ideal es que el plazo se acorte a un ejercicio, el de 2019, apuntan fuentes financieras.
De la cifra total que quedan por cubrir del EPA, cerca de 3.500 millones corresponden a Banco Sabadell, ayudas que recibió al comprar CAM ante posibles pérdidas en la cartera de inmuebles. El fondo de garantía protegió al banco que preside Josep Oliu con una cartera de activos de la antigua caja alicantina valorada en 24.644 millones, y a BBVA una exposición de 7.359 millones en Unnim.
Inicialmente, el FGD (que se cubre con las aportaciones de las entidades financieras) y la banca intentó cerrar un acuerdo para este mismo año, pero tanto los cambios de Gobierno como los del Banco de España, con gobernador y subgobernadora recién aterrizados, han derivado en que la solución se haya demorado hasta el próximo ejercicio.
El acuerdo ha sido posible tras conseguir BBVA como Sabadell vender sus activos vinculados al ladrillo en grandes carteras prácticamente de una sola vez, en lugar de enajenarse activo por activo, lo que hubiera dilatado el pacto en el tiempo, y por tanto la incertidumbre sobre las pérdidas que podrían generar esta parte del negocio heredada de las entidades intervenidas y posteriormente subastadas.
“La venta de carteras es una fórmula más simplificada”, señalan fuentes conocedoras de las negociaciones. “Al Fondo de Garantía de Depósitos
le interesa, no solo facilitar estas operaciones, sino
limitar su riesgo final global con las entidades y se está negociando que no afecten al déficit público”, apuntó el pasado mes de junio el ya exgobernador del Banco de España, Javier Alonso.
El hecho de que los dos bancos hayan logrado vender sus carteras a fondos de inversión, curiosamente en ambos casos a Cerberus (Sabadell también ha vendido créditos fallidos a promotor y pymes a Deutsche Bank), ha facilitado el proceso de negociación
Tanto BBVA como Sabadell han creado sociedades con Cerberus en las que el fondo estadounidense controla en todos los casos el 80% o más del capital. Esta fórmula, puesta en práctica por primera vez por Santander y Blackstone, permite a los dos grupos bancarios que desconsoliden de sus balances el lastre del ladrillo. Además, se limitan sus posibles pérdidas al haberse ya fijado un precio de venta de estos activos tóxicos, que es incluso inferior o igual que las previstas inicialmente por los bancos y el FGD.
De cualquier forma, ni BBVA ni Sabadell pueden firmar la venta definitiva de sus respectivas carteras con EPA hasta que el Fondo de Garantía de Depósitos no apruebe estas ventas, lo que ocurrirá una vez que estén resueltos todos los flecos para que las pérdidas no computen como déficit público.
El banco que preside Francisco González ya anunció la pasada semana que había cerrado las compras de unos 4.000 millones de euros netos de sus activos tóxicos a Cerberus, aunque se excluían los correspondientes a la cartera sujeta a EPA de Unnim y en los que la Generalitat de Cataluña tiene derecho de tanteo. Sabadell, por su parte, aún no ha cerrado la firma definitiva de la operación de venta de unos 10.800 millones de euros brutos anunciada en julio a Cerberus y Deutsche Bank. Pese a ello, se espera que estas operaciones se concreten definitivamente en breve, apuntan varias fuentes financieras.
Los supervisores europeos están presionando para que se vendan todas las carteras con ayudas públicas antes de crear un fondo de garantía europeo. No quieren que el fondo europeo arrastre mochilas del pasado.