Los nómadas digitales, claves para fortalecer la comunidad tecnológica
Gran Canaria se ha convertido en un destino predilecto a nivel mundial para estos trabajadores Este visitante pasa más tiempo y gasta más que un turista tradicional
En los últimos cuatro años han pasado por Canarias más de 10.000 remote workers (teletrabajadores) que sepamos. Según la Asociación Canaria de Espacios Colaborativos, es muy difícil cuantificar una cifra exacta ya que la definición también es muy amplia. “Un ejecutivo que viene de vacaciones y aprovecha sus ratos libres para trabajar, también es un trabajador remoto. Lo que es obvio es que es una tendencia que está creciendo exponencialmente, ya que la tecnología ha facilitado que sea posible y que sea más productivo.
Si Canarias recibe 17 millones de turistas anualmente, es razonable pensar que un 5% trabaja durante su viaje”, afirma Nacho Rodríguez, presidente de esta asociación y fundador del Nomad City, un evento que reunirá en Gran Canaria a casi 300 “nómadas digitales” de todo el planeta del 8 al 14 de octubre. Gran Canaria se ha posicionado, entre más de mil en el mundo, como uno de los destinos predilectos para estos trabajadores en remoto. Lo ha conseguido gracias a su conectividad aérea, por su clima, su oferta gastronómica, de ocio y deporte, la seguridad de estar en Europa y, especialmente, por su conexión a internet. Según los rankings virtuales que ellos mismos elaboran, el wifi canario es envidiable, mejor que el de muchas grandes ciudades de Europa y Estados Unidos.
De hecho, “Canarias es un ejemplo fascinante de una economía que está aprendiendo a capitalizar el trabajo en remoto como una industria en crecimiento”, asegura Laurel Farrer, una de las ponentes más esperadas en el próximo Nomad City.
Farrer, experta en comunicación virtual y asesora del gobierno de Estados Unidos en esta materia, entiende que “Gran Canaria ha desarrollado una estrategia para atraer específicamente a los trabajadores remoto, visitantes que extienden la estancia media del turista tradicional”, y es que muchos de ellos no pasan menos de diez días en la isla, algunos llegan a establecerse un par de años. “Infraestructuras estables, espacios coworking, alquileres a corto plazo, proporcionan a los nómadas los recursos necesarios para vivir su sueño de trabajar desde una situación inmejorable. Algunos han relocalizado aquí sus negocios fortaleciendo la comunidad tecnológica del área”.
“Atraer a empresas puede ser un proceso largo y costoso para un gobierno municipal o regional, pero al conectar con trabajadores virtuales, una ciudad puede reducir la tasa de desempleo local y aumentar los impuestos sin un gran coste”, añade Farrer, “esta opción otorga a los trabajadores de zonas aisladas acceso a empleos de calidad que no están disponibles en su región, estimulando y creando beneficios para la economía local”.
Tammy Bjelland, también ponente en el Nomad City, coincide con Laurel Farrer en que el problema más común de esta forma de trabajar es el aislamiento. “Por ese motivo, me lancé a crear Workplaceless (empresa que ofrece asesoramiento para trabajar en remoto de manera eficiente). Había una carencia de recursos formativos. Hemos creado incluso una certificación para los que quieran trabajar en remoto, pero no tienen experiencia. El próximo será para managers y líderes de equipo”, concluye Tammy.
El ejemplo perfecto de remote worker lo encontramos en Bogumil Baranowski, fundador de Sicart Associates, empresa especializada en inversión para familias y empresarios a ambos lados del Atlántico y el Pacífico. Este polaco, formado en Bruselas y París, acaba de instalarse en Nueva York para pasar una temporada, tras visitar más de 80 países. “Les digo a todos mis clientes y amigos: ¡Las mejores ideas de inversión están ahí fuera. No en la oficina detrás de las pantallas del ordenador! Y no hay nadie que tenga una experiencia más directa y global que los trabajadores remotos. Es por eso que creo que cada trabajador remoto debería ser un inversor, y, de hecho, ¡cada inversor debería ser un trabajador remoto!”, afirma con rotundidad Baranowski.
Otro gran obstáculo al que debe enfrentarse esta nueva tendencia labora en el mundo es la fiscalidad. “Creo que los regímenes económicos y regulatorios deben evolucionar para adaptarse a las complejidades de la vida remota. ¿Dónde está mi banco? ¿Dónde pago impuestos? ¿Dónde están mis clientes? ¿Cómo lo concilio todo? Todavía estamos demasiado organizados en términos de países, fronteras nacionales, pero las nuevas tendencias nos están llevando a un lugar nuevo y muy emocionante, donde podemos vivir, trabajar e invertir en cualquier lugar que nuestro corazón desee”.