Las dudas sobre el proyecto de Berkeley se extienden al mercado
El CSN tiene que emitir un informe sobre la apertura de la mina La firma: “Hemos recibido más de 120 aprobaciones para el proyecto”
La empresa minera Berkeley Energía se ha convertido en una de las protagonistas de la Bolsa desde su debut el 18 de julio. Su cotización ha experimentado un constante vaivén de precios. Primero, al dispararse desde los 0,474 euros por acción del estreno hasta marcar su máximo de 3,27. Tras la subida ha caído hasta los 0,58 euros por título en un proceso de ajuste de precios entre los otros dos mercados en los que cotiza: Australia y Reino Unido.Todo ello sin que haya comenzado su actividad empresarial, que pretende explotar una mina de uranio en Retortillo (Salamanca) y crear una planta para su tratamiento, catalogada como instalación radiactiva de primera categoría.
Berkeley no puede comenzar las obras porque carece de la autorización de construcción, que debe conceder el Ministerio para la Transición Ecológica, y de la licencia de urbanismo, potestad del ayuntamiento de Retortillo.
El pasado junio, la Comisión de Energía del Congreso aprobó una resolución en la que el Congreso "insta al Gobierno a paralizar" el proyecto. Así consta en el Boletín Oficial de las Cortes Generales del pasado 20 de junio, en el que se apunta además que la cámara solicitaba al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que realizase un informe sobre el estado en que se encontraba la evaluación de la solicitud de autorización de construcción de la planta de tratamiento de uranio. El informe, que debía haber sido emitido antes de agosto, aún no se ha realizado y, según fuentes del CSN, no se producirá próximamente.
El recorrido de dicha resolución es limitado ya que no ha sido votada en el pleno del Congreso. Su origen se remonta a una alegación presentada por el grupo parlamentario Unidos Podemos al informe anual del CSN de 2016, aclaran desde la empresa.
La compañía asegura que todo está en orden. “Berkeley ha recibido más de 120 aprobaciones para el proyecto de Salamanca, incluyendo la aprobación inicial del CSN. El proyecto está completamente financiado por instituciones de Reino Unido así como por el fondo soberano de Oman, y es altamente rentable a los precios actuales”, afirma una portavoz.
En 2012 la empresa estatal Enusa, que había formado un consorcio con Berkeley, se retiró del proyecto tras estudiar el plan de viabilidad. La propia Enusa había abandonado en 2000 los yacimientos de Saelices El Chico, también en Salamanca, por la baja rentabilidad que ofrecían.
Recientemente, Berkeley ha emitido 81.000 acciones como parte de su plan de incentivos para trabajadores y 700.000 derechos sobre acciones para empleados clave y consultores. Sin embargo, la compañía, que quiere crear 2.500 empleos, no ha comenzado a operar ni dispone de ingresos.
Pese al carácter antinuclear del actual Ejecutivo, desde Berkeley matizan que “el proyecto de Salamanca no está afectado por el anuncio reciente de cierre de plantas nucleares al nal de su vida útil, ya que España ha iniciado la transición energética del carbón y la energía nuclear hacia otras fuentes de energía renovables”. Y añaden que “hay alrededor de 55 plantas nucleares construidas en el mundo, por lo que la demanda de uranio existe”. “La mina producirá un concentrado para exportar y contribuir a los consumidores de la UE y a EEUU a cumplir con sus objetivos de energía renovable”, agregan. Cierto es que la minera reconoce ante la CNMV que “no es posible garantizar la rentabilidad futura de la sociedad”.
Proyecto Salamanca
Precio del uranio. En los planes de viabilidad de la empresa, realizados en 2012, contaban con el supuesto de que alcanzase los 65 dólares la libra, Actualmente, el precio del uranio ronda los 26 dólares y se encuentra en situación de devaluación desde la crisis de la central nuclear de Fukushima.
Controles de calidad. En una inspección del CSN de 2016 para comprobar aspectos relativos al Programa de Vigilancia Radiológica Ambiental (PVRA), que debe estudiar los niveles de radiación, el organismo databa que ninguna de las personas responsables del citado programa “ha recibido una formación específica en PVRA”. La responsable del PVRA es ingeniero de minas y según el informe, ha superado el curso de Supervisor de instalaciones radioactivas.